Le quitaron a su hijo de 13 años el móvil por tres días, y al encenderlo tenía 14.000 mensajes de Whatsapp
¿Te agobias cuando recibes demasiadas notificaciones de Whatsapp? No es nada comparado con lo que les ha pasado a unos padres de Oviedo que castigaron a su hijo quitándole el móvil. Durante tres días, el móvil permaneció apagado, y al volver a encenderlo, se dieron cuenta que había recibido nada menos que 14.000 mensajes de Whatsapp.
La cifra asusta, pero más asusta enfrentarse a desconocer lo que hace tu hijo en las redes sociales. Los padres le retiraron el móvil el martes y se le volvieron a dar el viernes. Participaba en 110 grupos de amigos, en los que en apenas 72 horas recibió una media de casi 200 mensajes por hora.
¿Y si no lo hubiesen castigado?
A quienes tenemos hijos pre-adolescente o adolescentes, conocer una historia así nos hace saltar todas las alarmas (nunca mejor dicho). ¿Sabemos cuántos mensajes reciben nuestros hijos? ¿Sabemos con cuántas personas y con quién chatean? ¿Sabemos lo que hacen en las redes sociales?
De no haberlo castigado quitándole el móvil, muy probablemente los padres de este niño de 13 años no lo hubiesen averiguado. Los adolescentes se pasan el día pegados al móvil y es prácticamente imposible controlar una actividad tan alta como la que tenía este chaval.
Pero la pregunta es ¿deberíamos los padres "espiar" todo lo que hacen nuestros hijos en las redes?. La información y la confianza con los hijos es clave si hablamos de redes sociales, así como lo es en todos los aspectos de la crianza. No debería ser necesario tener que controlar todo lo que hacen nuestros hijos, bastaría con confiar en ellos para saber que no se meten en problemas.
El uso de las redes sociales por parte de los niños es algo de lo que los padres no podemos desentendernos por completo, especialmente cuando hablamos de adolescentes. No se trata de espiar, pero sí enseñarles cuestiones básicas muy importantes sobre la seguridad y el funcionamiento de las redes antes de que empiecen a usarlas.
Castigo de no-conexión
El bien más preciado para un adolescente hoy en día es su móvil. De ahí que se haya convertido en un castigo frecuente por parte de los padres el quitarles a los hijos el móvil o la tablet, dejándolos completamente desconectados durante horas o días.
Pero como medida no es realmente efectiva, pues estas prohibiciones aleatorias no les ayudan a autocontrolarse. Si el tiempo frente a la pantalla se ha convertido en un problema, es preferible establecer normas claras de uso, como por ejemplo restringir horarios (un par de horas por la tarde) o limitar su uso a los fines de semana, cuando tienen más tiempo libre para conectarse con sus amigos.
Menores en las redes
La legislación española establece los catorce años como edad mínima para formar parte de las redes sociales, pero al no haber un modo seguro de comprobarlo, hay muchos niños menores de esa edad con perfiles en las redes sociales más habituales y acceso a Whatsapp.
Por otro lado, está la cuestión sobre a partir de qué edad sería recomendable que los niños tengan móvil, puesto que el Whatsapp es una aplicación de la que seguramente harán uso para comunicarse con otros niños ni bien tengan un móvil. La mitad de los niños españoles de once años tiene smartphone, edad que coincide con el comienzo de la secundaria.
Adolescentes cada vez más aislados
El niño ovetense participaba de más de cien grupos de Whatsapp, 110 para ser exactos. Es prácticamente imposible que un niño de 13 años (o cualquier persona) pueda ser amigo de todas las personas que participaban en ellos.
Aunque a priori pueda parecer que son niños socialmente muy activos, la cierto es esa hiper-sociabilización digital en realidad los está aislando cada vez más. Es frecuente ver grupos de adolescentes reunidos, cada uno metido en su móvil sin apenas conversar con quien tienen al lado.
Vía | La nueva España
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