Yo he sido niña en la década de los ochenta. Recuerdo esos años como una época muy diferente a la que viven hoy nuestros hijos, con mucha menos tecnología, menos pantallas (obviamente sin móviles) y mucho más estar en la calle, movernos en bicicleta y jugar al aire libre. Necesitábamos menos y jugábamos más, ¿no creéis?
Para todos aquellos que, como yo, han sido niños ochenteros, he rescatado algunas imágenes icónicas de aquellos maravillosos años que os harán volver a la infancia, y que lógicamente los niños de hoy no las entenderían.
Los arcaicos VHS
¿Los recordáis? Cada cinta VHS tiene el tamaño de tres discos duros de hoy en día con mil veces mayor capacidad, pero apenas permitían grabar programas de televisión y películas con una duración de aproximadamente dos horas. Podías grabar los capítulos de tu serie favorita o crear tu propio video club de películas, pero eso sí, ocupaban media biblioteca. Todavía recuerdo el documental "Cosmos", de Carl Sagan que me ponían a la hora de la siesta; lo habré visto más de cien veces.
Clavados frente a la tele para ver 'Verano azul'
Hablando de series, la más emblemáticas de esos años era 'Verano Azul'. Podía caerse el mundo que nada impediría que me sentara frente a la tele, que en ese entonces había que sintonizar de forma manual con dos antenas, a ver el próximo capítulo. ¿Quién no recuerda el 'No nos moverán' para impedir el derrumben del barco ‘La Dorada’?¿Quién no ha llorado con la muerte de Chanquete? La pandilla de Nerja todavía vive en nuestros corazones.
Cantamos y bailamos con las fichas del Parchís
No eres un niño de los '80 si no morías por Tino, Yolanda, Gema, Óscar o David. No importa de dónde fueras, el fenómeno Parchís arrasó en todo el mundo; todos teníamos sus discos de vinilo, de los cuales se vendieron millones y millones de copias. Sus canciones todavía resuenan guardadas en una parte de nuestro subconsciente: "Hola, soy ficha roja, y yo soy la ficha azul..."
La extravagante serie 'V Invasión extraterrestre'
Esta serie estrenada en 1983 estaba semiprohibida en mi casa, por ser muy "rara" y poco adecuada para niños. Aunque sus protagonistas tenían apariencia humana, en realidad eran una especie de lagartos malévolos: tenían sangre verde y comían ratones. De hecho, la escena más fuerte y mítica de toda la serie es cuando Diana se come una rata. Recuerdo hacer toda clase de chantajes para que me dejaran verla.
Todos queríamos un ALF en nuestras vidas
Y ya la última serie y corto. La más entrañable y divertida: Alf. Todos los niños de esa edad soñábamos con que un extraterrestre peludo aterrizara en nuestras casas y se quedara con nosotros una temporada. La familia Tanner pasó a ser la familia que todos queríamos tener.
Hacíamos bíceps para subir y bajar las ventanillas del coche
¡Qué poco saben de subir y bajar ventanillas los niños de hoy! Es darle a un botón y ventanilla bajada, darle otra vez y ventanilla subida. En nuestra infancia, el mecanismo era mucho más rudimentario: había que darle a la manija hacia un lado y hacia el otro, cuando no había que abrirla a mano tirando de ella (literalmente, como en el viejo Renault 4 de mi madre).
Los impredecibles carretes de fotos
De las 24 fotos de un carrete, solo quedaban dos o tres rescatables. No sé cómo manejábamos la ansiedad de tener que esperar una semana para que nos revelaran las fotos del carrete, cuando no lo habías colocado mal y echabas a perder todas las fotos.
El móvil del pasado
El teléfono de cable y disco era nuestro móvil, pero nada tenía que ver con los modernos dispositivos de hoy en día con los que la gente hace de todo, menos hablar. Con este aparato te dejabas los dedos marcando una y mil veces el mismo número, y fue testigo de nuestros primeros "cuelga tú primero".
Con tu Walkman te creías el más "guay"
Sony lanzó al mercado el primer Walkman en 1979 y vendió millones de ellos. Sin duda, este aparato que funcionaba con casetes, pilas, unos rudimentarios auriculares y cabía en un bolsillo, cambió para siempre la forma de escuchar música.
Así era juntarse con los amigos a escuchar música
Pero cuando se trataba de compartir momentos musicales, los radiocasetes eran los protagonistas. Como su nombre indica, podíamos sintonizar la radio y reproducir los casetes (comprados o los que grabábamos nosotros mismos) sin necesidad de enchufarlo, porque además de tener cable también funcionaba con pilas. ¡Toda una innovación!
¿Tuviste unos Windys?
Windys o Skippies era la marca de estas cangrejeras de plástico que todas las niñas de los '80, y algunos niños también, usaron alguna vez. Al ser de plástico, los pies sudaba muchísimo y como se metía la tierra por los agujeritos, te quedaban hechos una mugre.
Circuitos de coches artesanales
Pasábamos mucho tiempo en la calle y nos buscábamos la vida para divertirnos con lo que teníamos a mano. Si había que hacer un circuito de coches en la tierra, con túnel incluido, se hacía. Y nos pasábamos horas y horas jugando.
Los muebles de la casa de Barbie
He desbloqueado un nuevo recuerdo con este set de muebles hinchables de la casa de Barbie. ¿Los recordáis? Eran muy poco estables y se pinchaban de nada, pero nuestra felicidad cuando poníamos allí a Barbie y Ken no tenía precio.