La naturaleza marca un ritmo propio inalterable, que estamos viendo quedar algo desfasado para los tiempos que corren.
La doctora Esther Velilla, directora Centro de Medicina Embrionaria ha dado datos muy interesantes y realistas en un curso impartido hace pocos días en Madrid.
Según la experta, a los 35 años un 40% de los embriones son defectuosos, a los 38 años un 65%, y a los 41 años los son un 80%.
Ha explicado que las mujeres nacemos con una cantidad establecida de ovocitos que va disminuyendo a lo largo de los años. En la pubertad tenemos unos 300.000 de los cuales vamos perdiendo aproximadamente mil por ciclo.
Así llegamos a los 35 años con apenas un 10% de los óvulos con los que nacimos que tienen más baja calidad debido al paso del tiempo, o sea que muchos impiden que se desarrolle un embrión sano.
Señaló que “es frecuente que una mujer de entre 38 y 40 años ya haya agotado la reserva de óvulos capaces de dar lugar a un niño sano", lo cual no quiere decir que no se puedan tener hijos sanos a los 35, pero sí que hay mayor riesgo de anomalías genéticas.
Aunque nos cueste reconocerlo, las mujeres que nos acercamos a esas edad y las que ya la tienen vemos cómo va disminuyendo nuestra capacidad reproductiva sin poder hacer demasiado al respecto.
Si la forma de vida sigue la tendencia actual en la que ser padres antes de los 30 es prácticamente una utopía, no sería de extrañar que en pocos años sean más frecuentes los embarazos por reproducción asistida que los naturales.
Tal y como están las cosas, el gran invento del siglo será un medicamento capaz de retrasar la edad reproductiva de la mujer.
Será normal que las mujeres se conviertan en madres a la edad que deberían ser abuelas, que ya se está viendo venir. El mundo del revés.
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