Según los expertos lo mejor es utilizar la moderación en lugar de la eliminación. Algo que hay que tener en cuenta además es que no todos los cafés presentan la misma cantidad de cafeína. Un ejemplo sería la variedad de café más consumida, el café robusta que posee entre un 2 y un 3,5% de cafeína, solamente cambiando de variedad podemos disminuir hasta la mitad del contenido de cafeína. Otra alternativa sería utilizar los cafés descafeinados que contienen una mínima parte de cafeína dependiendo del tipo, entre un 0,1 y un 0,3%.
Pero la pregunta es, ¿es necesario sustituir el café durante el embarazo?, por completo no y dependiendo del caso, los expertos indican que un aporte mínimo que no supere los 300 miligramos de cafeína no produce ningún efecto contradictorio ni en el bebé ni en la madre, es más, indican que tiene un efecto positivo y saludable provocando bienestar, eliminando la fatiga y favoreciendo las funciones intelectuales entre otras cuestiones. Sólo existen contraindicaciones cuando la futura mamá presenta algunas molestias como pudieran ser las de tipo digestivas (acidez, pesadez de estómago, etc.) y por tanto será necesario eliminar la ingesta de café u otras bebidas que contengan cafeína.
Estos síntomas suelen darse durante los tres primeros meses de embarazo causados por el cambio hormonal y durante los últimos tres meses por la presión ejercida del feto sobre el estómago. La cafeína hace que el estómago produzca mayor cantidad de ácido clorhídrico y de pepsina (sustancia que interviene en la digestión de las proteínas) lo que explica por qué las bebidas con cafeína están desaconsejadas cuando se sufren trastornos digestivos.
Aunque dependiendo de la persona es difícil sustituir el sabor del café, se puede optar por algún tipo de infusión como una hierbabuena o una manzanilla y preferiblemente después de las comidas, ya que ayudan a realizar la digestión.
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