El lugar en el que vivimos es un reflejos de nosotros mismos, pero también es algo que puede influir enormemente en nuestra vida - especialmente en nuestras emociones. Está comprobado que los colores tienen un impacto considerable en nuestras vidas, desde nuestras emociones hasta nuestras decisiones y motivaciones.
Diversos estudios han analizado cómo influyen los colores en nuestro entorno, tanto en nuestro hogar como en nuestra área de trabajo, demostrando que el color adecuado puede hacernos sentir más felices, mientras que otros pueden tener un efecto negativo o no deseado.
Vamos entonces a dar un repaso por la psicología del color, compartiéndote cuáles son los mejores colores para decorar cada ambiente dentro de casa y sentirnos mejor y más felices.
Azul
Comenzamos por uno de los colores más utilizados y recomendados al momento de pensar en colores para interior: el azul. Este color en particular suele tener mayor preferencia alrededor del mundo, posiblemente gracias al efecto tranquilizante y relajante que tiene en las personas.
En cuanto a su significado, el color azul está relacionado con la paz, la seguridad y la calma, y también representa confianza y estabilidad. A nivel psicológico, algunas investigaciones han encontrado que el color azul favorece la productividad y la creatividad, mientras que también ayuda a reducir el ritmo cardiaco, la presión arterial y la temperatura corporal.
Por lo general el color azul puede aplicarse en cualquier zona de nuestro hogar, pero resulta ideal para habitaciones que invitan al descanso, como el dormitorio, o para el trabajo y al reflexión, como el estudio u oficina si practicamos home office.
Verde
Otro de los colores que con mayor frecuencia eligen las personas es el verde, un color que resulta agradable y nos recuerda a la naturaleza, dejando un efecto similar a lo que nos produce el estar cerca de ella.
Frecuentemente descrito como un color refrescante y tranquilo, el color verde está relacionado con la esperanza, la motivación, la fertilidad, el bienestar, el optimismo y la buena suerte. En cuanto a su efecto psicológico, se ha encontrado que ciertas tonalidades de verde tienen un resultado similar al color azul, favoreciendo la productividad y la felicidad, e invitando a la relajación.
Siendo un color muy versátil gracias a su amplia gama de tonalidades, el verde puede funcionar bien para todas las habitaciones, pero es especialmente ideal para los dormitorios y zonas comunes como el salón, la cocina o el comedor.
Amarillo
Pasándonos a colores más cálidos, toca el turno del amarillo, el que se incluyen algunos de los tonos más utilizados al momento de decorar o pintar el hogar como el color crema y algunas tonalidades de beige, ambos variantes más discretas del amarillo.
El color amarillo está relacionado con la felicidad, la prosperidad y la calidez. Es el color menos agresivo de la gama de los tonos cálidos, produciendo en nosotros sentimientos de alegría y aumentando la energía, siempre y cuando se utilicen tonos brillantes o suaves.
Es importante señalar que los colores cálidos tienen un impacto particular en nosotros a nivel psicológico y, contrario a los colores fríos como el verde o azul, algunos tonos pueden resultar muy estimulantes, por lo que aunque son colores alegres es necesario no utilizarlos de forma excesiva o equilibrarlos con tonos neutros como el blanco o el gris.
Por esta última razón el amarillo es un color que debe usarse con precaución pero al que sin duda podemos sacarle provecho: nos ayudará a que las habitaciones se sientan más iluminadas, haciéndolo un buen color para la cocina, el comedor, los pasillos o corredores y los baños.
Naranja
Continuando con los colores cálidos, nos encontramos con un color poco común en interiores: el naranja. Es una tonalidad tan particular, que suele generar opiniones extremas e incluso puede generar polémica - se dice que se ama o se odia, sin puntos medios.
El color naranja suele relacionarse con la energía, la felicidad, el entusiasmo y el optimismo gracias a que es un color intenso y que capta la atención, aunque muchas personas también lo perciben como un color que es demasiado estimulante y que impide la concentración, por lo que no es recomendable para zonas de descanso, estudio o trabajo.
Al igual que el amarillo y el rojo (como veremos en unos momentos), el color naranja debe usarse con medida y evitando su presencia excesiva dentro de casa, enfocándonos más en utilizarlo en elementos decorativos y piezas o paredes de contraste que acompañen tonalidades o colores más claros en áreas regularmente activas, como la cocina, el salón o el comedor.
Rojo
Llegamos al más intenso de los colores cálidos: el rojo. Además de ser una de las tonalidades más intensas, este color es uno de los que más puede afectar nuestro estado de ánimo y cuyo simbolismo tiene grandes contrastes.
Por el lado positivo, el color rojo está asociado al amor y la pasión, y suele representar poder, intensidad y fuerza; pero por el lado negativo, también se le relaciona con el peligro, el enojo y la ira. Algunos estudios han encontrado que el color rojo resulta demasiado estimulante y dificulta la concentración, e incluso influye en nuestra salud, aumentando la presión arterial, el ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria.
Dicho todo esto, aunque se trate de un color atractivo habremos de tener especial precaución con él, evitando usarlo en zonas de descanso o trabajo, y dejándolo preferentemente como un color complementario o de acento para zonas activas y de flujo como la cocina o el comedor.
