Hace unos días las redes sociales difundían las inaceptables imágenes de una profesora golpeando a los niños de una escuela infantil en Israel, atándoles las manos a la espalda y haciéndoles tragar su vómito.
Los padres salieron a la calle pidiendo que se terminen con casos tan alarmantes como estos, llegando incluso a producir disturbios. Así que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido que a partir de septiembre la ley permitirá instalar cámaras dentro de las guarderías, para acallar las protestas.
"Un mal día" que la hizo actuar "como Satán"
Esa es la disculpa que dio la maestra de 25 años, Carmel Mauda, al ser detenida por la policía el pasado 21 de junio, tras visionar las imágenes de una cámara instalada en el centro privado.
Aunque al principio negó su implicación, tuvo que admitir lo que había hecho tras mostrarle los vídeos que muestran como la joven zarandea a los niños, los lanza contra la cuna o las colchonetas, les pega con toallas o les ata las manos a la espalda para comer.
Incluso fue captada echando una manta sobre un niño y recostándose ella encima de él con el riesgo de asfixiarlo.
Los malos tratos también llegaron a producirse delante de otros profesores que no hicieron nada por evitarlo. De ahí que la asistente de la maestra haya sido acusada de presenciar el abuso e incluso de participar. Fue arrestada y luego liberada bajo arresto domiciliario. Las actuaciones judiciales contra ella siguen su curso.
Así lo explica el diario israelí Ynet, que señala que la profesora ha sido acusada por la Fiscalía Central del Distrito de abuso de menores y personas indefensas.
Pero ha sido ahora, cuando los vídeos de las agresiones se han hecho públicos, cuando los padres se han enfurecido y han tomado las calles para exigir medidas que eviten situaciones como esta. Incluso se cree que han provocado el incendio supuestamente intencionado de la casa familiar de la maestra el sábado pasado.
Esta es la grabación compartida por la policía de Israel en su cuenta de Twitter.
הגננת המתעללת האכילה בקיא, קשרה לכיסא, הכתה והתעללה בפעוטות: לפני כשבועיים התקבלה תלונה בדבר התעללות בתינוקות בפעוטון שנוהל בביתה של גננת בת 25 מראש העין. עם סיום החקירה, יוגש בקרוב כתב אישום נגד החשודה pic.twitter.com/TGejEEnrRo
— משטרת ישראל (@IL_police) 4 de julio de 2019
De ahí que Benjamín Netanyahu haya prometido endurecer la videovigilancia en las escuelas infantiles del país y haya declarado que no aceptarán la "violencia" como reacción.
La familia de la acusada responsabilizó a los medios de incitar el ataque incendiario y su representante legal consideró que se había traspasado una línea roja porque "el juicio debe llevarse a cabo en los tribunales".
No es un hecho aislado
Según informa El Espectador, este no es el primer caso de maltrato en guarderías que se registra en Israel. En los últimos años, se han denunciado numerosos episodios de abuso, incluida la muerte de una niña de 18 meses a manos de su cuidador.
En junio de 2018, el gobierno israelí fue atacado por la continua demora de una propuesta de ley de supervisión mientras los ministerios se peleaban por financiar el proyecto. La ley finalmente se aprobó en diciembre, pero solo exige cámaras de seguridad en todas las guarderías a partir de septiembre de 2020, y solo mientras el 70% de los padres no se oponga a la medida.
Y es que cuando dejamos a nuestro bebé en la escuela infantil, lo único que esperamos es que esté bien atendido y sea feliz.
Es normal que entre niños de corta edad ocurran peleas, tirones de pelo, pequeños mordiscos... Los bebés no saben cómo manejar su frustración y necesitan estrategias para aprender a canalizar sus emociones de manera positiva, a base de mucho amor y paciencia. Los cuidadores deben vigilar y enseñar a los niños para que no ocurran casos como el de la niña de Estados Unidos de la que hablábamos recientemente, que tenía 25 mordiscos en su espalda.
Nadie informó ni dio explicaciones a los padres, y unas cámaras de seguridad hubieran ayudado a esclarecer lo ocurrido.
Y también en el resto de los casos de maltrato y negligencia en las escuelas infantiles, que desgraciadamente se suceden por todo el mundo. Es cierto que no son demasiado frecuentes, pero aún así siguen siendo escalofriantes.
Obligatoriedad de las cámaras en las guarderías
Ya son muchos los centros infantiles que cuentan con un sistema de videovigilancia instaladas en zonas comunes, como el aula, el comedor, los pasillos o el patio. Mediante una contraseña, los padres pueden acceder al sistema y ver vía Internet, desde cualquier dispositivo móvil, qué hace su hijo en todo momento. Pero aún no son todos.
Esta vigilancia excesiva para algunos, es primordial para otros, sobre todo teniendo en cuenta que los bebés no pueden defenderse ni contarnos lo qué han hecho al llegar a casa y, para los padres saber qué su pequeñín está bien y es feliz, aporta mucha tranquilidad.
Solicitar que las cámaras sean obligatorias en las escuelas infantiles no significa que desconfiemos de los profesores, pero a la vista de casos como el de esta docente de Israel, nos hace plantearnos (una vez más) la conveniencia de su instalación en todos los centros por ley.
Como madre soy de la opinión de que cuantas más herramientas utilicemos para cuidar y proteger a nuestros hijos, mejor, y eso está por encima de mantener su privacidad como menores, sobre todo teniendo en cuenta de que solo tendremos acceso a esas imágenes los padres y con una contraseña propia.
Quienes se oponen a las cámaras, alegan que para observar ocho horas diarias qué hace el bebé en la guardería, podría estar en casa con sus padres. Pero seguro que ningún progenitor se pasa todo el rato atento a la pantalla, pero entre todos se forma una cadena de supervisión: son 40 padres que mirarán, cuando puedan, a ratos, lo que sucede en el aula.
Si hay cámaras en las tiendas, la calle o en los establecimientos públicos, por qué no vamos a servirnos de los avances tecnológicos para garantizar la felicidad y seguridad de nuestros hijos. Al menos hasta que tengan su primer móvil y podamos llamarles para asegurarnos de que están bien. Pero para eso aún queda mucho tiempo y es otra historia que merece una reflexión aparte.
Vía | Ynet News
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