
Mantener un ambiente agradable en casa no solo nos ayuda a que ésta se sienta cómoda y acogedora: también es algo que beneficia nuestra salud, como ayudarnos a dormir mejor, por mencionar un ejemplo.
Independientemente de la estación del año en que nos encontremos, ventilar la casa es algo que deberíamos hacer con frecuencia pero que muchos solemos olvidar o no darle mucha importancia. Sin embargo, hacerlo podría evitarnos ciertas complicaciones de salud.
Te contamos por qué deberías ventilar tu casa todos los días, incluyendo en verano e invierno, y cuánto tiempo deberías hacerlo.
Mientras que en primavera y otoño el abrir las ventanas de casa es algo habitual, la cosa cambia en los climas extremos de verano e invierno. En el primero, deseamos mantener la casa fresca con ayuda del aire acondicionado, mientras que en el segundo queremos evitar que se escape el calor. Sin embargo, incluso en esas dos temporadas es necesario hacerlo.
Por qué es importante ventilar la casa
Aunque en principio podamos pensar que el aire dentro de casa está limpio, lo cierto es que con el tiempo, especialmente si no acostumbramos ventilar la casa, se van acumulando sustancias que pueden ser nocivas para nuestra salud.
Desde dióxido y monóxido de carbono, hasta partículas de productos de limpieza, polvo y ácaros, el aire que se encuentra dentro de nuestra casa poco a poco se va viciando y contaminando, lo que podría traer graves consecuencias para la salud, como enfermedades respiratorias e infecciones.
Por otro lado, el mantener la casa encerrada favorece la acumulación de humedad y condensación, lo que crea un ambiente en el que se pueden presentar moho y hongos, que además de causar problemas de salud pueden ocasionar daños estructurales a nuestro hogar.
¿Cuánto tiempo y cuándo debemos ventilar la casa?
Para prevenir las cosas que hemos mencionado, lo ideal es ventilar nuestra casa todos los días. De este modo, nos aseguramos de purificar el aire interior, reducir la concentración de dióxido de carbono y la humedad, así como eliminar partículas nocivas para nuestra salud.
Y hacerlo es mucho más sencillo de lo que pensamos: basta con dedicar de 10 a 15 minutos una o dos veces al día, aunque podemos extenderlo un poco más si así lo deseamos, si nuestra casa tiene varias habitaciones o es muy grande.
El mejor momento para hacerlo dependerá del clima externo. En verano, por ejemplo, es recomendable hacerlo cuando la temperatura exterior es menor que la que tenemos en casa, que en este caso sería muy temprano por la mañana o durante la noche.
En invierno, el momento ideal para hacerlo es durante las horas más cálidas del día, como a media mañana o al mediodía, para prevenir que se enfríe mucho la casa y aumente el costo de la calefacción.
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