Si tienes hijos, es más que probable que te haya tocado llevarte a casa la mascota de clase de tu hijo. Parece un simple peluche, pero no lo es. La mascota de la clase tiene más vida social que cualquier de nosotros y requiere de unos "cuidados" muy especiales.
Eugenio d'Ors es un padre al que hace pocos días, al ir a buscar a su hija al colegio, la profesora le informa que les ha tocado llevarse la mascota de clase el fin de semana. Lo relata todo en un hilarante hilo de Twitter sobre la "inolvidable" experiencia convertida en "pesadilla", que se ha vuelto viral.
¡Qué suerte! ¡Te ha tocado!
Perdonadme que no hable de política pero esto os lo tengo explicar.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Hoy he ido a buscar a mi hija pequeña al colegio. La verdad es que estoy algo angustiado. Diría incluso que estresado. Os cuento.
Llego. La profesora: "Espérate un momento que te explico". Pues vaya. Llego el primero para tener que esperarme hasta el final. Paciencia. Me espero con mi hija. Yo en voz baja ya le voy diciendo "¿qué has hecho? Adelántame algo por Dios". Mi hija no sabe.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Al fin se van todos los niños. Se acerca la profesora con una bolsa llena de objetos. De la bolsa saca una especie de monigote de trapo. Poniéndole voz de muñeco (la profesora) y con el monigote dirigiéndose a mí, me dice "HOLA, SOY TRAPITOS".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Esto no me puede estar pasando.
La verdad es que no sé si dice Trapitos, o Trapetes, o Trapillos, es un derivado de trapo seguro, soy fatal para los nombres. Sigue dirigiéndose a mí con voz de monstruíto: "ME VOY CON VOSOTROS, ¿PUEDO?". Esto es bochornoso. No sé si tengo que hablar con el muñeco o qué.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
"Sí, claro", contesto, mirando al muñeco y luego a la profesora, que me observa sonriente. Por fin pone voz normal: "Es la mascota de la clase. Esta semana le toca a tu hija". Y yo "Ah, perfecto, pues genial, venga, hasta luego". La profesora: "Espera, espera, QUE TE EXPLICO".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
'Trapitos' con instrucciones
Y empieza a explicar. Saca una caja de la bolsa. "En esta caja, tu hija tiene que poner un objeto suyo que nos lo quiera explicar". Mi hija "El piano, papá". Yo: "El piano no cabe". Mi hija "Yo quiero el piano". Yo: "Luego lo hablamos". "El piano". "Cállate". Lloros.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
La profesora: "Si no cabe puede ir fuera". Mi hija "¿Ves papá? (llorando)". La profesora: "Tampoco tiene por qué ser un objeto". A ver señora céntrese. Sigue: "Puede ser una foto, un libro, un sonido (¿?), un pergamino (¿¿?? os juro que ha dicho pergamino)".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Saca una carpeta de la bolsa: "Aquí hay unas hojas que te lo van explicando todo". Empieza a sacar cartulinas: Quién soy, Cómo soy, Mi dibujo, Mis papás, Mis hermanos... "En estas hojas se tienen que pegar fotos y al lado explicar qué es". Yo: "¿La niña?". La profesora: "Tú".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
"Fotos desde que nació hasta ahora: de bebé, del biberón, de cuando llevaba pañales, de cuando se los quitó, de cuando se cagaba encima, de cuando vomitaba la sopa, de cuando cumplió un año, de cuando llora, de cuando ríe, de cuando grita, de cuando cumplió dos...".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Todo con su correspondiente redacción al lado. Os juro que hay mínimo treinta cartulinas para llenarlas de fotos. Yo: "Es que en casa no tengo impresora (a ver si cuela)". La profesora: "ESTO YA SE AVISÓ". Yo: "Cuándo". La profesora: "En la reunión que no viniste". Bien.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Cuando creía que ya estaba, saca un dossier de esos de fundas transparentes. "Esto es la carpeta de Trapitos" (o Trapillo, o Traperos, o yo qué coño sé). "Aquí tienes que pegar fotos del fin de semana, y en esta hoja hay que explicarlo todo". UNA HOJA DIN A4 PARA RELLENAR.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
"Las fotos pueden ser de varios tamaños, es en plan collage. Pero tiene que salir Trapitos (o Trapote, o Trapolla, o como mierdas se llame)".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Yo: "QUE NO TENGO IMPRESORA". Ella: "YA ME LO HAS DICHO". Se respira tensión.
Yo: "¿Y si el fin de semana no hacemos nada". Ella: "Algo haréis". Yo: "¿Además de las necesidades básicas y vitales, hay fines de semana que no hacemos nada relevante, y puede que este sea uno". Ella: "Pues tenés que hacer algo porque aquí hay que poner fotos".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
Yo: "¿Y esto para cuándo es? ¿Para el mes que viene?". La profesora: "PARA EL LUNES". Yo, acojonado y con la voz temblorosa: "¿Para qué lunes...?". Ella: "Para ESTE lunes. PASADO MAÑANA".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
A ver. POR FAVOR.
