La lactancia materna es el alimento ideal para los bebés hasta los seis meses de edad, y posteriormente acompañada con otros alimentos hasta los dos años o más. Sin embargo, a veces existen dificultades que impiden que el bebé se amamante de manera exclusiva, mame directamente del pecho y/o que deje de tomar leche materna: bebés prematuros o de muy bajo peso, ingreso materno, anomalías del bebé que requieran cirugía o ingreso, necesidad de separación por otras causas o por deseo materno de destetar.
Pero superados los problemas o si cambia el deseo de la madre, se puede volver a amamantar o pasar de una lactancia mixta a una lactancia materna exclusiva. Este proceso se llama relactación.
Cuando se trata de un bebé que nunca ha mamado antes, hablamos de inducción de la lactancia.
Qué saber antes de relactar
Una de las cosas fundamentales para que la relactación funcione es valorar el motivo que llevó a no amamantar, a la interrupción de la lactancia o a una lactancia mixta.
En algunos casos, el “problema” puede estar resuelto: por ejemplo, una madre que precisó ingreso y ya fue dada de alta, un bebé que ha precisado cirugía y ya está recuperado o un gran prematuro que ya ha crecido.
En los casos de lactancia mixta en los que ha sido necesario pautar suplementos, hay que evaluar bien la razón por la que fueron necesarios: revisar enganche y succión, revisar pautas de lactancia, descartar problemas como anquiloglosia que pueden dificultar la transferencia de leche materna.
Debemos saber que la inmensa mayoría de las mujeres son capaces de producir leche suficiente para amamantar a sus hijos, pero sí existen algunos casos en los que no es posible (hablamos de hipogalactia primaria): hipoplasia primaria, Síndrome de Seehan, algunas cirugías de la mama en las que se seccione la areola…
Lo más importante:
Casi lo más importante de todo este proceso es saber que puede resultar largo y complicado. Hay que ser constante y es probable que surjan dificultades. Aunque es muchos casos es posible la relactación completa (conseguir lactancia materna exclusiva), en otros podemos no conseguirlo.
El éxito depende fundamentalmente de dos factores: la determinación de la madre para lograr su objetivo y la capacidad del bebé para mamar. Aun cumpliendo estas dos premisas, a veces no se logrará el objetivo.
También debemos saber que resulta más difícil relactar cuanto más tiempo haya pasado desde la última vez que mamó, cuanto mayor sea el bebé y si toma biberón (en vez de otras formas de suplementación).
También se ha encontrado relación con la edad materna (mayores tasas de éxito cuando la madre es más joven). Por supuesto resulta más fácil pasar de lactancia mixta a lactancia materna exclusiva que lograr lactancia materna exclusiva en un bebé que toma fórmula exclusivamente.
Por último, conviene que un profesional experto en lactancia materna acompañe a la mamá y el bebé a lo largo de este proceso, para hacer un adecuado seguimiento y poder ir variando pautas y buscando solución a los posibles problemas que surjan.
Los tres pasos para la relactación
No hay una manera única de realizar este proceso y debemos individualizar en función de cada diada madre-bebé. Lograr estos estos tres pasos es fundamental. El primer y segundo paso pueden realizarse casi de manera simultánea en bebés que no estaban tomando nada de leche materna. En el caso de bebés con lactancia mixta, que se alimentan directamente del pecho, no es necesario el paso 2 (lógicamente).
1. Aumentar la producción de leche materna
Este paso es fundamental. Cuanto más estimulemos el pecho, mayor será la producción de leche.
Es preferible hacer extracciones cortas frecuentemente, que menos pero más largas. Las extracciones a primera hora de la mañana y a última de la tarde son especialmente importantes. También parece que se logran mejores resultados si iniciamos la extracción con sacaleches eléctrico y la finalizamos manualmente. Usar un sacaleches doble es ideal, pues enviamos señal a nuestro cuerpo de que necesita producir para dos, además de aprovechar el reflejo de eyección que es bilateral (se produce en los dos pechos, aunque sólo estemos estimulando uno). Conforme vamos aumentando la cantidad de leche, deberemos alargar los tiempos de extracción.
Existen algunos medicamentos que pueden aumentar la producción de leche (galactogogos); sin embargo, no son inocuos y tienen efectos adversos. deben estar siempre pautados por un profesional sanitario bajo prescripción médica y de manera individualizada.
