Esta mañana mi despertador ha sonado antes que de costumbre, y eso que los niños no tienen colegio. Hoy no tocaba preparar a contrarreloj la ropa, los bocadillos de media mañana o las mochilas, pero de ayer a hoy mi trabajo se ha multiplicado. Hoy me toca teletrabajar, ser madre y dar clases: todo a la vez... ¡y aún no se si seré capaz de hacerlo sin volverme loca en el intento!
Entiendo que estas medidas excepcionales se han tomado para preservar la salud de todos los ciudadanos, pero reconozco que me siento desbordada ante la situación. Yo, que tengo experiencia curtida en trabajar desde casa con niños pequeños y que además forma parte de mi rutina verano tras verano, ahora me pregunto: ¿lograré sobrevivir a la crisis logística que el coronavirus está provocando en una buena parte de hogares españoles?
"¡Me toca ser profesora!..."
Emulando a la conocida frase, "¡me toca ser un héroe!", de los dibujos animados PJMask, esta mañana me he despertado diciéndome a mí misma: "Silvia, hoy te toca ser profesora". Y es que el cierre temporal de los colegios en la comunidad de Madrid (y en otros puntos de España) no es equivalente a unas vacaciones escolares, y así lo han recalcado los profesores.
Porque si en vacaciones permitimos que nuestros hijos estén ociosos todo el día e incluso "hacemos la vista gorda" con el tiempo que pasan frente a las pantallas, ahora, en la medida que se pueda, los niños deben continuar con sus rutinas escolares, alterando lo menos posible sus ritmos diarios de trabajo y aprendizaje.
Y yo, que tengo tres hijos en etapas educativas muy diversas, he tenido que organizar mi jornada laboral desde casa, teniendo además en cuenta esta indicación que nos ha dado el colegio donde estudian.
Cada mañana toca un ratito de comprensión lectora con los más pequeños, repaso de operaciones matemáticas sencillas y práctica de la escritura. Con el mayor el tema se complica, pues aunque el planning de trabajo facilitado por sus profesores no incluye contenido nuevo, hay que aclarar dudas y afianzar conceptos para la evaluación que tiene prevista a la vuelta de este "retiro forzado".
Pero todas estas actividades debemos hacerlas sin presiones, procurando que se concentren en ellas al igual que lo harían en las aulas, aportándoles confianza y seguridad, y evitando que caigan en la desmotivación.
Sin embargo, yo no soy maestra, por lo que carezco de los recursos necesarios para lograr mantener su interés y atención durante mucho tiempo. Así que no dejo de preguntarme si seré capaz de continuar con este ritmo durante dos semanas.
"... y además, sacar mi trabajo adelante"
Pero mi problema (como el de tantos otros padres) radica en que no solo tengo que ejercer de profesora de mis hijos durante unas horas al día, sino además sacar mi trabajo adelante. Un trabajo que en mi caso particular requiere de la máxima concentración, por lo que llevo bastante mal eso de lidiar con las continuas interrupciones.
De hecho, mientras escribo esta reflexión he tenido que cortar una docena de veces ante peticiones del estilo, "mamá, este ejercicio no lo entiendo", "¿esto se escribe así?", "¿me lo explicas otra vez?", "ya he terminado, ¿ahora qué hago?"... ¡Es realmente desesperante!
Y lógicamente, todo ello sin dejar de lado las ineludibles funciones de una madre/padre en cuanto al cuidado de los hijos se refiere, como atenderles si lloran, prestar atención cuando nos reclamen, intervenir ante peleas de hermanos, preparar su comida...
Pero creo de poco sirve quejarnos ante esta situación que requiere del compromiso de todos, así que no queda otra que aguantar estoicamente y rogar que pase lo antes posible. No solo por la salud física de todos los ciudadanos, sino también por la salud mental de los padres que nos hemos visto obligados a enfrentarnos a esta complicada situación de la noche a la mañana.
Y tú, ¿cómo llevas eso de teletrabajar mientras ejerces de madre/padre y profesor al mismo tiempo?
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