¿Cuando los niños se sienten "niños", "niñas", una mezcla de ambos o algo diferente? Es decir, ¿cuándo desarrollan su identidad de género? ¿Hay una edad específica? Hablamos del sentimiento de sentirse identificado con un género u otro.
Los expertos proponen una evolución de esta identidad de género según la edad, aunque es importante destacar que la comprensión y establecimiento de la identidad de género puede ser única para cada niño, y no todos los niños siguen una progresión de desarrollo idéntica. En este artículo hablamos de pautas generales a través de la opinión de entidades y expertos.
Identidad de género: ¿qué es?
La identidad de género se refiere a la profunda y personal forma en que una persona se siente y se identifica en términos de género. Es su sentido interno y subjetivo de "ser y sentirse hombre, mujer, una mezcla de ambos, ninguno, o algo diferente".
La identidad de género no siempre coincide con el sexo asignado al nacer (el sexo biológico), que se basa en características físicas como genitales, cromosomas y características sexuales secundarias, y es entonces cuando aparece la disforia de género (que desarrollaremos un poco más adelante).
Desarrollo de la identidad de género según la edad
La comprensión de la identidad de género en los niños puede variar ampliamente según el niño y su desarrollo. Sin embargo, hay algunas pautas generales que los expertos han observado en relación a cuándo los niños comienzan a plantearse su identidad de género, según su edad:
1. Infancia temprana (2-3 años): expresan preferencias
En la infancia temprana, algunos niños comienzan a expresar sus preferencias en términos de género en cuanto a la ropa que quieren usar, los juguetes con los que desean jugar y cómo se identifican (eso sí, es importante matizar aquí que la sociedad y la industria suelen imponerles todo esto según su sexo). Todo esto puede ser una señal de que están comenzando a explorar su identidad de género.
En torno a los dos años "aprenden" las conductas y los roles de género, es decir, "lo que se espera de ellos según sean niños o niñas" (por ejemplo, que jueguen con muñecas o con coches, que les guste el rosa o el azul, que sean sensibles y muestren sus emociones o todo lo contrario, etc.; por suerte, esto está empezando a cambiar y los roles de género van perdiendo fuerza).
Y entre los 18 meses y los 3 o 4 años (aproximadamente) los niños toman conciencia de su cuerpo y de las diferencias anatómicas entre niños y niñas, y de hecho la conciencia de identidad sexual aparece a esta edad.
2. Edades preescolares (3-5 años): mayor comprensión
Durante estos años, muchos niños tienen una comprensión más sólida de su identidad de género. Pueden decir con firmeza que son un niño o una niña, o pueden expresar que son de un género diferente al que se les asignó al nacer. Esto es comúnmente parte del proceso de desarrollo y exploración.
3. Edades escolares (6 años en adelante): comprensión sólida y firmeza
A medida que los niños crecen, su comprensión de la identidad de género puede volverse más sólida. Algunos niños pueden comenzar a insistir en que se les trate de acuerdo con su identidad de género, lo que puede incluir la solicitud de un cambio de nombre o pronombres.
Según Félix López, psicólogo e investigador, no es hasta (alrededor) de los 6 o 7 años cuando la identidad de género se hace estable, es decir, el niño entiende que va a perdurar en el tiempo.
El inicio de la identidad de género: entre los dos y los tres años
Entidades reconocidas están de acuerdo con esta evolución. Por ejemplo, según la Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), citada en la BBC, "cuando los niños pueden expresarse por sí mismos, se declararán niño o niña (y algunas veces algo entre estos dos). Ésa es su identidad de género".
Los pediatras de esta institución aseguran que eso sucede "más o menos, a los dos años de edad", pues es entonces cuando somos "conscientes de las diferencias físicas entre niños y niñas".
Y añaden que antes de su tercer cumpleaños, la mayoría de los niños se identifican fácilmente, ya sea como niño o niña, y que a los cuatro años, la mayoría ya tienen un sentido estable de su identidad de género.