Total, que estoy de los nervios. Me han mandado deberes. Voy a ir de culo. A VER QUÉ NOTA ME PONEN.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 9 de noviembre de 2018
No paro de hacer fotos para que no me falte material. QUÉ ESTRÉS.
De verdad, ¿esto es normal? AYUDADME.
El inolvidable fin de semana con 'Trapitos'
Bueno, pues como sois muchos los que, a raíz del hilo, me habéis pedido que os cuente el desenlace de nuestra experiencia con Trapitos (o trapillo, o lo que sea), os voy a dar cuatro apuntes de lo que ha sido un inolvidable fin de semana con la mascota. https://t.co/s8OEfHnymd
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Viernes por la tarde: Trapete no sale de la bolsa. Podríamos decir que no ve la luz del sol. Tenemos visita familiar en casa y la verdad es que, en cuanto escribí el hilo, me olvidé de él. Mi hija mucho antes: mi hija se olvidó en cuanto salió por la puerta de la clase.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Bueno, no se olvida del todo. En un momento de despiste, oigo desde la cocina un ruido parecido a cuando arrugas papeles. Parecido no: UN RUIDO DE ARRUGAR PAPELES.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Adivinad qué papeles son.
Pues eso. Que mi hija, curiosa, ha sacado todos los papeles del dossier y, al intentar meterlos, como era incapaz, los ha presionado todos dentro de la bolsa, y los ha dejado completamente arrugados.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Esto no ha hecho más que empezar, señores.
Por la noche, tras intentar "planchar" los papeles arrugados, por fin sacamos a Trapero. Pienso: "haz todas las fotos que puedas ahora, que lo tienes a mano. Vete tú a saber dónde está el muñeco dentro de un rato".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Efectivamente.
Cuando quiero echar mano otra vez del muñeco, nadie sabe dónde está.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
A todo esto, le tengo que explicar varias veces a mi mujer todas las tareas encargadas, porque no da crédito. Primera discusión: "Ya te he dicho que necesitábamos una impresora".
Toda la familia buscando al muñeco. Sus hermanos, como no lo han visto y no saben cómo es, me van trayendo todos los muñecos que se van encontrando. "No", "tampoco", "no", "¿¡QUERÉIS DEJAR DE TRAERME VUESTROS PUTOS MUÑECOS!?".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Al fin aparece. Debajo de una cama. Al fondo. Busco culpables. Silencio. Miradas bajas. No quiero saber, pero creo que ha sido la pequeña. No le gusta Trapitos. No le hace puta gracia.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Hora de dormir.
Resumiendo. Al día siguiente, vuelve a perderse. Revisan a fondo toda la casa y el muñeco no aparece.
En esos momentos ya empiezas a pensar en opciones: comprar otro muñeco, hablar con la profesora, cambiar de ciudad, servicios sociales, en fin, muchas cosas.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Vuelvo a casa con sus hermanos.
Cuando estoy llegando, sorprendeos.
A una manzana de casa, en la acera, veo una cosa amarilla tirada en el suelo. No puede ser. PUES SÍ. ES TRAPILLO. Mi hija mayor empieza a gritar desde el asiento de atrás: ¡EL POLLO, EL POLLO! (¿os había dicho que es un pollo o algo parecido?).
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Frenazo. "¡Baja y cógelo, rápido!".
Cuando llego a casa con Trapillo mi mujer no da crédito. Al parecer salieron a dar una vuelta con el muñeco y mi hija, en un despiste de su madre, lo dejó caer disimuladamente. ¿Os he dicho que no le gusta?
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
El sábado por la noche, con los niños acostados, acaba con mi mujer y yo buscando fotos de mi hija en ordenadores, tablets y móviles, y recopilando para hacer el álbum. Nos dan la una. Pedazo de sábado por la noche. A tope.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
¡Padres rebelaos!
El domingo, 'Trapitos' es completamente ignorado. El padre ha tenido que ir a la oficina para imprimir un montón de fotos (ha dicho que no tenía impresora en casa) mientras el resto de la familia está en una fiesta del colegio. Y al llegar a casa, "seleccionar, recortar, redactar, pegar, dibujar, colorear... todo esto con mi hija ya durmiendo".
Para acabar. Que la experiencia acabó siendo una "pesadilla" más que una bonita actividad familiar. Y acaba con un tuit en el que propone que los padres nos rebelemos:
Y que me gustaría contestaros a todos pero es imposible. Trapello se ha hecho viral. Eso sí, me he reído mucho con vuestros comentarios.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 11 de noviembre de 2018
Propongo que nos rebelemos contra las actividades absurdas que nos quitan tiempo familiar y nos encorsetan. ¡VIVA LA LIBERTAD!
Buenas noches.