Si bien es cierto que muchas cosas que hacían nuestros padres con nosotros y que hoy no son bien vistas, también es verdad que se han perdido algunos hábitos y costumbres que enriquecían la infancia y el tiempo en familia.
Los tiempos cambian, pero eso no significa que debamos dejarlo todo atrás. Te compartimos 15 cosas que hacían nuestros padres y que los padres actuales deberíamos retomar.
Hacer que los niños jueguen al aire libre
Las últimas generaciones no juegan tanto como antes, y de acuerdo con una encuesta reciente, hasta un 75% de los niños no juega lo suficiente. En décadas anteriores, los niños solían salir de casa y pasar tardes enteras jugando, corriendo y saltando.
Hoy en día en cambio, no suelen verse tantos niños en exteriores y uno de los principales motivos detrás de eso, es el creciente uso de la tecnología y dispositivos electrónicos como tablets y videojuegos. Por eso digo que debemos "hacer" que los niños jueguen al aire libre y dejen las pantallas, pues además, se ha comprobado que tiene múltiples beneficios para su desarrollo motor y su salud mental.
Dejar que los niños se ensucien
De la mano del punto anterior, está el dejar que los niños disfruten como lo que son: niños, y en muchas ocasiones, eso incluye el ensuciarse. Actualmente muchos padres quieren que sus hijos sigan experimentando sin mancharse, pero en generaciones anteriores si los niños se ensuciaban, simplemente era parte de los juegos de la infancia y no pasaba nada.
Actualmente, muchos padres no quieren que sus hijos se ensucien por miedos y preocupaciones exageradas acerca de su higiene y salud, pero en realidad, dejar que los niños se ensucien tiene muchos beneficios, como aprender a relacionarse mejor con su entorno, mejorar su sistema inmunitario, favorecer el desarrollo de la motricidad y estimular su creatividad, entre otros.
No saturar con actividades y dejar de vivir de prisa
En décadas pasadas las extraescolares eran prácticamente inexistentes. Ahora corremos de un lado a otro, entre las clases de danza y los entrenamientos de fútbol, vivimos apresurados por tratar de llegar a todo, quedándonos sin tiempo libre y sobrecargando a los niños.
No es necesario llegar a este punto. Aunque es importante estimular el aprendizaje y desarrollo de los niños, también tenemos que permitirnos tener estos espacios de calma y lentitud. Es cierto que con el ritmo de vida actual no siempre es sencillo, pero seguro habrá alguna actividad de la que podamos prescindir o podamos posponer.
Dejar que los niños se aburran
Antes, el concepto del aburrimiento era muy distinto: los padres no estaban encargados de que sus hijos se mantuvieran ocupados todo el tiempo, y se inclinaban más a dejar que los niños buscaran la forma de entretenerse ellos solos. "Aburrirse" era normal.
Sin embargo, en los últimos años ha ido aumentando esa creencia de que los niños deben estar constantemente ocupados y estimulados. Pero, en realidad, el aburrimiento es algo muy importante para su desarrollo, pues les ayuda a ser autosuficientes y fomenta la creatividad e imaginación.
No darle tanta importancia a lo académico
Si bien lo académico es algo que tiene un valor alto, diversos estudios nos han demostrado que esto no es lo único que debe importarnos cuando nuestros hijos asisten a la escuela, y que debemos dar más valor al desarrollo social y la educación emocional de nuestros hijos.
Anteriormente, aunque el desempeño escolar siempre ha sido algo relevante, también se hacía mucho énfasis en ayudar a los niños a desarrollar sus habilidades sociales y prepararles para el mundo real. Y de esto, parte el siguiente punto...
Enseñar modales
Aunque la palabra "modales" pueda sonar como un término anticuado, lo cierto es que aprenderlos es algo básico para el desarrollo y la convivencia social de todo ser humano. Hoy en día todas las relaciones se han vuelto más informales, lo cual no es necesariamente algo malo pues nos han ayudado a dejar atrás prácticas de crianza muy duras, como el autoritarismo.
Sin embargo, no debemos caer en el otro extremo y evitar por completo estas reglas no escritas de convivencia que nos permiten tener una sociedad respetuosa y amable. Pedir las cosas "por favor", saludar con un "hola/buen día" al llegar a un sitio y decir "gracias", son modales que nunca deben desaparecer.
Darle mayor valor a las cosas simples de la vida
Muchas veces he escuchado a otros padres y madres decir que los niños de antes o ellos mismos durante su infancia eran felices con juegos clásicos de toda la vida y juguetes básicos como bloques o puzzles, a diferencia de las generaciones actuales en la que se obsequia a los niños el juguete de moda o incluso una tablet.
Es verdad que hoy en día gracias a la publicidad tan llamativa y tan accesible, es difícil que los niños no pidan tener algún juguete que vieron en algún anuncio, sin embargo, debemos volver a darle valor a esas otras cosas simples de la vida: una tarde de juegos en familia, un picnic al aire libre, un día de juegos al aire libre, etcétera.
Tener un álbum de fotos impreso
Con el uso de los smartphones, las fotografías impresas han dejado de ser tan importantes como lo eran antes. Ahora es muy sencillo llamar a todos, juntarse y tomar una selfie. Y aunque es más rápido capturar estos momentos, lo cierto es que las fotografías han perdido ese toque especial que tenían los álbumes familiares que guardaban nuestros padres.