Por otro lado, Patrick Leman, psicólogo e investigador de la Universidad King's College de Londres, en Reino Unido, también coincide en esta edad, y explica que esto "sucede entre los dos y los tres años de edad".
Leman explicó en una entrevista, también para la BBC, que los niños no solamente pueden diferenciar de forma consistente entre chicos y chicas, y comprender las diferencias de género muy fácilmente, sino que también saben identificar qué son ellos.
Sexo biológico vs. Identidad de género
Sin embargo, según el experto, antes de esa edad es probable que los niños ya hayan escuchado mensajes de sus padres, amigos y medios de comunicación sobre el género. Desde un punto de vista psicológico, sabemos que el género se construye socialmente, y no es exactamente que "nazcamos con uno u otro" (aunque el sexo biológico en general coincide con el género, pero insistimos, no siempre es así).
Porque una cosa es el sexo biológico y la otra el género (aquello que "se espera" de nosotros socialmente y culturamente por ser hombres o mujeres, es decir, las creencias, estereotipos y roles de género).
Lourdes Gaitán, socióloga perteneciente al Grupo de Trabajo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), en España, así lo afirma: "la cuestión de género se construye socialmente". Gaitán además se opone a lo que dice Leman y otros autores y defiende que la identidad de género no sucede a una edad determinada, y que este género está influido por el pensamiento evolutivo que tenemos dentro".
"No se puede decir que surja a una edad determinada; es un planteamiento en el que no entramos los sociólogos. El proceso de construcción de identidad se da en etapas, y los sociólogos usamos el concepto de reproducción interpretativa para explicarlo".
Lourdes Gaitán
Así, la socióloga insiste en que no podemos asegurar con carácter universal que a los dos o tres años se construye o se identifica la identidad de género.
La reproducción interpretativa: construir la identidad de género
La reproducción interpretativa sostiene la idea de que los niños y sus infancias resultan influidos por la sociedad y cultura de la que son miembros, pero que además, ellos construyen, y no sólo reciben, su identidad de género, a base de observar, comunicar, e incorporar unas cosas y otras no.
Según esta teoría, los factores culturales son parte de esa forma de construcción social colectiva de los papeles atribuidos a un sexo o a otro, pero el proceso es mutuo; los niños son influenciados por la sociedad y por lo que se espera de ellos por ser niños o niñas, pero ellos también son agentes activos en la construcción de su identidad.
Disforia de género: cuando el sexo y la identidad de género no coinciden
Los pediatras de la AAP afirman que "la identidad de género de la mayoría de los niños está alineada con su sexo biológico. Pero, para algunos niños, la correspondencia entre el sexo biológico y la identidad de género no es muy clara".
Y es entonces cuando aparece la disforia de género, que es la profunda sensación de incomodidad y aflicción que puede ocurrir cuando el sexo biológico no coincide con la identidad de género ("biológicamente soy un niño, pero me siento una niña", y viceversa).
Cada niño, su proceso
En resumen, a los dos o tres años los niños empiezan a explorar su identidad de género, que está influenciada por su biología pero también por la sociedad, el entorno y los roles de género. Y no es hasta los seis o siete años cuando la identidad de género se hace estable, aunque las cifras no siempre son exactas (y de hecho hay expertos, como hemos visto, que no están del todo de acuerdo).
Lo que está claro es que algunos niños pueden tener una comprensión temprana y firme de su identidad de género, mientras que otros pueden necesitar más tiempo para explorar y comprender este aspecto de sí mismos.
Los padres, cuidadores y educadores desempeñan un papel crucial a la hora de apoyar a los niños a medida que exploran su identidad de género, y por ello debemos ofrecerles un entorno seguro y de aceptación, empático, validante y de escucha activa para que puedan expresarse y ser ellos mismos sin temor a sentirse juzgados.
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