Hay algo fascinante que tenemos la fortuna de observar quienes somos padres: el nacimiento, evolución y crecimiento de un ser humano, desde que es un bebé hasta convertirse en adulto. Pero sin duda, una temporada que es realmente impresionante de presenciar, es la infancia.
Y es que en esta etapa de la vida suceden grandes cambios en muy poco tiempo: el desarrollo del lenguaje, el dominio de sus habilidades motrices y muchos otros hitos importantes.
Pero también, en la infancia tiene lugar un gran acontecimiento: la caída de los dientes de leche, un emocionante y emotivo acontecimiento que marca un antes y un después en la infancia.
Los primeros dientes
¡Cuánta emoción nos invade cuando notamos que a nuestro bebé le sale su primer diente! Es increíblemente tierno ver cómo en esa preciosa boquita comienzan poco a poco a asomarse unas pequeñas perlitas blancas, que serán sus primeros dientes, los dientes de leche.
Estos pequeños dientecitos, le acompañarán durante sus primeros años de vida. Con ellos aprenderá a comer, hablar y cantar. A pesar de ser pequeñitos, nos deslumbrarán regalándonos grandes sonrisas llenas de ilusión y alegría.
Su presencia, anuncia el fin de una etapa y el comienzo de otra: nuestro hijo es cada vez menos un bebé, y comienza a ser un niño. Poco a poco continuarán saliendo, hasta que su boquita esté llena de preciosos dientes. Pasarán algunos años, y serán los protagonistas de miles de sonrisas y cientos de fotografías.
Pero así como comenzaron a llegar un día sin aviso y por sorpresa, comenzarán a irse poco a poco, abriendo paso a los dientes definitivos que acompañarán a nuestros hijos toda la vida.
La caída de los dientes
Un día, alrededor de los cinco o seis años, tu hijo notará que uno de sus dientes tiene una movilidad que antes no presentaba: está comenzando a sentirse un poco suelto. ¡Pronto comenzará a mudar sus dientes de leche!
Y aunque mi hija está a unos meses de cumplir seis años y personalmente aún no he podido vivir este momento, sí lo he presenciado con los hijos de amigas, cuando llenos de ilusión cuentan a sus madres que se les ha caído su primer diente y después lo muestran orgullosos.
Desde luego, con cada caída de un diente de leche esperarán con ansia la llegada del ratoncito o el hada, quien les dejará dinero a cambio de esa preciosa parte de ellos que ha decidido soltarse, haciendo de este cambio en sus vidas algo aún más emocionante.
Para mí, este suceso, que ocurre en un día cualquiera y nos toma por sorpresa, es uno de los momentos más emotivos de la infancia, pues aunque sabemos que nuestros hijos hace tiempo dejaron de ser bebés, con esto se marca el inicio de una nueva etapa en sus vidas.
Atrás quedarán esas preciosas perlitas diminutas que adornaban su boca, y podremos ver cómo cambia su carita con esos huequecitos que deja cada diente de leche, para luego ser ocupados por los dientes que le acompañarán toda su vida.
Así que al igual que muchos otros hitos que tiene lugar en la infancia, celebremos la caída de los primeros dientes de leche de nuestros hijos, pues sin duda, marcan un antes y un después en la infancia, mientras nos recuerdan que nuestros hijos continúan haciéndose mayores cada día.
Fotos | iStock, Pixabay
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