Hoy se conmemora el Día Mundial del Hijo Mediano, un hijo que carga con demasiados estereotipos por el simple hecho de haber nacido entre el primogénito y el pequeño, y cuya imagen se muestra a menudo distorsionada por la cultura popular y las parodias en redes sociales.
Por eso me gustaría dedicar unas palabras a mi segunda hija; mi bebé que creció de golpe y que ha roto con las etiquetas que se le presuponían según su orden de nacimiento.
Naciste en segundo lugar, lo que a priori te confería un montón de privilegios. De entrada, unos padres más experimentados en temas de crianza, un hogar preparado "a prueba de niños" desde el primer momento, y un hermano deseoso de poder jugar contigo.
Pero esa privilegiada posición que ostentabas apenas duró unos meses, y con poco más de un año pasaste a ser la hermana mediana, un puesto que te convertía en hermana mayor y pequeña a la vez, ¿menudo lío, verdad?
Los primeros meses no fueron fáciles, y la etiqueta de "hijo sándwich" que se suele adjudicar a los medianos cobró especial sentido. Te sentías perdida, desubicada en la nueva estructura familiar y sin entender muy bien el papel que debías jugar.
Poco a poco, con amor, dedicación y mucha paciencia, las cosas se fueron colocando y tú solita diste una patada a todos esos estereotipos, mitos y características presupuestas a los hermanos medianos.
¿El "hijo olvidado"? ¡Ni por asomo! Primero, porque ya te encargas tú de hacerte notar con tu gracia, tu inteligencia y tu bondad. Contigo el mundo es un sitio mejor, por lo que es imposible que alguien como tú pase desapercibida.
Pero además, tienes la suerte de crecer en una familia que cría con respeto, sin comparaciones, favoritismos y sin dejarse llevar por los roles a menudo asociados al orden de nacimiento, por lo que estás creciendo libre para ser a cada instante lo que deseas ser, con independencia de si eres alta o baja, rubia o morena, mayor, pequeña o mediada.
Por esta razón, tampoco te identificas con otras de las muchas etiquetas asociadas a los hijos medianos, como independientes, inseguros, negociadores o rebeldes. Tú eres tú. Punto.
Y es que, ¿quiénes somos los adultos para colgaros esos potentes carteles que os acompañarán e influirán de por vida? ¿Qué derecho tenemos a condicionar vuestros pasos y decisiones, haciéndoos creer que sois lo que quizá no seáis, por el mero hecho de haber quedado en una posición intermedia en el orden de llegada de los hermanos?
Es cierto que creciste demasiado deprisa cuando llegó tu hermano pequeño, y que quizá por eso siempre has hecho gala de una gran madurez, impropia para tu corta edad. También es posible que el orden de nacimiento haya provocado sutiles influencias en tu personalidad, pues al fin y al cabo, todos los niños crecéis y os desarrolláis influenciados por el entorno.
Pero como madre hago un esfuerzo cada día por educarte a ti y a tus hermanos sin dejarme llevar por etiquetas, comparaciones y roles asociados a una determinada posición. Porque creo firmemente que los niños, tanto si habéis nacido primero como después, merecéis crecer libres, sin juicios ni presuposiciones.
¡Ojalá todos los adultos tomemos conciencia de la importancia de no encajonar a los niños, por esta u otra circunstancia! ¡Ojalá se hable del 'Día del Hijo Mediano' desde una perspectiva completamente anecdótica, y no acompañándolo de calificativos y roles sin sentido!
Por eso, hija mía, quiero darte las gracias por ser como eres. Por romper con los estereotipos y callar las bocas de quienes afirman, sorprendidos, "que no tienes rasgos de hijo mediano", algo que, dicho sea de paso, es tan absurdo como decir que tampoco tienes rasgos de persona rubia con ojos verdes; ¿no os parece?
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