Las muñecas son juguetes muy influyentes en los niños, ya que a menudo se ven reflejados en ellas o encuentran parecidos con la gente que les rodea. Sin embargo, ya hemos visto en alguna ocasión cómo la industria no es demasiado realista a la hora de fabricar muñecos, y aún quedan muchos estereotipos que derribar.
Por eso nos ha encantado la iniciativa "A Doll Like Me" ("Una muñeca como yo") puesta en marcha por Amy Jandrisevits, una mujer de Wisconsin que busca que todos los niños se vean reflejados en sus muñecas, con independencia de sus peculiaridades y de sus características físicas o médicas.
"Tu singularidad te hace bello"
Amy tomó especial conciencia sobre la influencia que ejercen los muñecos en los niños mientras trabajaba como terapeuta en una unidad de oncología pediátrica. Allí se dio cuenta de dos aspectos relacionados con el juego que contribuían a mejorar el bienestar emocional de los niños ingresados.
Por un lado, la necesidad de los niños de tener un objeto de apego al que abrazar y sentirse seguros. Y por otro lado, la importancia de contar con un muñeco que se pareciera a ellos, especialmente en aquellos momentos de extrema vulnerabilidad ocasionados por los importantes cambios físicos que estaban viviendo.
Y en este sentido percibió que las perfectas muñecas de largos cabellos estaban afectando negativamente a los niños con los que trabajaba, por lo que decidió comenzar a fabricar sus propias muñecas.
De las muñecas para niños con cáncer pasó a fabricar muñecas con piernas amputadas, muñecas albinas, con manchas en la piel, con gafas, cicatrices... o con cualquier otra condición física o médica que los clientes le iban encargando.
Y así fue como hace cuatro años nació "A Doll Like Me", un proyecto con el que Amy ya ha fabricado 300 muñecas de trapo, ayudando a niños de diferentes partes del mundo a aceptar sus peculiaridades físicas y a sentirse orgullosos de ser como son.
Pero la lista de encargos seguirá creciendo, pues Amy, que hasta entonces trabaja desde casa, se ha asociado con un hospital infantil con el objetivo de ayudar psicológicamente a los niños ingresados mediante la terapia con muñecas personalizadas.
Hay un problema que Amy busca solucionar lo antes posible, y es el alto coste económico de las muñecas, que impide que todos los niños puedan disponer de una. Y es que el tiempo invertido en personalizar cada detalle, sumado a la calidad de los materiales y a los gastos de envío, encarece notablemente el producto.
Es por ello, que la mujer ha puesto en marcha una campaña en GoFundMe para recaudar fondos que le ayuden a seguir cumpliendo los deseos de los niños mediante la fabricación de muñecas personalizadas:
"Los fondos recaudados se utilizarán para pagar los materiales y los gastos de envío de las muñecas para aquellas personas que no puedan pagarlo. Los fondos restantes se utilizarán para convertir "A Doll Like Me" en una organización oficial sin fines de lucro"
Muñecas reales que buscan ayudar
No es la primera vez que nos hacemos eco de este tipo de iniciativas gracias a las cuales todos los niños pueden sentirse identificados a la hora de jugar. Hemos visto muñecas con síndrome de Down, con cicatrices y audífonos, con medidas reales... y recientemente nos hicimos eco de la nueva incorporación de Mattel: una Barbie con silla de ruedas y otra con una pierna protésica.
Y es que cuando los niños presentan alguna diferencia visible, ya sea física o mental, contar con una muñeca que les ayude a aceptar y amar sus diferencias, puede ser de gran ayuda para qsentirse más confiados y seguros de sí mismos.
Foto de portada | A Doll Like Me (reproducida con autorización)
Vía | La Vanguardia