Los recién nacidos nacen “programados” para mamar; los seres humanos somos mamíferos. La mayoría de los bebés no tienen ninguna dificultad en engancharse al pecho de su madre y extraer la leche.
Sin embargo, algunos bebés tienen dificultades para hacerlo: rechazan el pecho, no pueden engancharse o, aunque se enganchen, no lo hacen de manera eficaz y no pueden obtener la leche que necesitan. ¿Qué hacemos en estos casos? ¿Tiene solución?
La importancia del contacto piel con piel
Están ya perfectamente estudiados los beneficios de hacer piel con piel inmediatamente tras el parto. Esta primera hora tras el parto se conoce como hora de oro (o “golden hour”). Permanecer en contacto piel con piel con su madre tras el nacimiento ayuda a los recién nacidos a adaptarse a la vida extrauterina: regulan mejor su temperatura, disminuye su gasto calórico y mejora su oxigenación.
Además, favorece el vínculo afectivo madre/hijo y la liberación de oxitocina, lo que a su vez favorece que el útero se contraiga y la eyección de calostro. En cuanto a la lactancia materna, el contacto piel con piel tras el parto aumenta las posibilidades de éxito.
En esta primera hora (algunos expertos extienden este periodo a las dos primeras horas de vida), el recién nacido es capaz de localizar el pecho de su madre, reptar hasta alcanzarlo y engancharse; es lo que se conoce como enganche espontáneo. Tardan de media 40 minutos en hacerlo.
Algunos bebés, sin embargo, no acaban de lograrlo. En este caso, es conveniente que algún profesional formado en lactancia materna nos ayude para hacer un enganche dirigido: nosotros colocamos al bebé próximo al pezón (rozándole con el pezón en la nariz y filtrum) y le ayudamos a que se enganche. La inmensa mayoría de bebés coge el pecho de su madre en estos primeros momentos de una manera u otra.
¿Por qué mi bebé no se engancha?
Como hemos visto, la mayoría de los recién nacidos son capaces de engancharse al pecho de su madre tras el parto. Sin embargo, unos pocos bebés no lo consiguen. En otros casos, bebés que se engancharon sin problema nada más nacer son luego incapaces de volver a hacerlo. ¿En qué casos pasa eso? ¿Por qué sucede?
Separación madre-hijo. Lo habitual en la mayoría de centros hospitalarios es que madre e hijo hagan piel con piel tras el parto. En el caso de las cesáreas, cada vez en más centros se hace también piel con piel. Sin embargo, a veces hay circunstancias que obligan a separar a la madre y al hijo durante un tiempo: complicación del parto, enfermedad de la madre o del bebé, bebés muy prematuros o de bajo peso… En estos casos, podrían existir más dificultades para que se enganchen después al pecho.
Bebés “dormilones". Tras esas primeras dos horas tras el parto, en las que el recién nacido está despierto y activo y se engancha con facilidad al pecho, llega la fase de sueño conocida como letargo fisiológico de recuperación del parto, en el que el recién nacido permanece dormido un largo periodo de tiempo, algunos entre 8 y 12 horas. Es importante aquí que continúe teniendo un fácil acceso al pecho para que lo agarre cuando necesite. En los días siguientes, los bebés suelen despertarse cada poco tiempo para mamar, siendo habitual que reclamen entre 8 y 12 tomas al día. Sin embargo, hay algunos bebés más dormilones que se despiertan menos de lo que necesitan y, dependiendo de las circunstancias de cada uno (bebé prematuro o a término, peso al nacer, pérdida de peso…), es posible que el pediatra nos recomiende despertarle cada cierto tiempo para que coma. Además de colocarle cerca del pecho para que el olor le estimule, puede ser útil desvestirle, cambiarle el pañal y/o darle un suave masaje en la espalda o la planta de los pies.
Problemas anatómicos para engancharse. La anatomía orofacial del recién nacido está diseñada para que mame sin dificultad. Así, por ejemplo, tienen una lengua que ocupa toda la boca y es capaz de hacer movimientos ondulantes para bombear la leche desde los conductos hacia el pezón, una nariz chata que le permite respirar mientras está pegado al pecho de su madre, unos bultitos en la parte interna de los labios que facilitan el agarre al pecho y unas almohadillas de grasa en las mejillas que ayudan a la succión.