2. Conseguir que el bebé se enganche al pecho si antes no lo hacía
Como hemos comentado, en bebés que están haciendo una lactancia mixta y ya maman directamente del pecho no es necesario, pero sí conviene en cualquier caso revisar el enganche y asegurarnos de que existe una buena trasferencia de leche.
Aquellos bebés que recibían fórmula de manera exclusiva, pueden tener problemas para engancharse ahora al pecho. Para lograrlo, se recomienda mucho contacto piel con piel, cercanía, mimos, caricias… y puede ser conveniente el colecho (cumplir siempre los requisitos para un colecho seguro). La mayoría de los bebés succiona con una mejor técnica cuando están adormilados, por lo que puede ser buena idea ofrecerles el pecho cuando aún no están despiertos por completo. Por supuesto, siempre ofrecer, nunca obligar, pues sería totalmente contraproducente.
Si ya hemos conseguido que se enganche al pecho conviene comprobar que este enganche es correcto. Ofreceremos el pecho frecuentemente, siempre que el bebé muestre interés y al menos cada dos horas durante el día y cada tres horas por la noche.
3. Reducir la cantidad de fórmula progresivamente
Antes de comenzar el proceso debemos calcular aproximadamente cuánta fórmula recibe nuestro bebé a lo largo del día. Si toma poca cantidad (menos de 100 o 140ml), podemos dejarla de “golpe” dedicando unos días de manera intensiva a la lactancia.
Si no toma pecho o recibe mucha cantidad de fórmula, debemos ir reduciendo las cantidades de manera progresiva. Tampoco hay aquí hay una pauta única. Parece sensato esperar a tener un aumento de producción de leche materna y, por supuesto, haber logrado un correcto enganche al pecho, antes de empezar a reducir los suplementos. Cuando comencemos lo haremos poco a poco, por ejemplo, bajar 60ml un día (puede ser repartido en varias tomas, por ejemplo, disminuir 30ml en 2 tomas) y lo mantendremos unos días. Si el bebé no muestra signos de hambre y gana peso adecuadamente, bajaremos otro poco los suplementos. Si, por el contrario, no gana peso suficiente, continuaremos con esa pauta unos días más.
Algunas madres prefieren suplementar sólo algunas tomas (por ejemplo, tarde noche, que parece que los bebés reclaman más), o alternar tomas sólo de fórmula con otras sólo de pecho…).
Tips para favorecer la relactación
Como estamos viendo, la relactación puede ser compleja. Estos son algunso consejos que pueden ayudar en esta transición:
- Contar con apoyo en casa. Es fundamental que la madre pueda dedicar todos sus esfuerzos a la relactación. Para ello, es ideal que alguien le ayude en las tareas del hogar, prepare la comida y/o se encargue del cuidado de otros hijos o hijas si los hubiese.
- Evitar la confusión tetina-pezón. Sabemos que el pecho no se succiona igual que el biberón o un chupete. Aunque algunos bebés no tienen problema y pueden adaptarse sin problemas, otros experimentarán la llamada confusión tetina-pezón y pueden mostrar dificultades con la lactancia materna. Por ello, conviene evitar el uso de chupetes y biberón durante la relactación.
- Buscar otras formas de dar suplementos. El biberón no es la única forma de suplementar. Podemos hacerlo con vasito, cuchara o finger-feeding (dedo/jeringa). El relactador puede ser especialmente beneficioso en la relactación. Se trata de un dispositivo (puede hacerse casero) que consta de un envase donde colocar la leche a suplementar del que sale una sonda o conducto cuya salida se coloca próxima al epzón. Cuando el bebé mame, deberá coger parte de la areola incluyendo la sonda. Al succionar, sacará leche tanto del pecho como del relactador. De esta manera, obtiene la cantidad de leche que necesita, estimula más al pecho materno y evitamos la confusión tetina-pezón.
Si no es posible suplementar de otra manera y necesitamos dar biberón (por ejemplo, el bebé aún no se engancha adecuadamente al pecho y toma mucha cantidad de suplemento), conviene que lo ofrezcamos siguiendo el método Kassing.
Por último…
No quiero acabar este post sin animar a todas las mamás que deseen relactar a hacerlo, a aquellas que están teniendo una lactancia mixta y quieran conseguir una exclusiva y a aquellas que hayan visto interrumpidas sus lactancias, por la causa que sea, y quieran volver a amamantar. Es duro pero la recompensa es muy satisfactoria. Incluso en el caso de no logar lactancia materna exclusiva, los beneficios siguen siendo muchos. Así que os recomiendo, si estáis convencidas, a contactar con algún experto en lactancia y comenzar este camino.