En algunos casos el período de adaptación puede convertirse en un trauma, algunos niños se muestran alterados, incluso pueden llegar a enfermarse o sufrir trastornos psíquicos producidos por el estrés que les causa la vuelta al cole.
Acabo de dejar a mi niña en el cole, por suerte ella se queda muy bien, pero no es el caso de un compañerito que pateaba las paredes de la clase a grito pelado. “Es normal", decía la maestra.
Desde ese tipo de rabietas hasta pataletas por no querer levantarse o vestirse, desgano y falta de interés con todo lo relacionado con el colegio son los típicos síntomas del trauma postvacacional, que afortunadamente tanto para padres como maestros, es un trastorno pasajero.
No debería pasar más de un par de semanas para que tu hijo se adapte a la nueva situación, más allá de ese tiempo sería conveniente hablarlo con la maestra si notas que pueda estar deprimido o que muestra demasiado rechazo al colegio.
Como padres, lo que podemos hacer es facilitarles lo máximo posible su adaptación. En artículos anteriores ya hemos dado algunos consejos a poner en práctica para aliviar el regreso a la rutina escolar y hacer más llevadero el comienzo de clases para los más pequeñitos.
Debemos crear actitudes positivas respecto a la escuela, mostrar seguridad y confianza, intercambiar con la maestra toda la información que facilite un mayor conocimiento de los niños y no interregarles instistentemente sobre su actividad en el colegio.
En este período no es aconsejable todavía apuntar al niño en actividades extra escolares, ya que el exceso de responsabilidad puede suponer aún más estrés para el pequeño. Si aún no ha conseguido adaptarse al colegio, no es conveniente agregar más obligaciones.
Si los niños son mayorcitos conviene que tomen contacto con los libros y los temas que tratarán previamente al comienzo de clases. Hay niños que temen a la novedad, y de ese modo, se sentirán que van algo más preparados.
El período de ajuste no es únicamente para los niños, a los padres también nos altera en mayor o menor medida adaptarnos a los nueva rutina y quieras que no, el niño también lo percibe. Debemos intentar no traspasarles nuestra propia ansiedad a los pequeños que ya tienen bastante con su propia adaptación.
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