Si alguna vez has comprado un mueble en Ikea, sabrás que parte del ritual es llevarlo a casa en una caja y posteriormente montarlo tú mismo. Y aunque algunos tipos de muebles nos cuestan más que otros, en general toda la experiencia nos deja una sensación de satisfacción.
Sucede que no solamente tenemos ahora en casa el mueble que necesitábamos y nos ayudará a tener nuestra casa más ordenada o mejor decorada: también hemos logrado completar la tarea de montarlo como todo un manitas.
¿Pero sabías que esa satisfacción que sientes tiene un nombre? Se trata de un sesgo cognitivo llamado "efecto Ikea", inspirado precisamente en la famosa tienda sueca de muebles.
Aplaudimos y valoramos más lo hecho por nosotros mismos
Aunque esa sensación de logro es algo que se ha estudiado desde mucho tiempo atrás, este efecto en particular fue investigado y documentado por los economistas Michael I. Norton, Daniel Mochon y Dan Ariely de las universidades de Harvard, Yale y Duke respectivamente, en una serie de estudios publicados en 2011.
En ellos, descubrieron que los participantes estaban dispuestos a pagar significativamente más por muebles que ellos mismos habían armado, en comparación con muebles similares ya ensamblados. Pero además de esto, observaron que hacer algo con sus propias manos les hacía sentirse competentes y en control. Sucede que, en el acto de construir algo con nuestras propias manos intervienen varios aspectos que suben nuestra autoestima.
Por un lado, tenemos el sentido de logro al haber completado una tarea. En el caso de las cosas hechas por nosotros mismos esto requiere tiempo y esfuerzo, lo que nos genera una sensación de logro y satisfacción personal al concluirla y nos demuestra que somos capaces de enfrentar y superar desafíos.
Por otro lado, cuando participamos en la creación de un objeto, sentimos un mayor sentido de propiedad y control sobre el mismo. Este sentimiento de control en particular también influye en nuestra autoestima, ya que nos hace sentir competentes y autosuficientes.
El efecto Ikea en la vida diaria
Aunque el efecto Ikea hace referencia al montaje de muebles, éste no se limita solo a ellos y puede encontrarse a múltiples aspectos de nuestra vida cotidiana, de modo que podemos aprovecharlo para darle un subidón a nuestra autoestima.
Ejemplo de este efecto en otras actividades son: la jardinería, al cuidar y mantener un jardín o algunas plantas de interior, y ver crecer y florecer las plantas gracias a nuestro cuidado y esfuerzo; cocinar una receta nueva, preparando la comida desde cero y disfrutando de algo delicioso que hicimos con nuestras habilidades culinarias; e incluso redecorar alguna habitación de casa.
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