La higiene bucal es un hábito que comienza desde el embarazo, y continúa cuando el bebé nace y tras la salida de sus primeros dientes, para toda la vida.
Cuando asoma el primer diente, es todo un hito en el desarrollo de nuestro bebé. Suele ser entre los cinco y los ocho meses, y el primero en aparecer suele ser uno de los dos incisivos centrales de la mandíbula inferior, mientras que el segundo suele ser el otro incisivo vecino.
Prevenir la caries del biberón
La caries del biberón o caries de la infancia es un problema bucal frecuente en bebés y niños pequeños, que puede aparecer desde que sale el primer diente, pero puede no llegar a percibirse hasta que el bebé cumple un año.
Se percibe como unas manchitas blancas que suelen aparecer principalmente en los incisivos superiores, Más tarde estas manchas se oscurecen y se vuelven amarillentas o de color negro.
Para evitarla, no se debe ofrecer al bebé bebidas dulces o azucaradas, infusiones, zumos, ni añadir azúcar, miel ni ningún otro añadido al biberón. Tampoco debemos dejar el bebé se quede dormido con el biberón en la boca, ya que se pasará muchas horas con los restos en la boca.
Además, el hábito de lavarse los dientes es sumamente importante. Incluso antes de que aparezcan podemos limpiar las encías del bebé con un pañito o una gasa húmeda y cuando aparezcan los dientes cepillarlos suavemente después de cada comida, estaremos reduciendo el riesgo de caries.
¿Hay que cepillar desde el primer diente?
Sí. Ya ese diente es muy importante, aunque de momento sea solo uno. El cepillado es un hábito que debe iniciarse desde la erupción del primer diente de leche.
Deberemos hacerlo dos veces al día, idealmente tras el desayuno y antes de irse a dormir. A la hora de comprar un cepillo, deberemos que elegir uno que sea adecuado para la boca de nuestro bebé.
Hay cepillos de dedo elaborados con silicona médica, así como también cepillos de cerdas muy suaves ideales para los primeros dientes.
¿Hay que utilizar pasta de dientes? ¿Cuánta?
Desde la salida del primer diente, se recomiendo utilizar una pasta dental infantil baja en flúor (con 500 ppm partes por millón de flúor) aplicando la cantidad del tamaño de un grano de arroz.
A partir de los dos años, podemos ampliar la cantidad de pasta al tamaño de un guisante con entre 1.000 y 1.450 ppm de flúor, y a partir de los seis, dos veces al día con una pasta de dientes con 1.450 ppm de flúor y la cantidad de 1–2 cm.
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