En algunos casos extremos llega a producirse el síndrome de la abuela esclava, un cuadro clínico de difícil diagnóstico, pues quien lo padece presenta síntomas de enfermedades comunes, aunque éstas no responden a tratamientos convencionales. Todo esto provoca en la abuela un sufrimiento crónico y un notable deterioro de su calidad de vida.
El síndrome de la abuela esclava se produce por agotamiento consecutivo a estrés o sobreesfuerzo físico y emocional crónicos, sobre todo en relación con las responsabilidades propias de una ama de casa en ejercicio activo. La coexistencia de otras enfermedades adelanta la aparición de manifestaciones clínicas y las agrava. El síndrome de la abuela esclava fue descripto y estudiado por el doctor Antonio Guijarro Morales, cardiólogo, profesor de la Universidad de Granada, en el libro de igual nombre. En su obra, el autor reseña e ilustra con varios ejemplos reales esta forma de enfermedad “frecuente y grave, potencialmente mortal".
Lamentablemente, este síndrome es habitual en nuestra sociedad, constituyendo una de las más extendidas pandemias sufridas por las mujeres en el siglo XXI. Es un hecho que en cada familia hay, hubo o habrá una abuela esclava, por lo menos.
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