Trabajar desde casa tiene muchas ventajas, especialmente cuanto tienes niños pequeños, pues el poder organizar tu horario laboral en base a sus necesidades (llevar y traerlos del colegio, hacer los deberes con ellos, atenderlos cuando se ponen enfermos...) es un auténtico lujo. Pero en ocasiones pueden surgir dificultades, ¡y el día acaba convirtiéndose en una verdadera locura!
Tras nacer mi segunda hija comencé a trabajar como autónoma desde casa, aunque al principio desarrollaba trabajos de manera muy esporádica, lo que me permitía compaginar ambas facetas sin ningún problema. Al poco tiempo de nacer mi tercer hijo mi actividad laboral comenzó a crecer, y llegué a juntarme en casa con dos bebés que aún no iban al colegio y un trabajo que debía sacar adelante.
Te comparto cómo fue mi experiencia en aquella época y qué consejos me funcionaron para ser lo más productiva posible en mi trabajo, al tiempo que atendía a mis dos hijos.
Informa a tu entorno cercano
Las implicaciones y obligaciones que conlleva el hecho de trabajar desde casa no es algo que todo el mundo entienda, y todavía son muchas las personas que creen que por no acudir a una oficina tus responsabilidades son menores. Pero nada más lejos de la realidad.
Hace tiempo una amiga me comentaba con resignación que su madre no entendía lo que implicaba que ella trabajara desde casa, y que continuamente la interrumpía con llamadas de teléfono sin importancia, visitas inesperadas o propuestas de planes dentro de su horario laboral.
Por eso, en caso de que se trate de una situación laboral nueva (por ejemplo, si tu empresa está comenzando a fomentar el teletrabajo desde casa), mi primer consejo es informar a la familia y entorno cercano de lo que supone trabajar desde casa y de la importancia de respetar tu horario y no molestar salvo en caso de urgencia, al igual que harían si estuvieras trabajando en una oficina.
Si es posible, adapta tu jornada de trabajo a tus nuevas circunstancias
Sabemos que no siempre es posible cumplir con esta premisa, pues hay trabajos que requieren de un horario determinado o de disponibilidad inmediata. Pero si no es tu caso, y tu trabajo puede ser realizado en cualquier momento del día, decide cuándo es mejor hacerlo en función de tus circunstancias particulares.
Personalmente, me iba bien trabajar en cuanto mis hijos se iban a la cama, pues el primer sueño de la noche era el más largo que hacía mi bebé, y por tanto el máximo tiempo del que disponía al día sin interrupciones. De este modo, solía ponerme a trabajar a las 21:00 horas con la casa en completo silencio, y así lograba sacar cuatro horas muy provechosas hasta la primera toma de madrugada; momento en el ya me iba a dormir.
Durante el día iba arañando minutos de aquí y de allá, aprovechando las siestas matutinas de mis hijos y sus momentos de máxima concentración en el juego para ponerme a trabajar.
Pide ayuda para cuidar de tu bebé mientras trabajas
En mi caso, opté por no llevar a mis hijos a una Escuela Infantil y recurrir a la ayuda puntual de los abuelos en los días en los que el trabajo se complicaba. Eso sí, puesto que mi bebé estaba con lactancia materna y no deseaba ofrecerle mi leche en biberón, mis hijos siempre se quedaban en casa y eran los abuelos los que venían a ocuparse de ellos, acercándome a mi bebé cada vez que me demandaba.
Cuando llegaron las vacaciones escolares de verano, decidimos contratar a una joven estudiante de magisterio para que viniera a nuestra casa a cuidar de mis tres hijos mientras yo trabajaba. La experiencia fue maravillosa y muy enriquecedora para todos; mis niños se lo pasaron fenomenal con ella, yo podía trabajar toda la mañana sin apenas interrupciones, y me tranquilizaba saber que mis peques estaban en casa y que podían acudir a mí si lo necesitaban.
'Coworkings' familiares
Aunque dada mi situación personal no necesité recurrir a esta opción, los 'coworkings' familiares son una gran idea para aquellas madres autónomas que no quieran separarse de sus bebés y no necesiten trabajar específicamente en sus casas.
