A partir del añito todos los niños han dado o van a dar sus primeros pasos, para estimularle en este avance de su desarrollo podemos facilitarle los denominados juguetes con ruedas, a excepción de vehículos de pedales y vehículos con motor. Los andadores o carretillas que el niño tiene que empujar, estimulan el control del equilibrio, le ayudan a perfeccionar la marcha con un apoyo que evitará algunos que otros tropiezos.
Los correpasillos, similares a un triciclo pero sin pedales, fortalecen sus piernas, ya que para avanzar tiene que impulsarse con ellas, este ejercicio también refuerza su zona lumbar y colabora en la perfección de la coordinación. Los juguetes de arrastre son esos de los que tira y le siguen, pueden ser coches, perritos, trenecitos… favorecen su independencia y la sociabilidad, ya que éstos le obedecen al tirar de la cuerda, él manda y le hace sentir más importante. Además, estos juguetes son muy llamativos por los ruidos que emite y colores que tiene, lo que atrae la atención de otros niños, y aunque a los dos o tres años es posible que todavía no sea dado a compartir, tendrá relaciones sociales muy beneficiosas.
También los chochecitos de fricción aportan más beneficios de los que podamos pensar, pues ganará flexibilidad en las muñecas, controlará la fuerza de agarre, adecuará la mano al volumen del cochecito, etc.
Siempre que le demos un juguete nuevo a nuestro hijo deberemos estar con él y guiarle en los primeros movimientos, en las diferentes posibilidades de juego que le puede dar y cuando el niño sepa hacer uso de sus juguetes de ruedas, dejémosle jugar a su aire, así dejará llevar su imaginación y su creatividad.
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