Cuando se enteraron de que el ansiado bebé que se gestaba en el vientre de ella tenía síndrome de Down se sintieron abatidos. Fue un golpe muy duro que rompió con las expectativas que se habían creado y que les hizo valorar si debían seguir adelante con el embarazo o no.
Claire Martin y su pareja, Benjamin, de Australia, decidieron que no era ese su sueño, que no era su deseo, y pensando en lo dura que iba a ser la vida para su hijo y para ellos mismos decidieron abortar.
Sin embargo, como se dice a menudo, la decisión de abortar es muy dura también, porque es una acción que también tiene repercusiones: muchas parejas viven luego con el pensamiento de lo que pudo ser y no fue. Así que en el último momento se arrepintieron.
Se enteraron en la semana 15
Llevaba el bebé 15 semanas gestándose en su útero cuando el ginecólogo les dijo que algo parecía estar alterado. Una prueba confirmó que el bebé tenía síndrome de Down, y lo que para esta pareja era todo alegría se transformó en dudas, miedo y desolación.
No sin sufrimiento, no sin dudas, tal y como leemos en OKDiario, optaron por abortar y pidieron cita en una clínica especializada para llevar a cabo la intervención.
El día del aborto se arrepintieron
Tal y como habían decidido fueron a la clínica el día que les habían citado. Entraron en el centro y tal y como les indicaron, se sentaron a esperar a que les avisaran para pasar a la consulta y que todo el proceso empezara. Ahí sentados, sintieron que no estaban haciendo lo adecuado. Benjamin la cogió de la mano y salieron del centro. Se miraron a los ojos y él le dijo: "¿Qué estamos haciendo aquí? Vámonos a casa, no podemos matar a este bebé".
Y Xabier nació
Volvieron a casa y, liberados de su propia decisión, de la presión que se habían impuesto, del sufrimiento de decir adiós a su bebé, empezaron a esperarle cada vez con más cariño e ilusión. Así, hace ahora ocho semanas, nació Xabier, el hijo con síndrome de Down de Claire y Benjamin que ha llegado, según explican, para hacerles sentir contentos, satisfechos, felices y orgullosos de la decisión que tomaron.
Dicen que Xabier ha venido al mundo para enseñarles qué es el verdadero amor, y es que en estos dos meses de vida sólo les ha traído alegría, felicidad y un profundo sentimiento de agradecimiento a la vida por haber hecho posible su llegada.
Ante tal baile de emociones, la pareja ha querido compartir su historia en internet para que aquellos padres que reciban la noticia de que su bebé nacerá con síndrome de Down se sientan comprendidos en la tristeza de una noticia que rompe con los sueños de quienes no se lo esperan y para, además, demostrar al mundo que se puede ser completamente feliz siendo padres de un bebé con este síndrome.
Que tan válida puede ser la decisión de abortar, porque ellos llegaron a tomarla, como la de no hacerlo, que es por lo que optaron finalmente.
Cada vez nacen menos niños con síndrome de Down
He querido compartir la noticia porque ya hace años que sabemos que los niños con síndrome de Down están desapareciendo de España, porque son muy pocos los padres que deciden seguir adelante con el embarazo (se calcula que sólo el 5% sigue adelante).
La decisión es totalmente respetable porque cada pareja conoce su realidad y sus motivaciones, pero cada vez que veo una pareja como esta, o un padre como Robb Scott, que hace unos meses dijo que tener un hijo con síndrome de Down era lo mejor que le había pasado en la vida, o como Enrique, que explicó emocionado que su hija Clara había sido escogida como modelo de una marca de ropa mientras agradecía a la vida su llegada, me pregunto si no estamos negando con esas cifras la llegada al mundo de unos bebés, de unas personas, que tienen la capacidad de enseñarnos mucho a todos los que nos consideramos normales.
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