Hay lugares ideales, lugares a los que siempre retornar. Este es uno de ellos para mi. Casa Tiavea. Fue todo un descubrimiento y me enamoré a primera vista del paisaje, de los anfitriones, de la misma casa. Es un espacio cuidadísimo y sereno, en el que pasar unos dias con los niños es encantador. La casa es muy bonita y amplia. Hay varios salones y las habitaciones, con camas grandes, son enormes y luminosas. La decoración cuidadosa y sencilla. La comida...mmm, ¿que decir de las manos de Natalia? Que son tan sabias con los ingredientes que parecen manos de hada.
Casa Tiavea se encuentra en el hermoso Valle de Ayora. Su filosofía es ser una Casa de Reposo, para cuerpo y espíritu. Los niños son tratados con respeto, las conversaciones se detienen cuando ellos nos piden atención. Es un lugar ideal para pasar el puerperio cuidada y recogida, alejada de nada que nos disturbe. También organizan cursos de cocina vegetariana y talleres formativos.
Pasear por los campos que rodean el tranquilo pueblecito es una experiencia inolvidable. Los niños corren libres descubriendo animalitos y plantas. Hay un rio rodeado de espacios cubiertos de hiedra y con altos árboles en los que podría aparecer un duende. Podemos recoger moras en temporada y luego aprender a hacer mermelada. Nueces, hierbas, rosas, miles de descubrimientos inocentes nos esperan por los senderos. Sin duda, un lugar al que retornar.
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