Corea del Sur cada vez propone ideas más locas para arreglar su catastrófica natalidad, pero luchar contra el machismo rampante del país ni se lo plantean

Que Corea del Sur tiene la natalidad más baja del mundo no es novedad: desde hace varios años este país asiático ha ido reportando tasas de natalidad cada vez menores y no parece que vaya a haber un cambio pronto:

Las cifras divulgadas en la BBC registran que el número de hijos que una mujer esperaría tener en el curso de su vida, que en 2022 se encontraba en 0,78, cayó otro 8% en 2023, hasta el 0,72.

Si consideramos que para que una población logre mantenerse estable, el número debería ser 2,1, estas cifras son preocupantes. Tanto así, que si esta tendencia continúa, se estima que la población surcoreana quedaría reducida a la mitad para el año 2100.

Por ello, el gobierno de Corea ha intentado aumentar el número de recién nacidos usando diversas medidas, como los trenes de alta velocidad de los que hablamos hace tiempo, cuya finalidad es reducir el tiempo de viaje entre el centro de Seúl y sus afueras, para animar a los jóvenes a considerar hogares fuera de la ciudad y a comenzar a tener bebés.

Pero aunque ésta y otras medidas -como las ayudas financieras a las parejas y los subsidios de vivienda- son consideradas normales, el gobierno coreano está tan desesperado que cada vez propone ideas más locas y polémicas, como contratar cuidadoras en Singapur para que cuiden de los niños pagándoles muy por debajo del salario mínimo y sugerir que las niñas comiencen su educación primaria un año antes que los niños.

Y Corea del Sur no es el único país con ideas que no se habían visto antes: Japón, sus otros vecinos de Asia con problemas de natalidad, acaba justo de lanzar un Tinder patrocinado por el gobierno.

El problema está en que, por más ideas y apoyos económicos que se proponen, es altamente probable que ninguna de ellas funcione ni llegue a nada, porque no atacan el verdadero problema de Corea del Sur: el machismo y la desigualdad de género.

Corea del Sur, un país patriarcal

Foto | Daniel Bernard en Unsplash

Si analizamos la historia de Corea del Sur, no resulta sorprendente que en pleno siglo XXI aún tenga una cultura en la que es muy notoria la desigualdad de género, tanto en lo laboral como en lo social y familiar.

Las profesoras Ju Hui Judy Han y Jennifer Jihye Chun señalan en un paper sobre género y política en Corea, publicado en la revista Journal of Korean Studies, que la esclavitud sexual militar padecida por las mujeres coreanas durante la Segunda Guerra Mundial, entre otras cosas, ha contribuido a las ideologías patriarcales que perpetúan la desigualdad de género en Corea del Sur.

Por otro lado, no se puede ignorar un suceso relativamente reciente que fortaleció la mentalidad de ver al hombre como superior: cuando Park Geun-hye (la primera mujer presidente de Corea del Sur y cuya victoria representaba un logro para la igualdad de género) se vio envuelta en un escándalo y juicio político que anuló el progreso logrado por su elección, y fue un hecho que convenció a muchos de que las mujeres no tienen la capacidad para dirigir ese país.

Y aunque desde finales del siglo XX se han hecho varias leyes y reformas para abordar cambiar la mentalidad machista y dar mejores oportunidades a las mujeres, la realidad es que la igualdad de género en el ambiente laboral y familiar no ha tenido muchos avances.

Cada vez hay menos bebés y más mujeres solteras

Foto | Gabriel Gonzalez en Unsplash

Corea del Sur no solo es un país machista: también es ultracompetitivo. Estos dos factores han hecho que las mujeres deban luchar aún más por su carrera profesional, priorizándola por encima de tener una pareja o de tener hijos si ya están casadas.

En este país, la norma es que las familias con hijos inviertan grandes cantidades de dinero en su educación, con la finalidad de garantizarle un buen futuro profesional. Esto por un lado hace que tener hijos sea algo que muchos matrimonios descarten, por el simple hecho de que no se lo pueden costear y temen no ofrecerles una buena calidad de vida.

Por otro lado, vivir en este país no es barato y los altos costes de vivienda obligan a que las parejas necesiten tener doble ingreso, otro factor donde claramente se denota el machismo, pues Corea del Sur tiene la brecha salarial más grande de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Gráfico | OCDE

Y aunque en muchos países modernos es normal que ambos trabajen, las coreanas no tienen muchas facilidades en cuanto a la maternidad. Entre las largas jornadas de trabajo establecidas en Corea del Sur, y las pocas políticas de conciliación para las familias, muchas mujeres optan por no tener hijos y algunos incluso eligen permanecer solteras, pues cualquiera de estas dos cosas podría interrumpir y hasta terminar su carrera profesional.

Sucede que en este país, se piensa que las madres deben dar prioridad a sus responsabilidades domésticas y de la crianza, antes de las profesionales. Por ello, muchas de las mujeres que toman su baja maternal ya no vuelven al trabajo o son discriminadas por las empresas solo por ser madres.

Resumiendo, si Corea del Sur se tomara la molestia de escuchar a quienes toman decisiones sobre natalidad (las mujeres y sus parejas), quizás se darían cuenta que las políticas que están estableciendo van por el camino equivocado y no están atendiendo la problemática de fondo.

Lo que en este país realmente se necesita -así como en muchos otros-, son políticas que eliminen la brecha salarial y que apoyen y den flexibilidad a quienes tienen o desean tener hijos, entre las que se incluyen mejores bajas maternales y empresas que faciliten la conciliación.

Foto de portada | Dynamic Wang en Unsplash

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