Jugar a las cocinitas es una de las actividades preferidas durante la infancia, y pesar de la publicidad sexista que en ocasiones ofrecen los catálogos y anuncios de televisión, se trata de un juego que atrapa y entusiasma tanto a niñas como a niños.
Pero jugar a cocinar es mucho más que un simple pasatiempo. Se trata de uno de los juegos simbólicos infantiles por antonomasia, y que aporta grandísimos beneficios a los niños.
El importante papel del juego simbólico en la infancia
Mediante el juego simbólico los niños ponen en práctica lo que aprenden gracias a su capacidad de observación del mundo que les rodea. A base de jugar una y otra vez van perfeccionando conductas, interpretando nuevos roles, practicando habilidades y ensayando situaciones en las que más tarde tendrán que desenvolverse en un escenario real.
En este sentido, las cocinitas son uno de los juegos simbólicos por antonomasia, que gusta a niños y niñas desde muy temprana edad y a lo largo de toda su infancia. Te contamos cuáles son sus beneficios y por qué es importante fomentarlo.
Beneficios de jugar a las cocinitas
Los beneficios del juego simbólico, y en concreto de jugar a las cocinitas, se observan en todos los planos del desarrollo infantil, ya que estimula el desarrollo físico, psíquico, afectivo y social de los niños.
Estos son los más destacados:
- Adquieren conocimientos útiles para su vida diaria
Cuando juegan a las cocinitas están recreando escenas cotidianas de su día a día que ven hacer a sus padres, al tiempo que entrenan sus propias capacidades y habilidades para poner en práctica cuando se les presente la situación real de cocinar.
Además, si incorporan alimentos de juguete a su actividad también estarán adquiriendo conocimientos relativos a la nutrición, recetas, cocinado y preparado de ingredientes...
- Ven favorecido su desarrollo físico
Mientras los peques juegan a cocinar, trabajan otros aspectos de su desarrollo como la coordinación y la motricidad fina, pues utilizan sus manos para manipular los objetos con los que juegan y de esta forma mejoran su habilidad psicomotora.
- Mejora la concentración y atención plena
Jugar a cocinar requiere de la máxima concentración, pues al copiar patrones de conducta que ven en su vida diaria tenderán a recrear actividades que fomentan la atención plena, tales como pesar o medir ingredientes, mezclaros correctamente, cuidar la presentación del plato...
- Ensayan diferentes roles
Jugar a las cocinitas no implica únicamente asumir el rol de cocinero. Cuando están ante una cocina de juguete los niños pueden estar jugando a ser papá o mamá, el chef de un importante restaurante, un cuidador preparando la comida a otra persona, un pastelero elaborando una tarta para una boda, ellos mismos en su etapa adulta...
Dependiendo de la identidad que asuman en el momento de jugar, potenciarán más unas habilidades que otras.
- Desarrollan habilidades sociales
Cuando juegan a las cocinitas los niños están ensayando destrezas y habilidades necesarias para la vida como la empatía, el trabajo en equipo, la resolución de conflictos, la autonomía, la organización, el pensamiento lógico, las relaciones sociales...
- Mejoran la comunicación y el lenguaje
Puesto que mientras juegan, los niños verbalizan continuamente lo que hacen, este tipo de juegos es perfecto para entrenar la comunicación social y favorecer las habilidades lingüísticas del niño desde muy temprana edad.
- Potencian la creatividad, la curiosidad y la imaginación, requisitos imprescindibles para el buen aprendizaje
¡Hay muchas formas de jugar a las cocinitas!
A la hora de jugar a las cocinitas (o a cualquier otro juego) debemos dejar a los niños plena libertad para imaginar situaciones, inventar personajes o crear su propia cocina.
En el mercado hay multitud de cocinitas de juguete con todo lujo de detalles, que permitirá a los peques recrear situaciones con un mayor realismo. También encontramos juguetes confeccionados en distintos materiales que representan toda clase de alimentos, y que además de ser fuente de diversión también les ayudará a aprender sobre nutrición, higiene, salud y técnicas de cocina.
Pero no hace falta disponer de una cocina de juguete para desarrollar esta actividad tan educativa y beneficiosa. También podemos construirla nosotros con cartones y plásticos, o simplemente dejar que nuestros hijos echen a volar su imaginación ofreciéndoles una caja de cartón.
A algunos niños les basta con dibujar sobre un papel deliciosos platos o ingredientes para cocinar sobre una mesa con ayuda de otros artículos, o escribir un menú en una libreta y fingir que son los camareros/cocineros de un restaurante.
Jugar a las cocinitas también es sumamente entretenido cuando se hace fuera de casa, especialmente en entornos naturales como un parque de tierra, el campo o la playa. Y es que en estos escenarios entran en juego elementos como arena, palos, piedras, hojas... que aportan un toque diferente al juego y potencian al máximo su imaginación.
Fotos | Pexels (Polesie Toys, Mikhail Nilov, Tatiana Syrikova, Amina Filkins)
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