Todos hemos leído alguna vez los grandes beneficios que aportan los perros entrenados para ser utilizados como terapia. En el caso de los niños, los hemos visto trabajar para minimizar el dolor y la ansiedad que produce una hospitalización, así como reducir el estrés provocado por determinadas situaciones traumáticas o incluso como una ayuda a la hora de motivar a los niños con dificultades de aprendizaje.
Pero los perros de terapia también son un excelente recurso para ayudar a los niños con autismo, pues mejoran su calidad de vida, les ayudan a controlar sus emociones y estimulan sus habilidades comunicativas para conectar con el mundo exterior, entre otros muchos beneficios.
Athos y Zuri son dos labradores entrenados por Royal Canin y la Fundación Bocalán para convertirse en perros de asistencia para niños con autismo. En el Día Mundial de Concienciación sobre el autismo, os contamos cómo han sido preparados, cómo trabajan y qué importantes beneficios reportan estos animales a los niños a los que asisten.
Cómo ayudan los perros de terapia a los niños con autismo
Según los estudios más recientes, uno de cada 150 niños en edad escolar es diagnosticado de Trastorno del Espectro Autista (TEA), un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los primeros años de vida y que perdura a lo largo de toda la vida.
Y es que este trastorno no tiene cura, pero sí hay terapias que pueden ayudar a los niños a trabajar sus habilidades emocionales y relacionarse mejor con el mundo que les rodea, como por ejemplo la Terapia Asistida con Animales.
Según palabras de Teo Mariscal, director de la escuela de formación Bocalán y de la Fundación Bocalán, "está demostrado que la terapia asistida con perros mejora el día a día de personas con necesidades especiales como, por ejemplo, el autismo, convirtiéndose en grandes aliados"
En este sentido, entre los múltiples beneficios que aporta la terapia asistida con perros en niños con trastornos del espectro autista, destacan los siguientes:
- Ayudan a mejorar la interacción social, favoreciendo el contacto visual y las habilidades de comunicación verbal y no verbal
- Promueven el juego
- Ayudan a comprender y trabajar las habilidades emocionales, reducen la ansiedad, ofrecen seguridad y apoyo emocional
- Mejoran la psicomotricidad fina y gruesa, así como la estimulación sensorial
- Favorecen el aprendizaje individual y la autonomía personal
- Mejoran la memoria y la atención y favorecen el sueño
- Reducen las conductas estereotipadas y disruptivas
- Ayudan a controlar las conductas de fuga del niño y velan por su seguridad víal
Athos y Zuri son dos perros que han sido preparados para trabajar con niños con autismo, aunque este proceso ha sido largo. Primeramente, ambos animales han vivido durante un año con asociados de Royal Canin, quienes han contribuido a sus cuidados y socialización hasta estar listos para ser entrenados por Bocalán.
Recientemente, Zuri ha completado su fase de entrenamiento y ha conocido a Martín, un niño de cinco años con autismo con el que arranca a partir de ahora una vida en común. Los padres del pequeño afirman que contar con Zuri es una gran ayuda, y aseguran que marcará un antes y un después en la vida de su hijo.
Animales de terapia y niños: los beneficios de trabajar juntos
Además, el lazo afectivo que se genera entre el animal y el humano puede tener efectos muy positivos para las personas. No en vano, la ciencia ha demostrado que los animales de terapia ayudan a reducir los niveles de cortisol causantes del estrés, y aumentan las sensaciones de apego que activan la oxitocina, una hormona que favorece la sensación de bienestar y confianza.
Son varios los animales que pueden ser utilizados para terapia, entre ellos el gato, el caballo o el delfín. Aunque sin duda el más empleado es el perro. Además de trabajar con personas con trastorno del espectro autista, los perros de terapia también pueden ayudar a enfermos de Alzheimer, pacientes con depresión o ansiedad, pacientes diabéticos, personas con discapacidad, adolescentes con trastornos alimentarios o niños con problemas de aprendizaje.
Foto | iStock
Vía | Fundación Bocalán
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