El otro día acudió a consulta una mujer de 30 años que explicaba que su marido, de 52 años, tiene una forma de educar muy diferente a la suya. Ella lo atribuía sobre todo a la edad, y explicaba que la educación de su marido es más de la "antigua usanza", más rígida y disciplinada. En cambio, ella no era tan directiva y se consideraba más flexible, más "moderna".
Y justo ayer hablábamos de un estudio que reveló que los hombres, desde el inicio de la humanidad, son siete años mayores que las madres, de media. Sin embargo, en este caso que os planteo, la diferencia de edad es aún mayor: hablamos de 22 años de diferencia.
Pero, realmente ¿la edad tiene un papel tan destacable en la crianza? ¿O depende más de la forma de ser de cada uno, de la educación recibida...? ¿Qué otras variables pueden intervenir en el estilo de crianza y cómo acercar posturas? Lo que está claro es que la edad influye, pero no siempre; además, se puede ser más mayor y tener una mentalidad más "jóven" y moderna, y viceversa.
Diferencia de edad en la pareja y el impacto en la crianza de los hijos
Está claro que la edad influye en nuestro estilo de crianza, aunque no es el único factor (más adelante veremos otros factores). Pero si nos ceñimos a la edad, ocurre que, los nacidos, pongamos, en el 1960, no habrán vivido las mismas experiencias (y contextos socioculturales y políticos) que los nacidos, por ejemplo, en 1990. Lo que era "normal" en su época no lo es tanto en la nuestra.
Y en esas experiencias diversas, se construye una identidad individual y social que tendrá un impacto en la forma de educar (y en muchos otros comportamientos del individuo).
Sabemos que la forma de educar a los hijos ha cambiado mucho si nos trasladamos cincuenta años atrás y miramos con retrospectiva, desde ahí, hasta ahora. Sin intención de generalizar, podemos decir que años atrás imperaba un estilo de crianza más autoritario, y que poco a poco ha ido ganando terreno un estilo de crianza más democrático, y una crianza más respetuosa y consciente con los hijos.
Y de hecho, no hace falta irnos tantísimos años atrás; seguro que la forma de criar de nuestros padres ya dista en muchos aspectos de la nuestra propia. Con todo, la edad es un factor que influye (aunque no en todos los casos, por supuesto). Pero, ¿qué más influye a parte de la edad?
Más allá de la edad: ¿por qué educamos como educamos?
Hay muchos factores que influyen en el estilo de crianza. Hemos seleccionado tres de los más relevantes:
Cómo nos educaron: el estilo educativo de nuestros padres
La forma en la que nos educaron a nosotros impacta, de forma innegable, en nuestro estilo educativo. Lo que vivimos nosotros es una especie de huella de la infancia que se hereda, y que influye en nuestras creencias, en nuestra idea de la crianza, en nuestros comportamientos... Aprendimos, en su día, que la "forma normal" de educar era esa, y la reproducimos con nuestros hijos.
Por supuesto, esto tiene dos caras posibles, ya que podemos heredar patrones muy tóxicos o muy sanos (y entre medio, caben otras muchas formas de criar). Pero esto se puede trabajar; empezando por ser consciente de este patrón y cambiando aquello que creemos que no es bueno para nuestros hijos.
Personalidad
La personalidad también influye; no educaremos igual si somos perfeccionistas y autoexigentes que si somos, por ejemplo, flexibles, tranquilos, ansiosos, obsesivos, controladores... Cada rasgo de personalidad modula este estilo de crianza.
Factores sociales y económicos
Por otro lado, el lugar en el que hemos nacido y nuestras condiciones sociales y económicas también influyen. El tener acceso o no a la cultura y a los estudios, el tener unas determinadas condiciones de vida... Y no decimos que con dinero o sin educaremos mejor o peor, pero sí será diferente; ya sea por el acceso a oportunidades, por el tipo de vivencias y el entorno, etc.
E incluso, el hecho de ser hombre o mujer también influye, debido a la construcción social del género; no nacemos y crecemos con los mismos estereotipos sociales aplicados sobre nuestro colectivo (es decir, con aquello que se espera de nosotros por ser hombre o mujer).
Aunque las cosas han avanzando, muchas veces a la mujer se le sigue asignando el rol de madre cariñosa y perfecta, aquella que debe mantener la calma siempre, bondadosa y frágil... y en el caso del hombre, se le asigna un rol de hombre protector, fuerte, el que debe poder con todo...
Mi pareja es mayor que yo y su forma de educar es diferente: cómo llegar a acuerdos
Así, la edad puede influir, por supuesto, pero no lo es todo (y no siempre influye de la misma forma). Sea como sea, si ves que existe mucha distancia entre tu forma de educar y la de tu pareja, es importante poder llegar a acuerdos. ¿Cómo? Os damos algunos consejos genéricos para empezar.
- Explicarle a tu pareja tu forma de ver la crianza y por qué la defiendes. Que podáis discutir pero como una forma de debate, no de confrontación. La idea es llegar a conclusiones que los dos aceptéis.
- La comunicación es clave; hablar mucho las cosas, no postergar los temas importantes. Hablaros con respeto y con la intención de llegar a acuerdos.
- No busques tener la razón. Recuerda que no se trata de buscar tener la razón siempre, sino de saber que a veces la razón la tenéis ambos y deberéis encontrar un punto medio.
- Saber que en algún punto deberemos ceder; y esto es aplicable a los dos. Habrá momentos en que lo más saludable es ceder, y otros, en que deberemos defender nuestra postura.
- Confiar en tu pareja y en su criterio: lógicamente, como personas diferentes que sóis, pensaréis diferente. Pero confía en tu pareja. Y si no ves claro algún tema, comunícaselo.
- Acordar los puntos clave de la educación: hay decisiones que son más importantes que otras, y estas deben consensuarse; por ejemplo, no es lo mismo decidir si apuntar al niño a una otra actividad extraescolar, que decidir qué hacer cuando llora, o cómo vamos a acompañar sus rabietas, sus emociones, etc.
Si nuestra pareja ya tiene hijos mayores...
Por otro lado, hemos de tener en cuenta también que en algunos casos, si la pareja es más mayor, será su segunda maternidad o paternidad. Y que nuestra pareja tenga hijos de una pareja anterior, con muchos años de diferencia, puede modular, y mucho, su visión de las cosas.
Porque aquí el tema ya no sería solo la diferencia de edad, sino la experiencia con los hijos previos. En este caso, puede que nuestra pareja los haya educado como hace 15 o 20 años se educaba; ¡pero los tiempos cambian!
Fotos | Portada (Freepik)