Diversos estudios científicos determinan que hay una serie de rasgos característicos y unas pautas de comportamiento que hacen centrar nuestra atención en aspectos como pueden ser unos ojos brillantes, una cara grande y ovalada, un balanceo al andar, etc.
Las imágenes que nosotros captamos de estas características activan además los mismos puntos del cerebro que otras que nos resultan placenteras como pueda ser una comida apetitosa, un recuerdo o el sexo. Todas estas situaciones nos provocan una grata sonrisa. La realidad es que los bebés nos parecen tan dulces y guapos para que así sobrevivan y estén más protegidos, ya que nos provocan un sentimiento de afecto y protección que quizás sería distinto si esto no fuera así.
La naturaleza es muy sabia, ha dotado a los pequeños de unas características muy importantes ser siempre dulces y guapos a nuestros ojos.
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