La práctica por la cual una mujer gesta al bebé de otra pareja recibe el nombre de vientre de alquiler o maternidad subrogada, un término que queda mejor, más suave, pero que es muy criticado por las responsables de una campaña que tiene como objetivo evitar que se implante jamás en nuestro país y, de paso, sensibilizar a la población de todo el mundo en contra de una práctica que consideran abusiva, humillante y que introduce el cuerpo de la mujer y su útero en un negocio de compra-venta injustificable.
Dicha campaña recibe el nombre de "No somos vasijas", en referencia a que ninguna mujer debe actuar como recipiente para el bebé de otra pareja a cambio de dinero, porque se está monetizando dicha práctica, se está haciendo negocio de ello y en la India, por ejemplo, se están implantando granjas de mujeres que se dedican a gestar, parir y cuidar de unos bebés que no son suyos hasta que llegan los dueños para llevárselos.
¿Granjas de mujeres?
Así es. Lógico. Dime algo que genere dinero y te diré cómo hacer para lograr tener trabajadoras a mi cargo que lleven a cabo esa práctica, de manera organizada y generando riqueza para mí. Si gestar a un bebé conlleva cuantiosos beneficios, parece bastante lucrativo montar una granja, tener una plantilla de varias mujeres y hacer que vayan gestando a los bebés de otras parejas. Ellas ganan dinero y el responsable de todo ello también.
Mientras tanto, esas mujeres reciben alimentos, vitaminas y se les insta a descansar para que el embarazo acabe bien, durmiendo en habitaciones donde se juntan unas 10 madres sustitutas. No podrán tener relaciones sexuales, deben evitar riesgos y si algo acaba mal ni el médico, ni el hospital ni los padres contratantes son responsables de nada. Es decir, ellas son las únicas responsables si el bebé no llega a nacer.
¿Que por qué lo hacen? Pues porque se les paga por ello. Según los datos que nos dan en la misma página de la campaña (de la que ahora mismo os hablaré), una mujer que esté gestando gemelos cobra 10.000 dólares, más que si solo gesta a un bebé. En caso de aborto en los primeros tres meses, 600 dólares. Ese dinero es parte de lo que cobra el "jefe" de todo ello, que percibe entre 25.000 y 30.000 dólares, que siempre será bastante menos de los 75.000 a 100.000 que cuesta realizar esta práctica en los EE.UU., otro de los países donde está permitido.
La campaña "No somos vasijas"
Con una página web que la acompaña, la campaña "No somos vasijas" se adhiere a una mucho mayor, a nivel mundial, llamada "Stop Subrogacy Now". Ambas tienen el objetivo de poner de relieve lo que está sucediendo, lo que hemos comentado, cómo se está utilizando el cuerpo de la mujer y su útero de manera mercantil.
Cómo se aprovecha la necesidad de las mujeres con bajos recursos para explotarlas económicamente. Y todo ello mediante un embarazo, una situación que puede llegar a generar unas emociones, unos sentimientos en las mujeres, además de todos los síntomas asociados que una mujer debe vivir hasta que da a luz, que son mayores cuando se gesta un óvulo fecundado que no es propio.
Un ejemplo de esto que digo lo podéis ver en el siguiente vídeo, que pertenece a un trailer de un documental que trata el tema y en el que aparece una muestra de dicho negocio, e incluso a una mujer que cuida a "su" bebé mientras espera que lleguen sus padres a recogerle, sin saber muy bien cuándo sucederá la entrega, o si sucederá (extraído de la sección de vídeos de la campaña):
La campaña lleva la etiqueta #nosomosvasijas y detrás de ella encontramos filosofas, constitucionalistas y mujeres del movimiento feminista que quieren evitar a toda costa que la maternidad subrogada se llegue siquiera a plantear en España, donde por ahora es ilegal.
Para la campaña, todas las participantes han firmado un manifiesto cuyos puntos más importantes son los siguientes:
- La maternidad por sustitución niega a las mujeres gestantes el derecho a decidir durante el proceso de embarazo y en la posterior toma de decisiones relativas a la crianza, cuidado y educación del menor o la menor.
- La maternidad subrogada no sólo impide a las mujeres la capacidad de elección, sino que además contempla medidas punitivas si se alteran las condiciones del contrato.
- Las mujeres no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores. Es, por el contrario, un evidente ejemplo de “violencia obstétrica” extrema.
- La recurrencia argumentativa al “altruismo y generosidad” de las mujeres gestantes, para validar la regularización de los vientres de alquiler, refuerza la arraigada definición de las mujeres, propia de las creencias religiosas, como “seres para otros” cuyo horizonte vital es el “servicio”, dándose a los otros. Lo cierto es que la supuesta “generosidad”, “altruismo” y “consentimiento” de unas pocas solo sirve de parapeto argumentativo para esconder el tráfico de úteros y la compra de bebés estandarizados según precio.
- Ningún tipo de regulación puede garantizar que no habrá dinero o sobornos implicados en el proceso. Ninguna legalización puede controlar la presión ejercida sobre la mujer gestante y la distinta relación de poder entre compradores y mujeres alquiladas.
- La llamada “maternidad subrogada” tampoco se puede inscribir, como algunos pretenden, en el marco de una “economía y consumo colaborativo”: la pretendida “relación colaborativa” sólo esconde “consumo patriarcal” por el cual las mujeres se pueden alquilar o comprar de manera total o parcial.
- La perspectiva de los Derechos Humanos supone rechazar la idea de que las mujeres sean usadas como contenedoras y sus capacidades reproductivas sean compradas. El derecho a la integridad del cuerpo no puede quedar sujeto a ningún tipo de contrato.
Algunas de las organizaciones que se han adscrito a la campaña son la Red Feminista de Derecho Constitucional, Escola D'Pensament Feminista 25 D'Abril, Plataforma de Mujeres por la Abolición de la Prostitución, Unión de Asociación Familiares, Mujeres Juristas Themis y el Forum Estatal de Política Feminista. Además, figuran las entidades Asistencia a Mujeres Violadas, Fundación Mujeres, Dones en Xarxa, Federacion de Mujeres Progresistas, Mujeres para la Salud, Asociación Malvaluna de Extremadura, etc.
Más información | No somos vasijas
Vía | Cadena Ser
Foto | iStock
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