Siete razones por las que no debemos hablar mal de la ex pareja con nuestros hijos
En un mundo ideal, todas las relaciones estarían basadas en el respeto, el amor y la confianza, y las familias permanecerían unidas dentro de una dinámica saludable en el que todos sus integrantes pudieran tener un desarrollo pleno. Sin embargo, no siempre sucede así, y en ocasiones, las familias se separan.
Pero el hecho de que una pareja se haya separado, no debe influir en la relación que existe entre padre o madre y los hijos. Te comparto siete razones por las que no debemos hablar mal de la ex pareja con nuestros hijos.
Los motivos por los que una pareja con o sin hijos decide separarse, pueden ser muy diversos. Si la separación fue dolorosa o problemática, puede ser difícil mantener una buena relación, pero debemos recordar que lo más importante en cualquier separación, son los hijos.
Desde luego, cada experiencia es distinta, y habrá excepciones muy específicas, como en casos de violencia, abuso o maltrato, donde deberemos abordar el tema con mucho cuidado al momento de hablar con los niños y probablemente los consejos que hoy comparto no sean los mejores o apropiados para la situación.
Pero hablar mal de la ex pareja con los hijos, es algo que debemos evitar hacer a toda costa. Te comparto siete motivos por los que no debemos hacerlo, así como un poco de mi experiencia al vivir esta situación.
Siete razones por las que no debemos hablar mal del otro padre o madre a nuestros hijos
Porque es confuso para los niños. Muchas veces en un momento de angustia o coraje podemos decir algo que viene desde nuestras emociones y que puede ser difícil de interpretar para los niños. Dependiendo de su edad, es posible que ellos no comprendan lo que sucede, y se lleven una idea errónea de la situación.
Porque es un asunto de dos. Lo que haya ocurrido para que se diera la separación, es algo que debe quedar únicamente entre la ex pareja. Si los hijos ya son mayores y pueden comprenderlo, podemos explicarles, pero no es necesario ahondar en detalles que puedan ser complejos o dolorosos para ellos. Si necesitas desahogarte, hazlo con un psicólogo o alguna amistad de confianza, no con tus hijos.
Porque son relaciones distintas. Como padres separados, es importante tener siempre presente lo siguiente: una cosa es la relación que hubo entre la pareja y otra la de padre/madre e hijos. El hecho de que entre ambos padres las cosas no hayan funcionado, no significa que deberían afectar o contaminar la relación que tendrá cada padre o madre con sus hijos. Son relaciones independientes, y eso debemos respetarlo.
Porque el bienestar emocional de tus hijos es primero. Lo he dicho al principio y lo repito: en una separación lo más importante son los hijos, y en esto entra su bienestar, tanto físico como emocional. Si hablamos mal de la ex pareja, podríamos hacer que se sientan obligados a tomar un lado, haciéndolos sentirse inseguros, tristes y confundidos.
Por respeto. Es una regla muy simple: por educación y respeto. Recordemos que nosotros como padres somos el ejemplo para nuestros hijos. Si queremos que ellos sean respetuosos con otros, también debemos serlo con la ex pareja, incluso si la otra persona no lo hace.
Porque nada está escrito en piedra. Incluso si la decisión de la separación fue definitiva, las personas pueden cambiar. El hecho de que en el pasado hayan tenido una mala experiencia no significa que las cosas continúen iguales en el futuro. Además, la vida da muchas vueltas, y nunca se sabe cuándo necesitarán tu o tus hijos del otro padre-madre.
Porque siempre será su madre o padre. Podemos divorciarnos de nuestra pareja, pero nunca de nuestros hijos. Haya sido una separación amigable o complicada, tu ex pareja siempre será "papá" o "mamá" de tus hijos, y continuarán compartiendo la crianza juntos durante algunos años. Por ello, siempre será mejor intentar llevar una relación cordial y amable.
Mi experiencia como hija de padres separados
Cuando yo era adolescente, después de muchos años de discusiones y diferencias, mis padres finalmente tomaron la decisión de separarse. Por un lado, me sentí aliviada porque parecía que finalmente tendríamos un poco de calma en casa, pero su relación era tan mala que cayeron en este error: hablar mal del otro conmigo y con mi hermana.
Como hija, es doloroso ver a tus padres separarse, así que tener que estar en medio de comentarios provenientes del rencor o el enojo, solo hacía las cosas aún peor. No juzgo a mis padres porque sé que su intención no era hacernos sentir mal, pero permitieron que sus sentimientos vencieran la prudencia.
A causa de esto, durante el resto de mi adolescencia y los primeros años de mi vida adulta, tuve muy mala relación con ambos. Me ponía de malas que no pudieran comprender el daño que nos hacían a mí y a mi hermana cuando hablaban mal del otro, lo que hizo que me distanciara emocionalmente de ambos.
Apenas hace unos cinco años pude reparar la relación con ambos, y aunque les amo como hija, pero me hubiera gustado que se detuvieran un momento a pensar antes de hablar mal del otro frente a nosotras.
Afortunadamente, creo que de toda experiencia podemos tener una lección positiva o útil, y para mí, ahora que por circunstancias de la vida también soy mamá divorciada, es esta que hoy comparto: no hablar mal de la ex pareja con nuestros hijos y poner su tranquilidad y bienestar emocional antes que el propio.
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