Actividades con trasvases Montessori: en qué consiste y cómo beneficia a los niños este práctico y divertido juego casero

Hacer trasvases (pasar sustancias o elementos de un recipiente a otro) es una actividad de vida práctica Montessori con la que el niño entrena diferentes habilidades beneficiosas para su día a día, al tiempo que estimula sus sentidos y su desarrollo motor.

Se trata de una actividad muy sencilla que podemos preparar con materiales que tenemos en casa, y que mantendrá entretenidos a los peques durante mucho tiempo.

Te explicamos en qué consisten las actividades con trasvases Montessori y qué beneficios aportan a los niños.

Trasvases Montessori: ¿en qué consiste y cómo preparar esta actividad?

Hacer trasvases consiste en pasar elementos de un recipiente a otro. Los elementos pueden ser ser sólidos (transferencia en seco) o líquidos (trasvases húmedos), y trasvasarlos con las manos o utilizando diferentes herramientas (cucharas, pinzas, pipetas, jarras, jeringuilla, embudos, cuencos, vasos, coladores...).

Esta actividad forma parte de la vida práctica Montessori; es decir, mientras el niño la realiza está desarrolla una serie de habilidades y destrezas que le preparan para acometer diferentes actividades cotidianas de su día a día. De este modo, jugar con bandejas para trasvases permiten al niño entrenar habilidades en la cocina, como preparar alimentos, servir, comer, limpiar la mesa...

A la hora de preparar esta actividad podemos echar mano de materiales sencillos que todos tenemos en casa, como pequeños utensilios caseros (tapones de botella, corchos, cascabeles, botones, pinzas de la ropa, pompones...), alimentos (arroz, garbanzos, judías, nueces, harina...), líquidos o incluso elementos de la naturaleza (piñas, cantos rodados, arena...). Si vamos a trabajar con agua, también podemos utilizar colorante alimenticio para teñirla y hacer más atractiva la actividad.

Podemos colocar todos los materiales y herramientas sobre una mesa a la altura del niño, o bien disponerlos en una bandeja para que pueda trasportarla fácilmente de un sitio a otro y seguir practicando en cualquier sitio.

¿A partir de qué edad está recomendada y qué tener en cuenta antes de empezar?

La edad ideal para empezar a hacer trasvases es entre los 18 y 24 meses, pues suele ser el momento en que los peques empiezan a mostrar un especial interés en imitar a los adultos.

Antes de comenzar esta actividad debemos tener en cuenta lo siguiente:

- Asegúrate de que el niño ha superado la fase de meterse las cosas en la boca, pues se trabaja con elementos de pequeño tamaño que podrían suponer un riesgo.

- Los adultos debemos presentar al niño esta actividad y mostrarle cómo hacerlo. Una vez que el niño comience a intentarlo es importante no corregirlo, ni por supuesto regañarle si vierte el contenido. El niño irá aprendiendo poco a poco a base de experimentar y errar.

- Los elementos que incluyamos en la bandeja deben estar dispuestos según el orden de uso, que siempre debe ser de izquierda a derecha y de arriba a abajo.

- Comienza en primer lugar presentando al niño trasvases de elementos en seco utilizando sus manos, pues esta actividad es más sencilla de realizar. Cuando el peque haya dominado la técnica, el segundo nivel sería comenzar a introducir herramientas para hacer los trasvases (pinzas, cucharas, cuencos...), y por último, hacer trasvases con líquidos.

- Cuando el niño comience a realizar trasvases con líquidos, coloca siempre en la bandeja una esponja o un trapo para poder recoger el contenido que se vierta.

Se trata de una actividad cuya complejidad debe ser progresiva, adaptándose en todo momento al desarrollo del niño, interés y motivación.

Beneficios para los niños de hacer trasvases

Además de ser una actividad muy sencilla, rápida y económica de preparar, resulta especialmente entretenida para los niños y les aporta todos estos beneficios:

Experiencia sensorial

Podemos aprovechar esta actividad para presentar al niño diferentes materiales y texturas que estimulen sus sentidos. En cuanto a los recipientes utilizados (cuencos, vasos, bandejas, jarras...) se recomienda que sean preferiblemente de cristal, madera, mimbre... evitando a ser posible el plástico, para una mejor estimulación de los sentidos.

Antes de usar el cristal debemos asegurarnos de que el niño está preparado para hacerlo y entiende la importancia de manipular los utensilios de forma lenta y delicada, para evitar que se rompa.

Aprendizaje vivencial y experimental

Realizar trasvases de forma autónoma potencia el aprendizaje de los niños desde un punto de vista vivencial y experimental. Los peques aprenden a desarrollar la lógica, la iniciativa, la toma de decisiones y la resolución de conflictos mediante la práctica de ensayo-error.

Aprendizaje de conceptos científicos

Trasvasando elementos los niños aprenden conceptos como lleno-vacío o dentro-fuera, además de ir interiorizando poco a poco aspectos relacionados con el peso, la capacidad, los volúmenes, los distintos estados de la materia....

Favorece el desarrollo motor

Trasvasar sustancias de un recipiente a otro permite al niño entrenar sus habilidades manuales, fortalecer los músculos de las manos y los dedos, favorecer la coordinación óculo-manual y estimulación visual o entrenar la pinza, entre otros muchos aspectos. A medida que la actividad vaya ganando complejidad (por ejemplo, incorporando pipetas, jeringuillas, embudos, coladores...), el desarrollo de las destrezas motoras será cada vez mayor.

Almudena Palacios, maestra especializada en pedagogía Montessori, educadora en Disciplina Positiva y autora de Viviendo Montessori y Creciendo en Positivo, destaca además los siguientes beneficios motores de trabajar con bandejas de trasvases:

Además de favorecer el sentido del equilibrio cuando el niño transporta las bandejas de un sitio a otro, entre otros beneficios que aporta esta actividad está el orden -ya que el material necesario esta colocado y a mano para ellos-, los límites - la bandeja acota el espacio de trabajo-, la concentración, la secuenciación y la independencia.

Prepara al niño para la lectoescritura

Las peculiaridades que tiene esta actividad preparan al niño para la lectoescritura:

- En primer lugar porque la actividad se desarrolla de izquierda a derecha, por lo que el cerebro comienza a entrenarse para los ejercicios de lectura y escritura.

- Y segundo, porque como hemos visto, los trasvases ayudan a fortalecer la musculatura de las manos y practicar movimientos imprescindibles para la escritura, como la pinza, el giro de muñeca o el agarre.

Potencia la autonomía del niño

Los niños desean participar de forma activa en la vida familiar, estar al lado de sus padres, sentirse válidos y aportar con su contribución al buen funcionamiento del hogar.

El desarrollo de las habilidades aparejadas a la actividad de trasvases permite al niño ganar confianza, seguridad y autonomía a la hora de participar en las tareas cotidianas del hogar.

Así por ejemplo, los trasvases "entrenan" a los niños en el uso de los cubiertos, quitar y poner la mesa, servir el agua o la comida...

Potenciar la autonomía de los niños no solo es positivo para su autoestima e independencia, sino que además le permite adquirir importantes destrezas y habilidades que le servirán para la vida.

Favorece la concentración

Por último, otro de los grandes beneficios que tiene la actividad de trasvases es que favorece la concentración y atención del niño, pues debe trabajar con plena conciencia de sus movimientos para no derramar el contenido.

Foto de portada | Pexels 

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