Hace unos días os explicamos diez frases que no deberíamos decir a una madre que da leche materna. Sólo eran diez de tantas que pueden llegar a decirse y muchas de ellas las mencionamos por ser erróneas, basadas en mitos o que debían evitarse simplemente por educación y respeto. Y es que parece que al final, lo importante, no es tanto el mensaje que se da, sino el porqué se da, que muchas veces son consejos que nadie ha pedido.
Y es que en esto de la maternidad (o la paternidad) parece que hay una máxima que no deja de cumplirse: hagas lo que hagas siempre habrá alguien que te diga que lo haces mal, y además te lo dirá cuando no le preguntes. Por eso muchas nos sugeristeis que hiciéramos unas entradas parecidas, pero pensando en las madres que dan biberón, y la razón es la misma, tanto hay gente que mete la pata con las madres lactantes como gente que mete la pata con las madres que dan biberón. Por eso hoy vamos a explicaros diez frases que no deberíamos decir a una madre que da biberón.
En mi casa no hemos dado biberón más que unos días al mediano, mientras estuvo en la incubadora, y no hemos sufrido en nuestras carnes miradas ni comentarios al respecto, así que no tenía referencia (de lactancia puedo hablar lo que queráis, que mi mujer ha dado el pecho a los tres niños). Por eso para las diez frases cogí dos decálogos similares, extraje las que me parecían más comunes y/o más terribles y añadí alguna que me parecía que faltaba. Vamos a ello:
Todas las mujeres pueden dar el pecho
"Ah, pero ¿no le das el pecho?", te dicen mientras te ven preparando un biberón para calmar a tu bebé que empieza a quejarse. "No", y detrás del no puede ir un "prefería darle biberón", "no he podido darle", "mira que lo he intentado pero no lo he conseguido" o la razón que cada madre tenga. Entonces es cuando le dicen: "Pero si todas las mujeres pueden dar el pecho".
Y oye, están cerca, muy cerca de la verdad, pero no tienen razón. La mayoría de mujeres pueden dar pecho. La mayoría de las mujeres, en condiciones normales, pueden dar pecho. ¿Cuáles son las condiciones normales? Pues aquellas donde haya cultura de la lactancia, donde una mujer pueda dar el pecho en cualquier sitio sin que nadie le mire mal o tenga que tapar a su bebé debajo de un incómodo trapo o le inviten a irse al WC a amamantar, aquellas donde dar el pecho sea perfectamente normal y el resto de hombres y mujeres vean a otras mujeres dar el pecho y, por lo tanto, la sabiduría del "dar de mamar" pase de unas personas a otras como sucedía antaño.
Ahora esto no pasa así, y dar de mamar puede ser tan simple como poner al bebé al pecho, o tremendamente complicado si el bebé no se coge bien y empiezan los problemas, porque madres con grietas y bebés deshidratados llorando a pleno pulmón los hay en todas partes con madres súper entregadas tratando de amamantarles. Hemos perdido la cultura del amamantamiento y tenemos que recuperarla, pero mientras eso sucede, muchas madres no saben cómo hacerlo bien porque no han aprendido, porque no lo han visto hacer y porque las personas más cercanas que pueden ayudarles son sus madres, que probablemente les dieron biberón.
Entonces acuden al pediatra, la enfermera, el médico, el ginecólogo o la matrona y, si te toca uno de los que tampoco saben, porque se formaron en la época en que "la mayoría de mujeres no puede dar el pecho y además la leche artificial es mejor", pues entonces amamantar a tu bebé se convierte en una tarea titánica y horrible donde la madre sufre, el bebé sufre y, lo que es peor, la vida del pequeño corre peligro.
No, hoy en día no todas las mujeres pueden dar el pecho, así que aprovecho para hacer un llamamiento global a toda la sociedad para que tratemos de crear esas condiciones normales de las que he hablado, aquellas donde una mujer que amamanta no es cuestionada, aquellas donde los profesionales pueden ayudar a las mujeres que amamantan y aquellas en las que las madres, vecinas, suegras y conocidas no acuden al rescate biberón en mano a las primeras de cambio y recomiendan buscar a alguien que les pueda ayudar.
Así que, como digo, no todas las mujeres pueden dar el pecho y además no todo es poder, también está el querer: no todas las mujeres quieren dar el pecho, así que, en consecuencia, mejor callarse antes de decir una mentira que no ayuda en nada a nadie.
La leche artificial provoca obesidad
Otra cosa que se le dice a menudo a una mujer que no amamanta es que su hijo será obeso por culpa del biberón. Claro, se suele explicar, cuando se habla de leche materna, que previene la obesidad. Que no es que la prevenga, es que los niños que toman leche artificial tienen más probabilidades de sufrir obesidad porque la leche artificial contiene más proteínas que la materna.
Hace unos días que hablamos de ello, al comentar un estudio en que se comparaban a los niños que tomaban leche materna, los que tomaban leche artificial con alto contenido en proteínas y los que la tomaban con bajo contenido de proteínas. Según el mencionado estudio, a los 6 años sufrían obesidad el 2,9% de los niños amamantados, el 4,4% de los niños que tomaron leche artificial baja en proteínas y el 10% de los niños que tomaron leche artificial alta en proteínas.
Eso quiere decir que a los 6 años no tenían obesidad el 97,1% de los niños amamantados, el 95,6% de los niños que tomaron leche baja en proteínas ni el 90% de los que tomaron leche artificial alta en proteínas. Vamos, que sí hay más riesgo de obesidad con leche artificial, y es un dato importante a tener en cuenta, más en una sociedad donde los niños y los adultos comen cada vez peor, pero de ahí a decir "la leche artificial provoca obesidad" hay un trecho. Si no, salid a la calle y mirad a las personas de 30-50 años, que la mayoría fuimos criados a biberón y veréis que con obesidad no hay demasiados, y si los hay, es más que probable que sea porque ahora, en la actualidad, se cuidan bien poco.
Pero si tienes los pechos grandes, ¡seguro que tenías mucha leche!
De nuevo caemos en el error del tamaño de los pechos y la cantidad de leche. Una mujer te dice que no pudo darle el pecho a su bebé, o que su hijo se quedaba con hambre, o que apenas tenía leche, y entonces ves que tiene unos pechos grandes y parece que no te cuadra. Pero como ya expliqué en las entradas que he mencionado al principio más tamaño no significa más leche. Dentro del pecho de cada mujer está su glándula mamaria, el tejido adiposo y los ligamentos suspensorios. Todo ello da la forma exterior que tiene el pecho, y la cantidad de tejido adiposo determina el tamaño, pero la glándula no es más productiva por el hecho de tener más tejido adiposo rodeándola, así que no tiene sentido decir algo así.
Además, como dije la otra vez, ¿y qué que tenga el pecho grande? Nadie va poniendo en duda las capacidades de nadie (o no deberían) en base a las apariencias (¿o acaso es más fértil un hombre por tener el pene más grande?), así que lo aconsejable, ya que no sabemos qué hay detrás de cada situación, es no hacer juicios al respecto.
Mañana más...
Para no teneros mucho rato secuestrados delante de la pantalla seguimos mañana con tres frases más que no deberíamos decir a una mujer que da biberón (podéis leerlo aquí), a ver si al final logramos que haya quien se conciencie, aunque sea un poco, de que en cuestiones de maternidad vale más hablar cuando te preguntan.
Fotos | Thinkstock
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