Los niños tienen un instinto innato para aprender cosas nuevas, y hacerlo a través del juego no sólo es divertido para ellos, sino que les sirve para experimentar, observar e interactuar de forma activa con en el mundo que les rodea.
La pedagogía Montessori fomenta, entre otras cosas, la capacidad natural que tienen los niños de aprender a través del juego poniendo a su alcance herramientas y un ambiente estimulante para sus sentidos y su creatividad.
La caja de permanencia es uno de los materiales estrella de la pedagogía Montessori. Su uso está dirigido fundamentalmente a bebés, y es increíble cómo un accesorio tan simple puede aportar tantos aprendizajes y beneficios.
¿Qué es una caja de permanencia Montessori?
La caja de permanencia Montessori no es más que una caja opaca con uno o varios orificios o ranuras para introducir objetos.
Cada orificio está diseñado para que un determinado objeto encaje perfectamente en él, siendo habitualmente objetos simples como círculos, fichas cuadradas, triángulos... La caja también debe tener un cajón extraíble, agujero más grande, puerta abatible o bandeja que nos sirva para sacar los objetos que el niño haya metido dentro.
El tamaño de la caja puede variar, así como el material con el que esté fabricado. Por lo general, suelen ser cajas pequeñas para guardar entre uno y tres objetos y están fabricadas en madera.
Se trata de una herramienta muy sencilla, fácilmente manipulable por el bebé y estéticamente atractiva para captar su atención y despertar sus sentidos.
A partir de qué edad se recomienda
La caja de permanencia es una actividad Montessori recomendada para niños menores de tres años, pudiéndose ofrecer a bebés a partir de los siete u ocho meses, pues como veremos más adelante, su uso tiene importantes beneficios en esta etapa.
A la hora de realizar esta actividad es importante tener en cuenta la edad del niño, y optar por una caja de permanencia cuyas características se adecuen a su fase del desarrollo.
Así, por ejemplo, si se trata de bebés o niños de muy corta edad debemos elegir cajas sencillas y de un único orificio preferiblemente redondo, pues es más fácil para el bebé encajar objetos circulares. También se recomienda que en lugar de un cajón extraíble, la caja cuente con una rampa o bandeja por la que el objeto asome en cuanto se introduzca, y así sea más fácil de recuperar.
A medida que el niño vaya creciendo podremos optar por cajas de permanencia con mayor grado de complejidad, que cuenten con más de un orificio para introducir diferentes objetos, así como ranuras que obligan a una mayor precisión y coordinación motriz.
Cómo se usa la caja de permanencia
Su uso sigue un enfoque de aprendizaje activo en el que el niño es el único protagonista.
Presentación inicial. Para empezar, el adulto deberá presentar al niño la caja de permanencia, mostrándole cómo se introducen los objetos en ella y cómo se recuperan después.
Exploración libre. Después dejaremos que el niño explore libremente la caja y los objetos, su textura, color, forma... y experimente cómo encajan en los diferentes orificios o ranuras.
Manipulación y ensayo y error. El niño intentará meter el objeto en su orificio correspondiente, y es probable que necesite hacer varios intentos hasta lograr. A medida que el niño manipula y practica, desarrollará habilidades motoras finas y coordinación mano-ojo.
Auto-corrección y satisfacción. Como cualquier actividad de estilo Montessori, la caja de permanencia fomenta la auto-corrección a través de la práctica. Es decir, cuando el niño note que el objeto que intenta introducir en el orificio no encaja, buscará la forma correcta de meterlo o lo sustituirá por otro, poniendo en práctica el concepto ensayo-error y experimentación una sensación de satisfacción cada vez que lo logre.
En la pedagogía Montessori el papel del adulto es de observador y guía durante este proceso, brindando apoyo y estímulo cuando sea necesario, pero permitiendo que el niño tenga la oportunidad de explorar y descubrir de manera independiente y libre. Esto fomenta la autonomía, la confianza y el desarrollo de habilidades cognitivas y motoras del niño.
Beneficios para el desarrollo de los niños de jugar con una caja de permanencia
Como decíamos al inicio, pese a tratarse de un objeto sumamente sencillo con un propósito aparentemente simple, los beneficios que aporta al niño jugar con una caja de permanencia son muy grandes:
Psicomotricidad fina y coordinación óculo-manual. La caja de permanencia se manipula con las manos, favoreciendo el desarrollo de la psicomotricidad fina y la coordinación mediante el agarre, la pinza, la inserción del objeto, su posterior recuperación abriendo y cerrando el cajón... En definitiva, la manipulación de la caja supone un excelente y completo ejercicio motriz para el niño.
Precisión y concentración. Para introducir el objeto en el orificio o ranura correspondiente el niño debe poner toda su atención, favoreciendo habilidades como la precisión, la concentración y la atención plena en sus movimientos.
Despierta el interés del niño por la investigación. Cuando el niño experimenta libremente con una caja de permanencia, despertamos en él su curiosidad e interés por investigar, fomentando el razonamiento, la resolución de problemas y el sentido de la lógica.
Potencia la curiosidad. La caja de permanencia permite al niño explorar de forma libre (practicando, abriendo y cerrando el cajón, recuperando el objeto y volviéndolo a introducir...), incentivando con ello su curiosidad innata y el aprendizaje activo.
Estimula los sentidos. Al estar fabricada normalmente en madera, la manipulación de una caja de permanencia estimula los sentidos del niño gracias al tacto suave, el olor de este material natural y sus colores.
Aprendizaje del concepto de permanencia del objeto. Pero además de promover habilidades motoras y cognitivas, la caja de permanencia también ayuda a los niños a comprender el concepto de permanencia de los objetos.
Durante los primeros meses de vida, para el bebé solo existe aquello que puede ver con sus ojos; es decir, todo lo que queda fuera de su campo de visión, deja de existir en su mente. Pero a partir de los siete meses, aproximadamente, comienza a entender que aunque un objeto desaparezca de su vista no significa que deje de existir, y empieza a mostrar interés por buscar todo aquello que escondemos ante sus ojos.
Con la caja de permanencia Montessori el niño trabaja este concepto, aprendiendo que aunque introduzca el objeto por el agujero de la caja y deje de ser visible, sigue estando ahí y es posible recuperarlo.
Dónde comprar una caja de permanencia Montessori
Si te gustan las manualidades quizá te animes a fabricar tú mismo una caja de permanencia Montessori. Si eliges la madera como material debes asegurarte de que está bien lijada y sin astillas para garantizar la seguridad del niño. Asimismo, es importante que los orificio y formas estén correctamente delimitados y sean lo suficientemente grandes para que los objetos encajen cómodamente.
Pero si las manualidades no son lo tuyo, te recomendamos estos modelos de cajas de permanencia Montessori que puedes adquirir en Amazon:
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La caja de permanencia de objetos es una de las herramientas estrella de la pedagogía Montessori, siendo su secreto del éxito la simplicidad a la hora de utilizarla y los importantes beneficios que aporta al niño, tanto a nivel motor, como sensorial y cognitivo.
Foto de portada | DepositPhotos