El 24 de noviembre de 2016 la ilusión de una mujer de 33 años por conocer a quien iba a ser su primer bebé, se esfumó.
Después de un embarazo sin complicaciones, una monitorización fetal previa al parto mostró una ausencia total de ascensos de registros en la frecuencia cardiaca fetal. A pesar de esto, la maternidad decidió programar la cesárea para el día siguiente.
Pero poco antes de la intervención se comprobó que el bebé, un varón, había fallecido.
El Juzgado de Primera Instancia número 45 de Madrid ha establecido la existencia de negligencia por parte del centro privado, el Hospital HM Nuevo Belén, y ha condenado a su aseguradora a indemnizar a la madre con 64.407 euros por la muerte de su bebé como consecuencia de un retraso en el parto.
Errores fatales
Dos monitorizaciones fetales días previos al parto señalaban que el embarazo se estaba desarrollando sin complicaciones, y que el bienestar fetal era perfecto. También las ecografías eran normales.
Pero cuando el 23 de noviembre de 2016 la mujer acudió a una monitorización fetal, fue diagnosticada de registro fetal sin ascensos, tras más de una hora de control.
Pidió el alta voluntaria para consultar a otro especialista, que confirmó ausencia persistente de ascensos en la frecuencia cardiaca fetal, pero con movimientos fetales. Es decir que el bebé seguía con vida.
Aún así, al ingresar en el Hospital HM Nuevo Belén "no se planificó una cesárea hasta la mañana siguiente, a pesar de la gravedad del cuadro con un diagnóstico de pérdida de bienestar materno-fetal".
El 24 de noviembre, en la monitorización de control previa a la cirugía, se diagnosticó que el bebé a término había fallecido.
Así consta en la sentencia, en la que se estima parcialmente la demanda formulada por la mujer, a través de los servicios jurídicos de la Asociación 'El Defensor del Paciente'.
El juez concluye que la pérdida del bebé produjo en los padres "una situación de zozobra, angustia, ansiedad y un impacto emocional", que incluyó problemas cardiacos y depresivos del padre.
Por desgracia no es el primer caso de un bebé que fallece en el parto por un retraso en la cesárea. Pero aunque el dinero no compensa el dolor, denunciarlo es la única salida que les queda a los padres para que se reconozca la negligencia que ha provocado la pérdida de su bebé.
Vía | La Vanguardia
Fotos | iStock
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