Dos de los recuerdos más vívidos que tengo en mi mente son los momentos en los que recibí a mis bebés para hacer el piel con piel, una después de una cesárea y la otra después de un parto natural. Además de lo precioso del encuentro, sin duda es la imagen más natural e intensa que representa como ninguna otra la culminación de una etapa (el embarazo), y el principio de otra (la crianza).
Aunque esta experiencia es totalmente intuitiva, nunca está de más conocer cómo realizar correctamente el piel con piel, por qué se recomienda y qué tener en cuenta de acuerdo al tipo de parto que tengamos, información especialmente útil cuando realizamos nuestro plan de parto.
¿Por qué hacer piel con piel con el bebé recién nacido?
Son innumerables los beneficios que tiene esta práctica, tanto para la madre como para el recién nacido:
- Hace que el bebé tenga una llegada al mundo mucho menos estresante que si le separan.
- Aumenta la supervivencia de los bebés pequeños y prematuros, tanto que la OMS lo recomienda ampliamente para reducir los problemas que generan la prematuridad, especialmente en países menos desarrollados.
- Mejora sus constantes vitales: el ritmo cardíaco y el ritmo respiratorio del bebé se vuelve más estable.
- Ayuda a regular su temperatura corporal: en las primeras horas de vida, el recién nacido aún no tiene ajustados los mecanismos de termoregulación.
- Mejor adaptación al medio: tras salir del útero materno, el pecho de mamá es el lugar más parecido a donde ha permanecido los últimos nueve meses.
- Le ayuda a calmarse: el pecho de mamá le aporta tranquilidad y seguridad, reduciendo el estrés del nacimiento. El piel con piel está relacionado con una menor duración del llanto del bebé, en comparación con los recién nacidos que no tuvieron el contacto piel a piel con sus madres.
- Mejora la tolerancia al dolor: estudios recientes demuestran que reduce la respuesta cerebral de los recién nacidos al dolor, recomendando que las primeras pruebas médicas como el test de Apgar en el momento del parto, así como más tarde la prueba del talón o durante la vacunación, se coloque al bebé piel con piel.
- Favorece la lactancia materna: la cercanía al pecho, favorece que el bebé se sienta atraído al pecho por el olor y se enganche espontáneamente.
- Ayuda a refozar el vínculo afectivo entre los padres y el bebé desde el minuto uno.
- Beneficios a largo plazo: la confianza y el amor que se le transmite al bebé al practicar el piel con piel es una experiencia que influirá en el desarrollo de su inteligencia emocional y en su forma de establecer relaciones sociales con otras personas.
Cómo hacer piel con piel con el bebé, paso a paso
- En el caso de un parto natural y cuando tengamos previsto instaurar la lactancia materna, en el momento en el que nace el bebé se debe poner en nuestro abdomen sin secarle, cubrirlo con una toalla y ponerle un gorro. El bebé reptará hasta nuestro pecho y se enganchará desde el primer momento.
- Cuando se trata de un parto natural y tenemos previsto dar lactancia artificial, deben ponernos el bebé en el pecho, debemos cubrirnos, ponerle un gorro y cuando tengamos el biberón, debemos ponerlo en nuestros brazos y alimentarle.
- Cuando se trata de un parto por cesárea, aunque quien debería hacer el piel con piel es la madre, los protocolos siguen dictando que lo haga otra persona. Generalmente es el padre, así que debe realizarse el procedimiento anterior, hasta que la madre salga de la unidad de reanimación y pueda realizar el piel con piel con su bebé.
- Es importante tener en cuenta que hacer el piel con piel de forma correcta implica no separarle de su madre o de su padre en ningún momento.
- De la misma forma, todos los controles que se hacen al bebé recién nacido se deben realizar sobre su madre o su padre.
- El piel con piel debe hacerse al menos durante dos horas, pero no hay límite máximo. Este puede realizarse durante todo el tiempo que la madre y el padre deseen.