Según este psicólogo, la necesidad de justificar la existencia del dolor en los fetos se basa en las manifestaciones anti-abortistas existentes con la intención de evitar los abortos. Al parecer los fetos pueden reaccionar ante los estímulos dolorosos pero no los sienten debido a la falta de desarrollo del cerebro y la escasez de conexiones nerviosas.
También afirma que los bebés necesitan desarrollar su mente además de su cerebro para reconocer la subjetividad del dolor y este desarrollo sucede después del nacimiento.
Quisiéramos entender el por qué de estas contradicciones y sobre todo, que realicen un estudio concluyente que consiga desvelar la realidad y salvaguardar el bienestar tanto físico como psicológico del feto y de los papás.
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