Sí, volvemos a recordar un día de esos que sirven al menos para remover conciencias.
Hace poco hablábamos del Día Mundial del Medio Ambiente y de lo que estábamos y estamos obligados a cambiar para protegerlo. Hoy hablamos de que unos océanos sanos son imprescindibles para tener un planeta sano, pero tampoco sé si realmente somos conscientes de ello.
Porque los océanos son el corazón de nuestro planeta, de este planeta azul que nos han prestado nuestros hijos y parece que nos hemos empeñado en ponerle muy difícil a este corazón lo de seguir latiendo.
Nos portamos como unos niños caprichosos y maleducados con ellos y sin embargo son vitales para la vida, para nuestra vida y no sólo porque regulan el clima o sean hábitat de miles de seres vivos sino por algo básico: los océanos producen oxígeno y eso los convierte en imprescindibles.
Como es imprescindible que los cuidemos mucho más de lo que lo venimos haciendo. Por ello Naciones Unidas marcó el 8 de junio en el calendario mundial como el Día de los Océanos, para llamar la atención sobre el tremendo problema que tenemos en esas inmensas masas de agua por culpa de la contaminación a las que las estamos sometiendo.
Unos océanos sanos, un planeta sano
Es el lema de este año desde Naciones Unidas: “Unos océanos sanos, un planeta sano” un océano sano en el que por ejemplo los peces no se acostumbren a comer plástico como está pasando ahora.
Un océano sano en el que poder nadar con nuestros hijos en vacaciones, esas que están a la vuelta de la esquina y poder disfrutar del mar en la orilla de la playa.
Un océano sano, vivo, sin pesca ilegal, con prácticas de acuicultura sostenible, libre de contaminación.
Un océano sano como el que soñó hace poco un joven de sólo 19 años bien distinto a como es ahora por ejemplo el Océano Pacífico donde las corrientes han formado una isla del tamaño de dos veces Estados Unidos, difícil de imaginar una extensión así de plásticos flotando en el agua, con lo que conlleva de deforestación, contaminación, intoxicación de las especies,…
Según cálculos de Naciones Unidas, cada milla cuadrada de océano contiene aproximadamente unos 46.000 pedazos de plásticos flotantes. Unas cifras que deberían hacernos reaccionar cuanto antes.
Una esperanza de 19 años
Boyan Slat tenía sólo 19 años cuando decidió que ya era suficiente la basura que habíamos obligado a tragarse a los mares y a los océanos del planeta y puso en marcha su idea.
Un joven de menos de veinte años no suele emplear su tiempo en desarrollar una idea como esta ni en crear una empresa para ponerla en marcha, Boyan sí lo ha hecho y está en vías de que pronto se pueda poner en marcha. Cuanto antes mejor sin duda.
Pero seguro que hay muchos chicos de esa edad y aún más pequeños pensando en cómo pueden ayudar a limpiar los océanos y a cuidar el planeta y sin duda las vacaciones de verano son un momento perfecto para iniciarles en el conocimiento de los mares, los océanos y lo que suponen para el equilibro, para la vida en una palabra.
Pasear por la playa, hablar de las mareas, no dejar desperdicios olvidados o escondidos en la arena o incluso, un día por ejemplo, dedicarnos a recoger lo que encontremos en la orilla pero que no debería estar allí. Educar en el respeto y el cuidado al medio ambiente es educar de cara al futuro, al futuro de nuestros hijos, a su vida cuando sean adultos.
Amamos y cuidamos lo que conocemos, lo que respetamos, lo que sentimos como nuestro y las vacaciones son un momento perfecto para tomar una lección como esta, podemos apuntar en nuestro calendario que el Día Mundial de los Océanos que es hoy, sólo es el principio en nuestro nuevo camino durante estas vacaciones.
Vía | un.org | nathionalgeographic.es
Fotos | iStockphoto | IG Boyan Slat
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