Tener un jefe tóxico es algo que afecta notablemente a nuestro bienestar emocional y laboral, y también, a nuestra productividad. Por otro lado, tener compañeros tóxicos también afecta y mucho, pero claro, un jefe tiene mucho más "poder" sobre nosotros. Si lo has vivido, sabrás de lo que hablo. Y lamentablemente, es algo más frecuente de lo que imaginamos.
Y es que a veces nos encontramos atrapados en una situación en la que nuestro superior puede hacer que la vida en la oficina (o en otro ámbito) sea una pesadilla constante. Sin embargo, renunciar no siempre es la única solución.
Aquí te presento cinco trucos efectivos para lidiar con un jefe tóxico y preservar tu bienestar sin tener que abandonar tu trabajo. Eso sí, no hace falta que llegues a agotar tu salud mental para empezar a hacer cambios o renunciar (estas pautas te pueden ayudar a no llegar a ese límite).
Cinco trucos para lidiar con un jefe tóxico sin tener que dejar tu trabajo
1. Observa su comportamiento y desarrolla estrategias efectivas
El primer truco para lidiar con un jefe tóxico es observar su comportamiento. Fíjate en esto: cuando se comportan bien (o al menos de una manera menos tóxica), ¿en qué circunstancias lo hace? ¿Es sólo con personas específicas? ¿Es sólo en determinados momentos, por ejemplo, cuando hay menos volumen de trabajo?
Por otro lado, fíjate también en lo contrario; es decir, en los momentos en que es más tóxico: ¿qué desencadenantes hay? Esto te ayudará porque te ayudará a tomar distancia de la situación (algo que te puede reportar calma y resiliencia).
Y por otro lado, te ayudará a identificar lo que influye en su estado de ánimo o comportamiento, lo cual te permitirá desarrollar estrategias adicionales para decidir cuándo acercarte a él y cuándo no, cuándo hablar con él y cuándo no, etc (cuando esto sea posible).
2. Desarrolla una actitud neutral: no te dejes llevar por las emociones
Actuar de esta forma implica cultivar una actitud neutral hacia las interacciones laborales (algo que no es fácil, y que requiere práctica, por supuesto).
Por ello, empieza por evitar reacciones emocionales impulsivas y practica responder de manera calmada y objetiva. Esto no significa suprimir tus emociones, sino más bien gestionarlas de manera que no influyan negativamente en tu desempeño.
Por ejemplo, si recibes críticas injustas de tu jefe, en lugar de reaccionar con frustración inmediata, toma un momento para procesar la información y después responde de manera profesional y centrada en soluciones. En cierta manera, se trata de actuar (y tomar distancia) en lugar de reaccionar.
3. Establece límites saludables: protégete
Un jefe tóxico a menudo cruza límites personales y profesionales. Por ello resulta clave marcar límites claros y comunicarlos de manera asertiva. Por ejemplo, si tu jefe tiende a enviarte correos electrónicos fuera del horario laboral, podrías responder de manera respetuosa pero firme:
"Aprecio tu mensaje y estaré encantado de abordarlo durante nuestro horario de trabajo. Mi tiempo fuera de la oficina es importante para recargar energías y estar al máximo rendimiento cuando vuelvo".
Establecer límites también implica aprender a decir "no" de manera educada cuando sea necesario. La habilidad de gestionar tus propias expectativas y compromisos puede ayudarte a mantener el control de tu carga de trabajo y evitar el agotamiento. Lógicamente, a veces ni diciendo "no" será suficiente, porque los jefes tóxicos traspasan incluso esos "no" (insistiendo, no respetándonos...), pero hemos de ser firmes con ello y no dejar de marcar esos límites.
4. Construye una red de apoyo en la oficina
Crear relaciones positivas con tus colegas puede ser una herramienta poderosa cuando lidias con un jefe tóxico. Busca aliados dentro de la empresa que compartan tus preocupaciones y estén dispuestos a ofrecer apoyo mutuo. Crear conexiones fuertes con compañeros puede proporcionar un ambiente de trabajo más favorable y crear una red de apoyo en momentos difíciles.
Además, no subestimes el poder de la retroalimentación constructiva. Si tienes compañeros de trabajo que han experimentado situaciones similares, compartir experiencias y aprendizajes puede resultarte útil (y desahogarse también es bueno).
5. Amplía tus posibilidades laborales
Si no quieres dejar la empresa en la que trabajas, empieza por ampliar tus mirada hacia otros departamentos o grupos de trabajo en los que no tengas que lidiar con tu jefe tóxico.
Dirígete al equipo de recursos humanos para exponer tu situación y solicitar un cambio de puesto. Ponerlo en conocimiento es el primer paso para que pueda solucionarse el problema e incluso para ayudar a otros compañeros que podrían estar pasando por lo mismo.
Si no hay solución posible, tu salud mental es lo primero. Aunque a priori no quieras abandonar tu trabajo actual (y te dé rabia tener que hacerlo por culpa de tu jefe tóxico), buscar otras oportunidades mientras no cesa esta situación tampoco es una mala opción a largo plazo. Todo lo contrario.
Explorar nuevas oportunidades laborales es un acto de autodeterminación que restaura la esperanza, el control personal de la situación y la motivación. Te ayudará a darte cuenta de que hay vida más allá de este trabajo, y que si la cosa se pone muy fea, puedes trabajar en otro lugar (aquí lo que importa es tu salud mental).
Por ello, investiga el mercado laboral y redefine tu narrativa profesional. Esta estrategia no solo ofrece una vía de escape potencial, sino que también alimenta la confianza y el sentido de dirección, contribuyendo a un futuro profesional más satisfactorio y saludable alejado de tu jefe tóxico.
Foto | (Portada: Película El diablo viste de Prada, 2006)