Los cuentos clásicos están en la mira del debate. Hoy hemos sabido que un colegio público de Barcelona retiró de su biblioteca 'Caperucita Roja' y otros 200 cuentos clásicos infantiles por considerarlos "tóxicos" y reproducir patrones sexistas.
Al revisar el catálogo de libros de su biblioteca para niños de entre dos y seis años, encontraron que la mayoría de ellos refuerzan estereotipos de género y promueven valores que no son adecuados para los más pequeños. De todos, solo un 10 por ciento aprobaban en igualdad.
'La leyenda de Sant Jordi' es uno de los retirados, también títulos de toda la vida como 'La bella durmiente' o 'Los tres cerditos'.
Historias de otros tiempos
Los cuentos tradicionales fueron escritos hace muchos años, muchos de ellos en la Edad Media, y representan los modelos de sociedad de aquellos tiempos.
Cuentan historias de mujeres cuyo única virtud es la belleza y cuyo único destino es el matrimonio, muchas veces incluso sin libertad para elegir a su esposo. La felicidad de la mujer está en el matrimonio, mientras que el papel del hombre está identificado con el logro de batallas, la violencia y la fortaleza.
Y no solo sexistas...
Y no solo reproducen patrones sexistas. También fomentan la violencia (el lobo se comió a Caperucita), el maltrato (Hansel Y Gretel), la desigualdad (Los tres cerditos), el acoso y la discriminación (El patito Feo), el sometimiento del más fuerte sobre el más débil (la madrastra obligando a Cenicienta a hacer todas las tareas domésticas) ... y así podríamos continuar con una lista interminable de valores negativos y poco educativos para los más pequeños.
¿Qué hacemos con ellos?
La pregunta que nos hacemos al ver el debate que se ha creado es, ¿qué hacemos con los libros de cuentos clásicos? ¿Los retiramos de las bibliotecas? ¿Los eliminamos de las librerías?
No podemos juzgar aquellos cuentos desde la perspectiva actual. Los cuentos clásicos infantiles son eso, clásicos de otro tiempo. Muchos de ellos con valores que no queremos hoy para nuestros hijos, pero que a la vez son parte de nuestra cultura. Creo que en la censura no está la solución, sino en que los padres tengan la libertad de elegir los cuentos que leen a sus hijos, o ponen a su disposición.
Desde aquel entonces se han escrito miles y miles de cuentos infantiles que fomentan valores más adecuados a nuestro tiempo y que podemos elegir, incluso hay muchos cuentos adaptados de los clásicos con diferentes finales o eliminado los mensajes negativos de las versiones originales.
Ya he leído a mis hijas los cuentos clásicos (y esta es una opinión personal) porque quiero que crezcan con sentido crítico. Mientras leemos siempre comentamos y en su momento cuando algo nos chirriaba de la historia hemos comentado (¡qué horror!, ¡qué fuerte que el lobo se coma a Caperucita!, qué mal que la princesa no pueda decidir con quién casarse, ¿no?). Siempre les he explicado que son cuentos de otra época que reflejan la sociedad de entonces en la que ciertos estereotipos estaban normalizados.
Estos son algunos de los comentarios de usuarios en Twitter en contra de la retirada de los cuentos. Pero cada padre es libre de elegir qué quiere para sus hijos. Otra cosa es que lo decida el colegio por ellos.