Desde que sigo el ayuno intermitente de 14-10 horas tengo más energía y menos hambre. Además, es muy fácil de cumplir

Desde que sigo el ayuno intermitente de 14-10 horas tengo más energía y menos hambre. Además, es muy fácil de cumplir
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Hace unos meses, decidí investigar sobre el ayuno intermitente. Y después de leer mucho sobre el tema, de buscar asesoramiento profesional y probarlo, te cuento mi experiencia con el ayuno intermitente 14-10 horas.

¿El resultado? Más energía, una relación completamente nueva con el hambre y una conexión más profunda con mi cuerpo. Además, en el artículo también te explico los beneficios de este tipo de ayuno según una reciente investigación.

El ayuno intermitente 14-10 horas: en qué consiste

El ayuno intermitente de 14-10 horas es un enfoque nutricional que alterna entre periodos de alimentación y ayuno. Durante una ventana de 10 horas, se permite la ingesta calórica, mientras que se abstiene de comer durante las 14 horas restantes.

Es importante saber que está permitido beber durante el periodo de ayuno (agua o bebidas libres de calorías, como café solo o infusiones), y que la ingesta durante el periodo en el que se puede comer tiene que ser saludable, es decir, seguir una dieta de buen valor nutritivo, sin demasiada o ninguna restricción en los alimentos consumidos.

Este método busca optimizar la salud metabólica al favorecer la quema de grasa como fuente de energía. Se ha asociado con beneficios potenciales, como la mejora de la sensibilidad a la insulina y la pérdida de peso.

Sin embargo, insisto en que se recomienda buscar orientación profesional antes de adoptar cualquier cambio significativo en la alimentación para garantizar la adecuación individual.

Un estudio llevado a cabo por investigadores de Londres revela sus beneficios

¿Qué dice la ciencia al respecto? Investigadores del King's College de Londres determinaron, a través de un estudio de 37.545 personas, y durante tres semanas, que el ayuno intermitente 14:10 tiene ventajas adicionales para la salud y que, además, es un ayuno moderado al que cuesta menos adaptarse.

Concretamente, el estudio reveló que ayunar 14 horas mejora el sueño y el estado de ánimo, sobre todo en mujeres mayores de 60 años. Además, los hallazgos mostraron que no es necesario comer todo el tiempo; según la coautora del estudio, Kate Bermingham, muchas personas se sentirán saciadas e incluso perderán peso si restringen su comida a un período de diez horas.

Bermingham así lo afirma:

"El impacto de los alimentos en la salud no es solo lo que se come, sino el momento en el que se elige consumir las comidas, y la ventana de alimentación es un comportamiento dietético importante que puede ser beneficioso para la salud."

Además, algunos estudios sugieren que los beneficios del ayuno intermitente podrían ir más allá, y:

  • Mejorar afecciones relacionadas con la inflamación.
  • Disminuir el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer.
  • Aumentar la longevidad.
  • Proteger ante el deterioro cognitivo.

Sin embargo, cabe recalcar que estos últimos estudios todavía necesitan más investigación y resultados concluyentes.

Mi experiencia personal: mayor energía

Quiero aclarar que cada experiencia es un mundo. Pero desde mi experiencia, el cambio no fue fácil al principio. El ritual matutino de desayunar parecía desagradecido, pero con el tiempo, mi cuerpo se adaptó sorprendentemente bien. La clave estaba en encontrar el equilibrio adecuado y escuchar las señales de mi cuerpo.

No se trataba de privarme, sino de establecer un nuevo ritmo que se alineara con mis necesidades fisiológicas. Uno de los beneficios más notables fue que me noté con más energía. Antes del ayuno intermitente, durante la mañana solía estar somnolienta y tenía una necesidad desesperada de cafeína.

Sin embargo, al ajustar mi ventana de alimentación, noté un gran cambio en mi nivel de energía matutina. Mi mente estaba más clara, mi cuerpo más ágil y, lo más sorprendente, no sentía la urgencia de buscar esa taza de café revitalizante.

Otros beneficios que noté

El control del hambre fue otra sorpresa. Al contrario de lo que podría pensar cualquiera, pasar 14 horas sin comer no me sumió en un estado de perpetua ansiedad. De hecho, la sensación de hambre disminuyó mucho.

Al permitir que mi cuerpo se acostumbrara a un nuevo patrón, aprendí que el hambre no siempre es una señal urgente de necesidad de alimentación, sino más bien un recordatorio de que mi cuerpo está en proceso de adaptación.

Pero los efectos positivos no solo se limitaron a lo físico. Experimenté una sensación de claridad mental. Mi concentración mejoró, y la neblina mental que a menudo acompañaba mis mañanas se disipó. Parecía como si mi mente también estuviera disfrutando de los beneficios de este nuevo enfoque alimentario.

Un tipo de ayuno fácil de incorporar

Por otro lado, la simplicidad del protocolo 14-10 hizo que el ayuno intermitente fuera fácil de incorporar a mi vida cotidiana. No se trataba de seguir reglas estrictas o de realizar cálculos complicados, sino de establecer un horario que se ajustara a mis necesidades y rutinas diarias.

Por ejemplo, una idea de horario sería, cenar antes de las 20:00h y realizar la primera comida del día a las 10 de la mañana del día siguiente (antes podemos beber café solo, un té o agua, por ejemplo, es decir, bebidas libres de calorías).

A diferencia de otras dietas o restricciones alimentarias, el ayuno intermitente se convirtió en una parte natural de mi rutina. Sin embargo, a medida que comparto mi experiencia con amigos y familiares, muchos se muestran escépticos.

¿No perderé masa muscular? ¿Esto es sano? Estas preguntas son comprensibles, y por eso es tan importante asesorarse por un experto en la materia y valorar cada caso en concreto. En mi caso, he podido ver que, cuando el tema se aborda de manera informada y equilibrada, el ayuno intermitente puede ser una herramienta poderosa para mejorar la salud y el bienestar.

Foto | Portada (Freepik)

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