Por eso, y porque es más sencillo abrir un álbum impreso que buscar una fotografía entre las cientos y cientos que tenemos en el móvil, no estaría mal retomar la tradición del álbum fotográfico familiar, que podremos consultar siempre que deseemos volver a ver los momentos más importantes en la vida de nuestros hijos, e incluso, regalarlo a ellos cuando sean adultos.
Asignar tareas a los niños
Hoy en día, los padres solemos preocuparnos más por el desempeño académico que tienen nuestros hijos en la escuela y las extraescolares (algo que comentaba algunos puntos atrás), por lo que en ocasiones es fácil que se nos olvide la importancia de que ellos también ayuden en las tareas de casa casa, algo que muchos solíamos hacer cuando éramos pequeños.
Además de involucrarlos en el cuidado de su hogar, un estudio encontró que permitir que los niños ayuden desde temprana edad en las tareas de casa (siempre de acuerdo a sus capacidades), les ayudará a desarrollar habilidades específicas que les resultarán de mucha utilidad en su vida adulta, tanto en lo social como en lo personal.
Pasar más tiempo fuera de casa
Cuando éramos pequeños, muchas familias solían organizar algún paseo o excursión para salir de la rutina durante el fin de semana. Hoy en día, con todo esos dispositivos que tenemos en casa, es más fácil quedarnos en ella y disfrutar del entretenimiento que éstos nos ofrecen.
Sin embargo, pasar tiempo fuera de casa es algo que nos regala experiencias distintas y que además nos ayudarán a fortalecer el vínculo entre padres e hijos, al convivir juntos fuera de la rutina y sin las distracciones que existen dentro del hogar.
Comer o cenar en familia
Sé que con el actual ritmo de vida que llevamos muchas familias puede ser bastante complicado que los horarios coincidan y se siente toda la familia a tener las tres comidas importantes del día. Pero el sentarse juntos a compartir los alimentos mientras conversan, es una de las partes más importantes de la vida familiar.
Quizás no podamos hacerlo siempre o todos los días, pero debemos procurar buscar esos espacios que nos permitan tener esa interacción familiar que solamente el comer o cenar nos pueden dar. Desde luego, hay que dejar los móviles fuera de la mesa, para aprovechar ese momento para conectar y compartir con nuestros hijos.
No usar las pantallas como distractores
Y ya que estamos hablando de dejar los móviles de lado, ¿qué tal si lo hacemos también durante los viajes o cuando salimos a un restaurante o cafetería? Antes, cuando las familias viajaban en tren o coche, solían cantar juntos, admirar el paisaje o tener conversaciones interesantes acerca de los lugares que visitarían o compartir lo que más les había gustado del viaje.
Ahora, es cada vez más común que los viajes y las comidas fuera de casa sean en silencio, pues cada quien está absorto en su dispositivo móvil o con los cascos puestos. Pero debemos dejar de usar las pantallas como distractores y retomar esa convivencia familiar, para fortalecer el vínculo y enseñar a los niños a conversar cara a cara.
Hacer las fiestas de cumpleaños en casa
Las fiestas de nuestra infancia eran muy distintas a las que suelen hacerse actualmente: en casa, con nuestros amigos más cercanos, con una deliciosa torta que preparó nuestra madre o algún familiar y quizás algunos juegos para pasar el tiempo. ¿Eran menos divertidas o significativas que las actuales? Yo pienso que no.
Por el contrario, las fiestas infantiles actualmente son cada vez más complicadas, en parte por las redes sociales, donde vemos que cada día parecen más una boda que una celebración de un cumpleaños infantil, y a veces pareciera que son más para los otros padres que para los niños.
Dejar de compararnos con otros padres
Y ya que estamos hablando de las redes sociales, vayamos con el siguiente punto: las terribles y odiosas comparaciones. Antes, cada familia hacía lo mejor posible por criar a sus hijos, sin estar viendo lo que hacían los vecinos. Nadie se fijaba si los otros niños eran mejores o peores que los propios, ni si otros padres parecían hacerlo mejor que uno.
Claro, hoy en día es más fácil buscar consejos para hacer mejor todo este asunto de la crianza de los hijos, pero también es cierto que las redes sociales pueden hacernos sentir más presionados o culpables si sentimos que no estamos a la altura de otros padres.
Hacer de las tardes en familia todo un ritual
Antes cuando veías una película era tener que ir a alquilarla a un tienda, comprar o preparar lo que cenarían o disfrutarían mientras la verían, y toda la familia se enfocaba en eso. Hoy en día con la existencia de Netflix y todas las plataformas de streaming, elegir ver una película es cosa de segundos y ha perdido un poco de valor o importancia.
Claro, actualmente ya no tiene sentido salir a comprar o alquilar una película (ni es posible hacerlo), pero sí que podemos retomar algunas cosas de esas antiguas tradiciones: dejar la tarde libre únicamente para ello e involucrar a la familia en la preparación de todo lo necesario para una tarde de películas sin interrupciones y libre de otros dispositivos. Lo mismo puede aplicarse para una tarde de juegos en familia.
Es cierto que muchas cosas han cambiado y que hoy en día no es posible que nuestros hijos vivan la vida de la misma manera que nosotros, pues el mundo en el que nosotros crecimos ya no existe. Pero definitivamente estos son algunos buenos ejemplos de cosas que hacían nuestros padres y que los padres actuales deberíamos retomar.
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