El otro día expliqué brevemente el logro de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana, al conseguir que la educación musical sea considerada con la LOMCE, una materia troncal autonómica, a pesar de haber sido relegada en otros lugares.
Repasando la documentación que aporta la FSMCV (mucha y variada dada la cantidad de años que realizan proyectos para impulsar esta asignatura en los colegios), encontré un estudio muy curioso publicado en el Journal of Neuroscience. La autora del estudio es una neurobióloga que trabaja en la Universidad de Northwestern (tiene varios campus en Estados Unidos). Nina Kraus ha observado junto a sus colaboradores a 44 adultos sanos que tenían en el momento de la investigación entre 55 y 76 años.
Mediante la medición de la actividad eléctrica en la región del cerebro que procesa el sonido, han encontrado diferencias entre aquellos que habían tenido formación musical durante su infancia, y el resto. Básicamente todos los que habían obtenido educación musical de cuatro a 14 años durante su niñez y juventud, tuvieron respuestas más rápidas a los sonidos del lenguaje, que los que no habían tenido ningún entrenamiento.
Parece que existe una mejor sincronización neuronal, así que se piensa que el entrenamiento musical temprano prepara el escenario para mejores interacciones posteriores con los sonidos
Ninguno de los que había estudiado música, había seguido tocando instrumentos posteriormente, aunque parece que aún así se apreciaban beneficios.
A veces los padres desearíamos que nuestros hijos estudiaran música: hemos leído y oído que es muy bueno para su formación (académica y como personas). Pero ahora la doctora Kraus explica que al animarles en este sentido también ayudamos a sentar alguna base del envejecimiento saludable.
Imagen | Jose Kevo Vía | New York Times Más información | Journal of Neuroscience En Peques y Más | En busca de una educación musical de calidad en el sistema educativo: la iniciativa de la FSMCV