Las valiosas lecciones que me ha dado mi hija de cinco años durante la pandemia
La maternidad me ha enseñado muchas cosas, pero una de las que más me ha sorprendido es descubrir que, contrario a lo que yo esperaba, son los niños quienes nos vienen a enseñar muchas cosas acerca de la vida.
Y es que cuando vemos el mundo con ojos de niño, nos damos cuenta que la vida, incluso en los momentos más oscuros, nos da muchos regalos para ser felices. Te comparto una reflexión personal tras casi 60 días de estar en casa debido al coronavirus, y las valiosas lecciones que me ha dado mi hija de cinco años durante la pandemia.
Una situación excepcional
Aunque ahora que todos permanecemos en confinamiento muchos se han dado cuenta que quedarse en casa con los hijos no es fácil, lo cierto es que esta experiencia única nos está dando lecciones invaluables que no podríamos obtener en otras circunstancias.
Para los que estamos en cuarentena con niños, además de pasar más tiempo en familia, también estamos recibiendo claves valiosas por parte de ellos. Si bien los padres somos quienes nos hacemos cargo de enseñar a los hijos todo lo que deben saber para sobrevivir, son los hijos quienes nos enseñan lo que realmente importa en la vida.
Tras dos meses encerrados en casa, me he dado cuenta que mi hija de cinco años se ha convertido en un pilar fundamental para sobrellevar mejor la cuarentena. Así que te comparto algunas de las lecciones que me he dado, otras que me ha recordado, y las que probablemente, tú también hayas aprendido junto a tus hijos.
No se necesitan muchas cosas para ser feliz
La cuarentena nos ha privado de muchas cosas: los viajes en familia, las visitas a casa de los abuelos, los paseos al parque, las comidas fuera de casa, las salidas al cine. Todas y cada una de esas cosas, formaban parte de la rutina básica de muchas familias.
Ahora, debemos conformarnos con permanecer en casa, pero si lo vemos desde el enfoque correcto, nos daremos cuenta que aunque extrañamos muchas, no se necesitan tantas cosas materiales para ser feliz.
Es verdad, nos hacen falta muchas de las cosas que he mencionado, pero también dentro de casa tienen lugar experiencias que nos muestran que no se necesitan las cosas materiales que ahora no tenemos, y una tarde de baile o una noche de películas, pueden llenarnos el corazón de felicidad.
Detenerse o ir más lento a veces es mejor
Los primeros días de la cuarentena fueron de muchas emociones encontradas. Por un lado, la incertidumbre y el miedo de no saber qué sucedería, y sentir que miles de preguntas inundaban nuestra mente: ¿estaremos bien? ¿será suficiente para protegernos?
Y por otro, el saber que tendríamos más tiempo para pasarlo con nuestros hijos en casa, algo que por nuestro acelerado ritmo de vida no siempre podemos disfrutar y que ahora podríamos tener, debido a la cuarentena necesaria.
Después de esos primeros días en los que me veía apurada planeando y pensando cómo organizaros para aprovechar el tiempo junto, me di cuenta que no tenían sentido mis prisas para algo que no tenía fecha de término definida.
Así que comencé a relajarme e ir más lento. Empecé a disfrutar esas levantadas tarde que tanto deseaba cuando mi hija iba a la escuela, o las noches de película que podemos tener porque no tenemos tantas cosas fuera por hacer ni compromisos qué cumplir.
Y entendí que no se trata de terminar más rápido ni de apresurar las cosas. De todos modos tenemos que esperar hasta que todo esto termine, así que mejor aprovechemos la cuarentena, para detenernos un poco más y realmente vivir cada momento.
No hay nada que un abrazo no pueda sanar
Me encantan los abrazos porque es una forma en la que nuestro corazón se expresa a través de nuestro cuerpo, para decirle a otra persona lo mucho que le queremos. Es un gesto de amor y cariño, que dice muchas cosas en un movimiento sencillo y natural.
Pero como sabemos, los abrazos también tienen poderes sanadores, y ahora que estamos encerrados en casa, se han vuelto uno de los elementos de fortaleza emocional más poderosos que tenemos a nuestro alcance. Nos abrazamos cuando estamos felices, nos sentamos abrazamos en el sofá cuando compartimos un momento juntos y nos abrazamos cuando nos sentimos tristes o enojados.
Tenemos la capacidad de adaptarnos a todo
Sin duda una de las partes más desafiantes y retadoras de la cuarentena, ha sido tener que adaptarnos a un ritmo de vida totalmente distinto. Actividades como el teletrabajo, la educación en casa de los niños, el entretenimiento dentro de cuatro paredes y muchas cosas más, definitivamente no han sido fáciles.
Sin embargo, viendo a nuestros hijos y lo valientes que han sido con todo lo que está sucediendo, podemos darnos cuenta que aunque el cambio a veces puede ser aterrador o estar lleno de incertidumbre, tenemos la capacidad de adaptarnos a muchas situaciones que no teníamos contempladas.
La vida es mejor cuando la tomas con humor
Si hay algo que me encanta de los niños, es su sentido del humor. En su inocencia, ellos ven la vida de una forma más sencilla, divertida y alegre, algo que indudablemente nos viene muy útil en situaciones como la que nos encontramos viviendo.
Es cierto que lo que está ocurriendo es un tema serio y debemos tomarlo con responsabilidad, siguiendo las medidas de prevención indicadas. Pero dentro de casa, para hacer más llevadero el encierro, tomar las cosas con humor puede ayudarnos mucho a tener un estado emocional más positivo y ligero.
Los momentos cotidianos son los más significativos
Y finalmente, algo que siempre hemos sabido pero que a veces solemos olvidar: el valor e importancia de los momentos cotidianos. Es cierto, un viaje nos ayuda a crear memorias únicas con nuestros hijos, pero los ratos en casa, son los que se quedan grabados para siempre en la mente de nuestros hijos.
Un maratón de películas en cama y quedarnos dormidos juntos, una mañana cocinando desayuno sin prisas y escuchando The Beatles, una tarde de juegos de mesa en la que sobraron las carcajadas, encontrar pequeños tesoros que no recordábamos que teníamos, momentos especiales como la caída de los dientes o el dominio de una habilidad nueva.
Esas son las pequeñas cosas que nuestros hijos recordarán de su infancia, y que permanecerán en sus corazones para siempre. No las cosas materiales ni las noticias que nos rodean: lo que sucede dentro de casa y en familia.
Así que aunque el escenario fuera de nuestros hogares no sea el más optimista, dentro de ellos continúan sucediendo cosas maravillosas y aprendizajes de vida que nos ayudan a unirnos más como familia y valorar lo que realmente importa.
Fotos | iStock
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