De igual modo que cuando un niño de 6 o 7 meses llora o se queja por algo lo achacamos a los dientes, como cajón de sastre, cuando un bebé pequeño llora a menudo hay quien en sus consejos acaba echando parte de la culpa a la madre con el típico: "es que lo que tienes que hacer es estar más tranquila... te pones nerviosa y claro, le pasas los nervios a través de la leche".
Y las mujeres, que deben estar ya acostumbradas a ser culpables de todos los males de la humanidad y, obviamente, de todo lo malo que le suceda a su bebé, tratan de respirar hondo, empiezan a pensar en cómo calmarse, recordando que "esto de ser madre no está siendo tan idílico como creía" y sucede lo impensable y necesario, que la madre se echa a llorar sintiéndose aún más presionada.
Y aquí es cuando uno se pregunta: ¿Será verdad? ¿Pueden las madres pasar los nervios y el estrés a sus hijos a través de la leche materna?
Siempre he pensado que no, que los nervios se los pasa uno a un bebé por el simple hecho de estar nervioso. Da igual que sea la madre, el padre o la abuela. Si estás nervioso, si su llanto ya te desespera, si no le estás tratando con cariño, el niño no se va a calmar, porque le coges tenso, le coges con más fuerza y le paseas con un andar menos calmado y parece que los niños eso se lo huelan y digan "yo no quiero que me cuiden así".
Sin embargo, siempre he oído que la oxitocina es la hormona del amor y que ser amamantado es genial porque provocas la secreción de oxitocina en la madre, que le hace "enamorarse" aún más de ti y porque al segregar oxitocina por la leche, tú también te "enamoras" aún más de tu madre.
La oxitocina es la hormona del amor, y el cortisol, que podríamos decir que es una de sus contrarias, es la hormona del estrés y la ansiedad.
Si la oxitocina pasa a la leche, ¿por qué no puede pasar también el cortisol? Así que tras hacerme esta pregunta empecé a buscar estudios, por si a alguien se le había ocurrido ya estudiar esto y sí, los encontré.
Qué dice la evidencia científica
En un estudio realizado en 2007 con 253 madres y sus bebés de dos meses, se analizó el nivel plasmático de cortisol, que es prácticamente igual al de la leche (a más cortisol en la sangre, más cortisol en la leche) y se evaluó el comportamiento de los bebés, comparado con bebés que tomaban leche artificial.
Los investigadores observaron que cuando las madres tenían niveles de cortisol en plasma más altos los bebés tenían más comportamientos de miedo, que estaban como más alerta. Esto no sucedía cuando los bebés (también con madres con cortisol en plasma alto) tomaban leche artificial.
Con estos datos concluyeron que el modo de vivir o sentir la vida de las madres podía también servir como ejemplo o guía para dar forma al desarrollo del temperamento de los bebés, a través de la leche materna.
Otro estudio de 2013 trató de encontrar el efecto de los niveles aumentados de cortisol en leche materna en 52 madres con sus bebés de 3 meses.
Vieron que había relación entre los niveles de cortisol y la negatividad en el temperamento del bebé (algo así como que a más cortisol, los bebés eran más ariscos), pero al parecer esto sólo sucedió en las niñas, y no en los niños (aunque comentan que estos datos habría que tratar de replicarlos en nuevos estudios). No encontraron relación a la hora de ver si los niños tendían a ser más demandantes con más cortisol, ni hubo diferencias en la capacidad de orientación.
Entonces, ¿los nervios pasan por la leche a los bebés?
Pues vista la evidencia sí, en cierto modo sí, y en parte tiene cierta lógica. Ahora los nervios o el estrés de una mujer no le hace correr peligro, pero hace unos años, o según dónde vivas, el estrés o el miedo pueden ser muy útiles para sobrevivir y huir de peligros o estar en alerta (en situación de conflicto, guerra, etc.).
Si todo ello pasa por la leche al bebé puede hacer que ese bebé, luego niño, sea más capaz de estar en alerta y de encontrar la manera de sobrevivir.
Pero claro, en nuestro medio y en nuestro tiempo no hace falta estar todo el día alerta, así que interesa que la madre esté relajada para que el bebé también lo esté.
Obviamente, de igual modo que no sólo la leche produce el carácter de un bebé para bien, ya que está su genética y sobre todo su entorno directo, tampoco es solo la leche la que produce el carácter para mal. Dicho de otro modo, los nervios o el estrés no los va a tener el bebé sólo por la leche que mame, sino también por el ambiente que viva a diario. Así que tampoco es plan ahora de andar diciendo a la madre que tiene la culpa de que su hijo llore mucho porque le pasa los nervios por la leche.
¿Y qué hacer?
Pues como dijimos hace unos días al hablar de las madres malnutridas, para asegurarnos de que una madre tiene una leche perfecta y en condiciones la madre tiene que estar bien alimentada, y eso supone que su entorno le apoye. Pues bien, en este caso lo mismo, debemos ayudar a las madres a que, si están nerviosas, puedan llevarlo mejor, tanto para que vivan la maternidad de un modo más saludable como para que no afecten a su bebé de manera externa ni de manera interna, a través de la leche.
Para eso necesitan apoyo, un hombro en el que llorar, si hace falta, y estar disponibles para lo que necesiten. Y obviamente, decirles menos eso de "tranquila", que por decirlo no va a cambiar la cosa.
Foto | Thinkstock En Bebés y más | El cortisol resultante del estrés afecta al desarrollo cerebral del bebé durante el embarazo, La química del apego seguro, ¿Puede cortarse la leche materna por un disgusto?