La Navidad es una época del año que además de significativa, es lucrativa pero sólo para unos pocos. Ya ha empezado la carrera por captar la atención de los consumidores, todo tipo de juguetes y productos se publicitan, a medida que avanzan los días y más próximas se encuentran las fechas navideñas, el frenesí publicitario aumenta.
Uno de los principales objetivos de las campañas publicitarias es captar la atención de los niños que ven ante sus ojos un sinfín de tentaciones, ya que la mayoría de productos infantiles no son tan anunciados durante el resto del año. Los niños reciben un bombardeo publicitario feroz, es tanto repetitivo que incluso tararean la mayoría de las canciones que aparecen en la televisión o incluso se saben de memoria lo que dice cada personaje del anuncio. Este tipo de publicidad repetitiva debería ser regulada, sobre todo aquella que se orienta a los niños. Tanta reiteración incide en sus deseos, sus gustos y por supuesto, en nosotros mismos, ya que terminamos cediendo a los deseos de nuestros hijos, sería un buen momento para dar un vistazo al post, los niños influyen decisivamente en las compras que realizamos los padres.
No es bueno que permitamos que nuestros hijos nos influencien en las compras navideñas, tampoco debemos aceptar todos sus deseos, es el momento ideal para mostrarles lo que es el consumismo. La mayoría de sus deseos estos días son fruto de la publicidad que vende ilusiones y fantasías que en muchas ocasiones distan mucho de la realidad.
Seguro que más de un padre se ha encontrado con que su hijo ha estado pidiendo continuamente un regalo a Papá Noel o los Reyes Magos, y cuando lo ha tenido en sus manos a pasado seguidamente a ocupar un hueco en el trastero.
El juguete no es la ilusión esperada, el niño termina decepcionándose y lo aparca, los padres hemos engrosado el gasto familiar y tenemos que hacer espacio para guardar otro objeto más. En fin, sin desilusionar a los niños, intentemos hacerles entrar en razón viendo aquellas particularidades que ellos no ven, juguetes aburridos, poco educativos… no hay que comprar por comprar.
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