Nacer y morir el mismo día: 7.000 niños en todo el mundo mueren a diario en sus primeras horas de vida, según alerta Unicef

El nacimiento de un bebé debería ser siempre un motivo de alegría y un canto a la vida pero, desgracidamente, no todos los niños tienen la mismas posibilidades de sobrevivir en función del país en el que hayan nacido.

Unicef acaba de publicar el informe "Cada vida cuenta" que analiza las cifras de mortalidad de recién nacidos en todo el mundo, y alerta de que éstas continuan siendo muy altas. Aproximadamente, se estima que 2,6 millones de bebés en todo el mundo mueren antes de cumplir su primer mes de vida, y un millón de ellos lo hace el mismo día que nacen. Sin duda unas cifras terribles que deberían acaparar toda nuestra atención y reflexión.

Nacer y morir con menos de un mes de vida

En los últimos 25 años, la tasa de muertes entre los niños menores de cinco años se ha reducido a más de la mitad, lo que supone un gran avance en la lucha de Unicef por mejorar las condiciones de vida de los niños de todo el mundo.

Sin embargo, las cifras con los menores de un mes continuán siendo alarmantemente altas, y cada año mueren 2,6 millones de bebés antes de cumplir su primer mes de vida, de los cuales un millón fallece el mismo día en que nace.

Unicef, a través de su campaña "Cada vida cuenta" informa de que más del 80% de recién nacidos fallecidos en 2016 lo hicieron por causas que se pueden evitar y tratar:

"Esos niños no mueren porque no existan herramientas para salvarlos. La causa de más del 80% de las muertes de recién nacidos radica en tres factores que se pueden evitar y tratar: las complicaciones surgidas durante el parto o derivadas de un parto prematuro, y algunas infecciones como la sepsis, la meningitis y la neumonía"

Y es que, según informa la propia ONG, con una asistencia de salud de calidad y asequible, una nutrición adecuada y agua limpia podrían salvarse la vida de millones de bebés cada año.

Vía Unicef

Pero a estas terribles cifras se suman también las de otros 2,6 millones de bebés que nacen muertos, a pesar de que la mayoría de ellos estaban vivos cuando se inició el trabajo de parto.

Unicef considera que estas cifras podría reducirse drásticamente mejorando la atención al parto de las mujeres, así como la calidad de sus cuidados. No en vano, en países como Somalia (uno de los que registran mayores tasas de mortalidad de recién nacidos) tan sólo hay un médico, enfermero o partero por cada 10.000 personas.

¿Cómo se podrían mejorar las cifras de supervivencia?

Desde Unicef alertan que una medicina o una intervención no va a mejorar esta dramática situación, y piden ayuda a gobiernos e instituciones para acabar con las muertes evitables de recién nacidos.

Además, consideran importante mejorar estos cuatro pilares básicos:

  • Por un lado, asegurar establecimientos de salud limpios y con las medidas higiénicas adecuadas para que las madres puedan dar a luz a sus bebés con las mejores garantías.

Esto incluiría suministro constante de agua y electricidad, y cosas tan básicas como jabón y desinfectante para las manos, algo que desgraciadamente no tienen el 35% de las instalaciones de salud de 54 países.

  • Por otro lado es fundamental que el personal que atiende a las madres durante su embarazo y parto, y que se ocupa de los recién nacidos, esté cualificado y formado en las competencias necesarias para salvar vidas. Además, se hace imprescindible que conozcan los beneficios de la lactancia materna y la apoyen, así como la vacunación del recién nacido.

Igualmente, en el caso de los bebés enfermos o prematuros, Unicef informa de la importancia de que los profesionales conozcan y fomenten el método canguro, que ayudaría a reducir significativamente los riesgos a los que se enfrentan estos bebés.

  • También se necesitan medicamentos, productos y equipos para tratar a las madres y sus bebés, y que irían desde cosas tan básicas como mantas, termómetros o antisépticos, hasta respiradores, equipos de oxígeno o máquinas de fototerapia.

  • Y no debemos olvidar la importancia de empoderar a las adolescentes y mujeres para que exijan un trato digno y respetuoso durante su embarazo y parto, pues está demostrado que en los países donde la tasa de mortalidad de recién nacidos es más elevada, las mujeres tienen un nivel de educación, participación en la vida política y empoderamiento económico mucho menores que los hombres.

Los países donde es menos seguro nacer

El riesgo de que un recién nacido muera varía en gran medida en función del país en el que nazca. En este sentido, los tres países con mayores riesgos son Pakistán, con 46 fallecidos en el primer mes de vida por cada 1.000 recién nacidos, República Centroafricana con 42 y Agfanistán con 40.

De los diez países con las tasas de mortalidad de recién nacidos más elevadas, ocho de ellos se encuentran en África Subsahariana y dos en Asia Meridional. Y aunque no están entre los diez primeros, también hay otro países de América Latina y Caribe, como República Dominicana, con una alta tasa de fallecimientos durante el primer mes de vida.

Vía Unicef

En el extremo opuesto, es decir los países más seguros para nacer, estarían Japón, Islandia y Singapur, con 1 fallecido en el primer mes de vida por cada 1.000 bebés nacidos. Estos países cuentan con sistemas de salud robustos, personal sanitario abundante y cualificado, y asistencia médica de calidad y universal.

Vía Unicef

Observamos que los países con más pobreza y conflictos bélicos son los que tienen peores tasas de supervivencia de recién nacidos, aunque dentro del mismo país también hay disparidades en función de la educación y el poder adquisitivo de cada familia.

De este modo, los bebés cuyas madres no han recibido una educación tienen casi el doble de riesgo de morir tras su nacimiento que aquellos cuyas madres han completado al menos la educación secundaria. Y los bebés nacidos de familias pobres tienen un 40 por cierto de probabilidad de morir, con respecto a los nacidos en familias menos pobres dentro del mismo país.

Pero detrás de todos estos datos y estadísticas frías se encuentran millones de recién nacidos, bebés de escasos días de vida, y madres que lloran la pérdida o el sufrimiento de un hijo. Y a mí, como madre se me parte el alma.

Porque cada vida cuenta, y todos los bebés que nacen deberían tener las mismas posibilidades de sobrevivir y crecer, con independencia de su lugar de nacimiento. Ayudemos a Unicef a través de su campaña para mejorar las vidas de millones de recién nacidos en todo el mundo. ¿Te unes?

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