Se dice mucho sobre las características de las personas según el orden del nacimiento: si es el mayor, se les ve como responsables y más maduros que el resto, si son los menores, se piensa que suelen ser rebeldes y de espíritu libre.
Y aunque no tengan hermanos con los cuales compararles, los hijos únicos tampoco se salvan de ser etiquetados. Egoístas, mimados y antisociales, son algunas de las ideas que muchas personas tienen acerca de la personalidad de quienes son hijos únicos, una reputación que les ha acompañado a pesar de que la ciencia se ha encargado de revelar otras muchas cualidades positivas en más de una ocasión.
¿Pero sabías que esa mala reputación proviene de una investigación pseudocientífica? El origen se remonta a este supuesto estudio de hace 140 años que, por cierto, ya era una patraña en su época.
El artículo en cuestión es uno titulado "The Only Child in a Family" ("El hijo único en una familia"), que fue realizado en seguimiento del estudio "A Study of Peculiar and Exceptional Children" ("Un estudio sobre niños peculiares y excepcionales"), ambos publicados en 1898 por E. W. Bohannon, del departamento de psicología y pedagogía de la Universidad Clark en Massachusetts.
En el segundo estudio sobre los hijos únicos, se detallaban los resultados de un cuestionario en el que se les preguntó a las personas sobre las peculiaridades de cualquier hijo único que conocieran. De los 200 participantes, 196 describieron a los niños sin hermanos como excesivamente mimados.
Debido a que en esa época los cuestionarios eran una de las formas en las que se realizaban muchos estudios e investigaciones, al observar que la mayoría de los participantes coincidían en su respuesta Bohannon y sus colegas tomaron eso como un resultado válido
El psicólogo Stanley G. Hall, que supervisó ambos estudios y era reconocido como el experto en niños de su época, llegó a decir que ser hijo único era una “enfermedad en sí misma”. Con los resultados del estudio y la declaración del experto, esta idea sobre los hijos únicos despegó y fue repetida constantemente en docenas de artículos durante las décadas posteriores, haciendo que este estereotipo se arraigara hasta nuestros días.
Lo que realmente dice la ciencia sobre los hijos únicos
La ciencia y la psicología han logrado muchos avances y no se parecen en lo absoluto a esos "estudios" de antaño que poco sustento científico tenían - vamos, que la mayoría de las personas de una encuesta pequeña diga que algo es de una manera no significa que realmente lo sea.
Hoy en día, por ejemplo, sabemos que los hijos únicos son más comprometidos y tienen un mayor sentido de la responsabilidad que los hijos con hermanos, como sugieren algunos estudios. También han demostrado ser, en general, más maduros, así como tener una mejor relación con las personas mayores y una comunicación más fluida con ellos, porque siempre lo hicieron a menudo con sus padres.
Por otro lado, una publicación en Population and Developmente Review encontró que al observar el desempeño de los niños en las pruebas cognitivas, los hijos únicos tienden a ser similares a los niños que crecen con un hermano y no tienen ningún déficit en sus habilidades sociales: "Estos niños son comparables en términos de personalidad, relación con sus padres, logros, motivaciones y adaptación personal con niños que tienen hermanos", señala la investigadora Alicia Goisis, profesora asociada de Demografía del Centro de Estudios Longitudinales del University College de Londres, y autora de este análisis que revisó 50 años de estudios sobre el tema.
Al final, tal y como lo señalan éstas y otras investigaciones, lo que realmente define la personalidad de los niños implica una serie de factores que incluyen el tipo de crianza, los recursos emocionales y el entorno en el que se desenvuelven, más que el hecho de tener o no hermanos. Así que ya va siendo hora de romper con ese mito y dejar de etiquetar el ser hijo único como algo negativo.
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