Para todo hay solución, lo primero que hay que plantearse es si se puede atender correctamente todas las responsabilidades adquiridas, temporalmente posiblemente sí, pero a la larga no, pues el estrés o el agotamiento puede aflorar y se revierte contra los que te rodean. Por tanto, la alternativa es delegar responsabilidades, necesitas ayuda, tu pareja o en su defecto un familiar o un amigo, puede liberarte de esa sobrecarga y echarte una mano con los niños o las tareas del hogar.
En ocasiones, si no puedes recurrir a nadie, se opta por contratar a una persona para que atienda la casa o a los niños, claro que esto supone un gasto que no todos pueden afrontar, ya que una gran parte del sueldo es destinado a pagar a la empleada. Pero hay que mentalizarse, pensar en el dinero no compensa cuando se trata de la salud física y emocional, del bienestar personal y de quienes te rodean.
Si tienes oportunidad, contratar a una persona que te ayude es la opción más adecuada, es preferible esto antes que chillar a tus hijos y a tu pareja . Lo más importante es analizar el modo de vida, buscar la paz interior, compartir juegos con tus hijos y reducir las actividades innecesarias que restan tiempo y agravan el estrés.
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