Tras un sencillo experimento realizado por Warneken, en el que realizaba tareas cotidianas frente a un grupo de bebés, en un momento dado dejó caer un objeto de sus manos, a lo que uno de los niños, reaccionó gateando hasta el objeto, tomándolo en sus manos y dándoselo al psicólogo. Éste ni se lo pidió ni se lo agradeció, con el fin de no alterar la investigación.
Esta situación se sucedió durante el estudio una y otra vez, los niños respondían de igual manera en pocos segundos, cada vez que tenían la sensación de que el doctor les necesitaba, acudían a acercarle el objeto que se le había “caído". Pero si era el doctor el que lo tiraba deliberadamente, los niños no ofrecían su ayuda. El deseo de mantener relaciones sociales y la capacidad cognoscitiva de comprender los objetos ajenos, suele surgir sobre los 18 meses y forma parte del desarrollo de querer ayudar sin esperar nada a cambio.
Seguramente muchos de vosotros habéis vivido una situación similar con vuestro pequeño, y sería muy interesante que lo compartierais.
Vía | Univisión