Rosa
Toca el turno del color rosa. A pesar de ser una tonalidad más ligera del color rojo, el color rosa tiene un impacto muy distinto al anterior. Es un color que suele percibirse como uno exclusivamente femenino, pero que representa mucho y tiene un efecto positivo tanto en hombres como en mujeres.
El color rosa suele percibirse como un color optimista y se le asocia al amor, la amabilidad, la dulzura y la vitalidad. Psicológicamente, es un color que puede resultarnos relajante, motivante o energizante, según la tonalidad de rosa que utilicemos.
A pesar de considerarse un color femenino, el rosa es un color que puede ayudarnos a crear un ambiente agradable en casa, especialmente cuando se usa en zonas comunes como el salón y el comedor o en los baños.
Púrpura/Violeta
Llegamos a uno de los colores que rara vez vemos en interiores: el púrpura o violeta. Este color es uno de los más complejos por las diversas cosas que representa, pero también podemos aprovechar sus cualidades positivas.
El color púrpura o violeta suele asociarse con la creatividad, la espiritualidad, la sabiduría, el lujo y la realeza, pero también representa la extravagancia, la independencia, la magia y la riqueza. Algunos estudios han encontrado que este color en particular ocasiona un amplio abanico de emociones según la percepción de cada persona en particular, que pueden ir desde el orgullo y la pasión, hasta el odio y la ira.
Hablando estrictamente de su simbolismo, el púrpura es un color elegante y misterioso a la vez, pero que en sus tonalidades más claras (como el lila o el lavanda) también puede tener un efecto más romántico o tierno.
Estos últimos son ideales para zonas de descanso como los dormitorios, pero si optamos por utilizar una tonalidad más fuerte, habremos de darle prioridad a espacios de áreas comunes, como el salón o el estudio/oficina.
Café
Pasamos ahora a colores más neutros, iniciando por el café. Este tono nos evoca sensaciones similares al verde, gracias a su parecido con los colores que encontramos en la naturaleza.
El color café está relacionado con la tierra, la seriedad y la resiliencia, siendo así un color que emocionalmente provoca calidez, confort y seguridad, pero que en exceso también puede llegar a percibirse como aburrido. Dependiendo de su tonalidad, el café puede ser elegante o acogedor, ayudándonos a crear ambientes tanto refinados como rústicos.
Gracias a su neutralidad, el color café es una opción muy versátil que nos permite jugar con sus diversos tonos por toda la casa, haciéndolo apropiado tanto para las zonas de descanso, como las de estudio o trabajo y las áreas comunes, gracias a su semejanza con la madera. Eso sí, hay que tomar en cuenta la finalidad de cada habitación, pues sus tonalidades más oscuras pueden crear ambientes muy sombríos.
Gris
Nuestro segundo tono neutro es otro que funciona además como comodín al combinarlo con colores brillantes: el gris. Este color en particular nos permite jugar y ser más creativos a la hora de decorar, ya que es muy versátil.
El gris suele asociarse con elegancia, seriedad y sofisticación, pero es importante no usarlo en exceso, pues es un color que también puede influir en el estado de ánimo de forma negativa, ya que se le ha asociado con síntomas de tristeza o depresión.
La mejor forma de usar el color gris para crear ambientes positivos es combinarlo con otras tonalidades más brillantes o intensas según el efecto que busquemos tener, por lo que es un color que podemos usar en cualquier habitación de la casa, aunque es común encontrarlo con mayor frecuencia en baños y cocinas.
Blanco
Otro color que indudablemente podemos usar de muchísimas formas es el blanco. Y es que este nos permite hacer infinidad de combinaciones, ya sea para destacar otros colores o para neutralizar su efecto (en el caso de los colores más intensos).
El color blanco está relacionado con la pureza, la inocencia, la paz, la limpieza, la serenidad y la simplicidad. En medidas adecuadas, invita a crear un ambiente de tranquilidad y calma, pero en exceso podría dejarnos con un ambiente que se perciba como aburrido, frío o clínico, de ahí la importancia de combinarlo con otros.
Al ser un color que prácticamente combina con todos los demás, podemos usarlo en cualquier zona de la casa.
Negro
Finalmente, cerramos con el color que no está presente en el círculo cromático: el negro. La peculiaridad de este color es que absorbe toda la luz, por lo que es uno que preferentemente usaremos con medida al momento de decorar para evitar oscurecer mucho los ambientes.
El color negro está asociado con la elegancia, el poder, la sofisticación, el misterio y la formalidad. Sin embargo, si no lo equilibramos con tonos más claros puede llegar a crear un ambiente muy sombrío, y puede evocar algunos sentimientos negativos, como el miedo, el odio o la soledad.
Usar el color negro en casa nos permite añadir toques de elegancia y minimalismo, y al combinarlo con otros colores que contrasten con él podemos recurrir a usarlo en diversas habitaciones -siempre y cuando éstas estén bien iluminadas-, desde la cocina y el salón, hasta los dormitorios.
Foto de portada | Vlada Karpovich en Pexels