Se trata de espacios diseñados y adaptados para trabajar de forma cómoda, al tiempo que los pequeños juegan y permanecen al cuidado de profesionales especializados, en una zona aparte y habilitada para ello. De este modo, los padres pueden concentrarse en su trabajo sabiendo que sus hijos están bien atendidos en las mismas instalaciones en las que ellos se encuentran.
No te distraigas mientras trabajas
Si queremos ser productivos y aprovechar al máximo nuestro tiempo, este consejo deberíamos aplicarlo siempre, con independencia del sitio físico en el que estemos trabajando. Pero lo cierto es que cuando se trabaja desde casa las posibilidades de interrupción y distracción son siempre mayores, por lo que hemos de ser más conscientes de esta realidad.
En mi caso particular establecí la premisa de interrumpir mi trabajo exclusivamente para atender a mis bebés. Esto implicaba por ejemplo, no abrir la puerta si llamaban al timbre, no coger el teléfono (salvo si la llamada procedía del colegio donde acudía mi hijo mayor) o no hacer las tareas de la casa dentro de mi horario laboral.
Si las circunstancias no acompañan, no desesperes
Aunque no siempre es posible mantener la calma ante un entorno VUCA (un entorno laboral cambiante, complejo, ambiguo y plagado de incertidumbre), debemos procurar adaptarnos a ello, pues es una situación que se vive con frecuencia en la mayoría de las empresas.
En mi caso, que he trabajado desde casa con dos bebés menores de tres años, este entorno VUCA solía estar propiciado por un niño que lloraba y buscaba mi consuelo, una caca explosiva, un bebé lactante en plena crisis de crecimiento, una pelea entre hermanos... Así que cuando el día se complicaba y los astros parecían alinearse para que no consiguiera sacar mi trabajo adelante, a mí me funcionaba dejarlo todo y salir a pasear con mis niños.
Lógicamente, esto no es algo que todos podamos hacer, pues como he dicho al inicio dependerá del tipo de trabajo que cada uno tenga. Pero puesto que yo no tenía un horario determinado, había días en los que me tocaba adaptarme a las circunstancias que mis hijos iban marcando, y repetirme a mí misma que ya encontraría un momento mejor para terminar lo que fuera que estuviera haciendo.
Algunos recursos que no fallan
Y ya por último, me gustaría compartir con vosotros algunos recursos que me facilitaron la tarea de trabajar mientras cuidaba de mis hijos:
Portear mientras estaba delante del ordenador: el porteo dentro de casa es una gran ayuda, pues te permite tener a tu bebé bien pegadito al tiempo que tus manos están libres para hacer otras tareas. Además, si utilizas un tipo de prenda con la que el bebé pueda tener acceso al pecho de forma cómoda y fácil, el porteo también facilitará el momento de la lactancia, sin que tu actividad se vea especialmente interrumpida.
Cuando el bebé es pequeñito y sus ansias de gatear y explorar todo aún no han comenzado, algunos juegos que me ayudaban a mantenerlos tranquilos a mi lado fueron los bloques de construcciones, los insertables, los cubos de actividades y, por supuesto, el cesto de los tesoros; una actividad genial que sin duda recomiendo para que estén un buen rato entretenidos mientras nosotros trabajamos a su lado.
Poner una mesita a mi lado para que mis hijos hicieran manualidades: a medida que los bebés van creciendo todo se complica más, pues deja de ser fácil mantenerlos sentados en sus hamacas o tumbados en su mantita de actividades. A mí me funcionaba colocar una mesita con dos sillas al lado de mi mesa de trabajo, y sentarles a mi lado a dibujar o hacer plastilina.
Pero había veces que lo único que deseaban era estar a mi misma altura, por lo que su cara se iluminaba cada vez que les sentaba sobre mis rodillas y podían tener un mejor acceso visual a lo que yo hacía. Sin embargo, trabajar así me resultaba muy complicado, así que acababa optando por sentarlos en una trona elevada y colocarlos a mi lado, y en muchas ocasiones eso bastaba para calmar sus ansias cotillas durante un rato.
Foto de portada | iStock
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