Sin embargo, algunos bebés tienen unas características anatómicas diferentes que dificultan la lactancia. Aquí encontramos la anquiloglosia (lengua “anclada” por un frenillo lingual demasiado corto), la retrognatia (mandíbula inferior retraída) o malformaciones como la fisura palatina y el labio leporino. Los bebés prematuros, los que tienen muy bajo peso al nacer y los hipotónicos, también encuentran más dificultades para mamar.
- Problemas en la madre. En otros casos, el bebé no puede engancharse al pecho de la madre porque está muy lleno (ingurgitación mamaria). En este caso, la presión inversa suavizante es de gran utilidad pues desplaza el edema y deja el pezón más blandito permitiendo que el bebé lo agarre mejor.
Contrariamente a lo que se cree, los pezones planos o invertidos no tienen por qué suponer un problema para la lactancia. Tan sólo los pezones invertidos verdaderos (aquellos en los que las fibras que hacen protruir el pezón son inexistentes) pueden no hacer posible la lactancia materna.
Cómo favorecer que el bebé se enganche al pecho
1. Hora de oro, piel con piel tras el parto
Como no podía ser de otra manera, éste es nuestro número 1. Esto ayuda a iniciar la lactancia materna temprana, aumenta las posibilidades de tener un enganche correcto y el dolor por ingurgitación es menos frecuente.
2. Piel con piel en cualquier otro momento
Fuera ya del postparto inmediato, hacer piel con piel con nuestro bebé favorece también el enganche. Tiene que ser piel con piel de verdad: madre sin camiseta ni sujetador, bebé en pañal. El olor de la madre, el olor de la leche y de una sustancia que liberan las glándulas de Montgomery (esos bultitos en la areola) favorecen el enganche del bebé. Puede ser útil también colocarnos en posición de crianza biológica (madre semisentada con la barriga del bebé sobre ella) para permitir que el bebé repte hacia el pecho y se enganche espontáneamente.
3. Evitar tetinas
El uso de chupetes o tetinas puede, en algunos casos, llevar a la confusión tetina-pezón. Y es que el pecho se coge de manera muy diferente a como se agarra el chupete o se succiona de un biberón. Algunos de los bebés con dificultades para el enganche deben recibir suplementos (que pueden ser de leche materna extraída o, si no es posible, de fórmula de inicio). En estos casos, puede darse el suplemento con jeringa, finger feeding, vasito o, si se da con biberón, mediante la técnica Kassig, para evitar que interfiera con la succión del pecho.
4.Enganche dirigido
Como hemos comentado, a veces el bebé no se enganche solo y tenemos que ayudarle. Para ello, rozaremos su nariz y parte superior del labio con el pezón para desencadenar el reflejo de búsqueda. En algunos casos, especialmente si el pecho es muy grande, podemos sujetárnoslo en forma de C y comprimirlo suavemente, ofreciéndoselo como un sandwich. Extraerse unas gotitas de leche manualmente también puede ayudar. Cuando el bebé abra grande la boca lo aproximaremos al pecho, tratando de que agarre la mayor parte posible de areola.
5. Encontrar la postura más adecuada
Algunos bebés se enganchan mejor en una postura que otra. En el caso de los bebés con frenillo o retrognatia, por ejemplo, la posición a caballito es muy útil. Algunos bebés con anquiloglosia, sin embargo, necesitarán que se les corte el frenillo (frenotomía) para lograr un buen enganche al pecho y una correcta extracción de leche. La madre también juega un papel muy importante y deberá encontrar la postura que más cómoda le resulte. Así por ejemplo, tras una cesárea, la posición de tumbada puede ser la más adecuada para amamantar los primeros días.
6. ¿Pezoneras?
En general se usan mucho más de lo que se debería, pero en casos puntuales y casi siempre de manera transitoria pueden ser de utilidad. Algunos bebés con frenillo, los bebés prematuros o casos concretos de pezones planos o invertidos pueden beneficiarse de usarlas. También nos pueden ayudar en aquellos casos en los que lo el bebé ha estado separado de la madre y ha tomado biberón durante un tiempo.
Y para finalizar, quiero remarcar la importancia de saber pedir ayuda. La lactancia materna no siempre es fácil y cada vez los profesionales sanitarios estamos más implicados con ella. Si tenéis dificultades para que vuestro bebé se enganche, no dudéis en consultar pues en la mayoría de los casos puede solucionarse.
En Bebés y más | Once problemas frecuentes durante la lactancia materna y cómo solucionarlos, según una consultora de lactancia