Perdí amigos por culpa de estos malos hábitos y ahora me arrepiento. Esto es lo que haría diferente

Perdí amigos por culpa de estos malos hábitos y ahora me arrepiento. Esto es lo que haría diferente
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Los amigos son una parte crucial en nuestra vida. Hemos hablado de hábitos positivos a la hora de mantener amistades, de cómo hacer amigos, cómo hacer que una amistad entre hombres y mujeres funcione e incluso, de  qué es lo que funciona realmente en las amistades.

Y hoy quiero compartir contigo algo personal que me ha estado dando vueltas en la cabeza después de reflexionar: cómo perdí a algunos de mis amigos debido a malos hábitos y, sobre todo, cómo haría las cosas diferente si pudiera volver atrás.

La verdad es que esta experiencia me ha dejado con un buen puñado de lecciones aprendidas, y espero que podáis sacar también vosotros algo útil de mi historia.

Cinco malos hábitos en las amistades y cómo cambiarlos

1. No hablar claramente (y presuponer cosas)

Lo primero que tengo que admitir es que la comunicación clara y asertiva no era mi fuerte. Actuaba guiada por la idea (inconsciente) de que mis amigos eran adivinos de mi mente, y presuponía que había cosas que "ya sabían" que yo esperaba de ellos, sin tener que pedirles.

¡Gran error! Te animo a expresar claramente tus necesidades; no esperes a que las adivinen. Te pongo un ejemplo para ilustrarlo mejor; imagina que estás viviendo una época dura a nivel emocional, y que sientes que necesitas a tus amigos más que nunca.

En lugar de "esperar" a que "lo entiendan" y que hagan algo al respecto, toma la iniciativa y sé claro con ellos; pídeles lo que necesitas. "Oye, me apetece salir a airearme, ¿te apuntas?", "necesito hablar con alguien de esto, ¿puedes ahora?". Recuerda que, el hecho de que no sepan siempre lo que necesitas, no significa que sean malos amigos (tan solo eso, que no son adivinos).

2. Actuar pensando solo en mí

Otro error fue centrarme demasiado en mí misma. Pero ojo, no era egoísmo malintencionado. Simplemente que a veces, metida en mi mundo, no me daba cuenta de cuánto impactaba esto en mis amigos. Y ellos también necesitan ser escuchados, también tienen sus problemas. La empatía es la clave aquí. Ponerme en sus zapatos y mostrarles que me importan sus vidas ha marcado la diferencia.

Te lo llevo a un ejemplo más terrenal; antes solía hablar sobre mis problemas sin parar. Ahora, hago un esfuerzo consciente por preguntar a mis amigos cómo están, qué les preocupa y celebrar con ellos sus alegrías o logros. En este sentido, la escucha activa es clave aquí.

3. No darme cuenta que estaba juzgando

En algún momento, y cuando "me quitaba las gafas de psicóloga", caí en la trampa de juzgar las elecciones de mis amigos, y eso es un error garrafal. Aunque no nos damos cuenta, a veces juzgamos los comportamientos de nuestros amigos (aunque sea con una mala cara).

Pero la aceptación es la clave para construir relaciones sólidas. Todos somos diferentes, y aprender a abrazar esas diferencias ha sido una lección importante.

Así que, si tu amigo toma decisiones que no entiendes del todo, en lugar de juzgar, intenta entender. Pregúntale sobre su perspectiva y mantén una mente abierta. Y si no lo entiendes, no pasa nada. Puedes no entender su opinión o no compartirla y aún así, apoyarle y no juzgarle. No necesitáis ser iguales en todo para mantener la amistad (además, que eso sería muy aburrido).

Podemos no entender la opinión de nuestros amigos o no compartirla y aún así, apoyarles y no juzgarles. No necesitáis ser iguales en todo para mantener la amistad.

4. Relacionarme más en el mundo digital que en el real

Con la tecnología tan integrada en nuestro día a día, a veces olvidamos la importancia del tiempo real y presencial. Pasar tiempo de calidad con los amigos es crucial. Pero no se trata solo de enviar mensajes rápidos en las redes sociales; el tiempo real (y de calidad) implica conectar realmente con el otro, en "el mundo real".

Así que, en lugar de solo enviar mensajes de texto, ¿por qué no programas una videollamada o una quedada para tomar algo con ese amigo al que hace tanto que no ves?

Está muy bien usar la tecnología para mantener los vínculos (algo muy útil si tenemos amigos lejos), pero no hay nada como darnos un abrazo físicamente si tenemos la opción (y si no la tenemos, al menos optar por llamar en lugar de atiborrarnos de whatsapps).

5. Que el orgullo tome las riendas

Y ahora, un hábito que es importante no descuidar: mantener la humildad. A veces en una discusión nos cegamos por el orgullo, por el ego y por querer tener la razón siempre, en lugar de centrarnos en arreglar las cosas.

El rencor no sirve para nada, y he aprendido que reconocer mis errores y disculparme ha sido clave para reconstruir amistades. Si sientes que has metido la pata, no temas pedir perdón de manera sincera. Nadie es perfecto, ni falta que hace (tampoco en la amistad).

Recuerda que un simple "lo siento" puede marcar la diferencia. Hazlo de corazón y demuestra con acciones que estás comprometido a cambiar y a reparar. Si haces esto, te aseguro que acabarás escogiendo como amigos a aquellos que también te cuidan a ti de esta manera.

Foto | Portada (Freepik)

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